Daniel Morales Escobar: «No al pin parental»

La mejor educación es aquella en la que se contrastan posturas y opiniones, incluso opuestas.

 

No al pin parental. Y no porque los profesores nunca enseñamos lo que nos viene en gana ni con los fines que nos da la gana, sino que lo hacemos ateniéndonos a unas leyes, decretos y órdenes que han salido de parlamentos y gobiernos absolutamente legítimos y democráticos, fueran del color que fueran, y que establecen claramente los contenidos y objetivos de cada asignatura. Por ejemplo, si impartes Historia del Arte, te atienes al Real Decreto 1105 de 2014, que aprobó el gobierno popular de Mariano Rajoy. Pero si das Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos tienes que seguir la Orden del 14 de julio de 2016, aprobada por la Consejera de Educación del gobierno andaluz en ese momento, la socialista Adelaida de la Calle.

Y lo mismo que el primero establece enseñar al alumnado diversos desnudos que son obras geniales del arte universal, como el David de Donatello, el de Miguel Ángel, la Venus de Milo, o la de Urbino, de Tiziano, o la del espejo, de Velázquez, así como los numerosos cuerpos masculinos desnudos de la bóveda de la Capilla Sixtina, pero en ningún caso para erotizar ni en una tendencia ni en otra a nuestros jóvenes alumnos y alumnas, tampoco la orden andaluza, que establece como contenido la «lucha contra los prejuicios racistas, xenófobos, sexistas, homófobos o por cualquier otra índole…», pretende fomentar la homosexualidad, la heterosexualidad ni ninguna forma de sexualidad, sino simplemente luchar «contra los prejuicios…».

Se podría objetar que la libertad de cátedra, contemplada en el artículo 20 de nuestra Constitución, hace que los profesores puedan salirse de lo establecido en los decretos y órdenes que regulan las materias e impartir contenidos no contemplados en ellos o con objetivos distintos a los fijados. Pero no es así: todos entendemos que cada una de esas normas está para cumplirla y que dicha libertad es la que nos permite elegir, no qué enseñar ni con qué fin, sino solo la metodología, la documentación, la bibliografía o, incluso, la colaboración externa considerada necesaria. Y es aquí donde entran en juego las actividades complementarias que organizamos, como charlas, talleres, exposiciones o visitas… para que la enseñanza ‘de lo que tenemos que enseñar’ sea mejor y que se han convertido en la primera diana del pin parental, pero que probablemente no sea la última.

En los institutos las actividades complementarias son decididas en el departamento, que agrupa a todos los profesores de una misma disciplina (Matemáticas, Historia, Filosofía…), por lo que las posibilidades de aprobar una ‘excentricidad’ se reducen, dado que muy pocas veces un departamento es unipersonal. Después, cada actividad propuesta tiene que pasar al Consejo Escolar, donde están los padres y madres, y ser allí aprobada. De hecho, los profesores planificamos en los departamentos todas las actividades desde el inicio de curso para que lleguen con tiempo a ese órgano y logren su visto bueno. Y seguro estoy de que en los colegios el procedimiento es parecido, de manera que siempre sea una decisión colegiada y, por ello, con escasas posibilidades de ser un error.

Ahora determinadas fuerzas políticas proponen el pin parental, que permita a los padres desautorizar la asistencia de sus hijos a actividades complementarias del centro que vayan contra sus valores morales. ¿Es conveniente? Rotundamente no. La mejor educación es aquella en la que se contrastan posturas y opiniones, incluso opuestas. Lo que deben hacer los padres no es impedir a sus hijos escuchar las ideas de los demás, sino darles libertad y orientarles para que ellos mismos, conociendo todas, elijan las mejores con claro convencimiento. Esto es educar. Lo contrario, solo prohibir e imponer.

Por otro lado, ¿puede ser el pin parental una forma de censura del trabajo de los profesores? Y de serlo, ¿no iría contra el artículo 20 de la Constitución, que establece que «el ejercicio de estos derechos (entre ellos la libertad de cátedra) no puede restringirse mediante ningún tipo de censura previa»? Las respuestas las tienen los juristas.

DANIEL MORALES ESCOBAR. PROFESOR DE IES. GRANADA

(NOTA: Este texto de Daniel Morales Escobar se ha publicado en la pág. 23 del diario IDEAL de Granada, correspondiente al miércoles, 28 de enero de 2020)

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