La vida y la obra de Agustín Morales Jiménez se mueve entre la ortodoxia de la tradición cerámica granadina y los experimentos de vanguardia
Agustín ha sido el receptor de enseñanzas milenarias.
Recoge de las primitivas culturas humanas, de la cerámica oriental, de la barroca, de la neoclásica, de las vanguardias
Ideológicamente, bebe de las nubas hispanomusulmanas, de los cantos polifónicos cristianos, de las gacelas místicas, de las metáforas lorquianas.
Su vida ha sido un largo aprendizaje
El oficio, del maestro Agustín Morales Alguacil
Los avances industriales, en la escuela de Ingeniería Industrial
Los complejos mecanismos sociales, en la Facultad de Filosofía y Letras
La técnica, en la Escuela de Artes de Granada
El resto, de sus viajes por el mundo y de sus compañeros de vida..
Es un personaje digno de esta galería de retratos.
Agustín siempre camina despacito. Nos gusta encontrárnoslo en la Gran Vía levantada por su abuelo materno. No sólo de arquitectos vive el urbanismo de las ciudades. Su abuelo José Jiménez Huertas y su tío materno, José Jiménez Callejas fueron algunos de los más avezados constructores del ensanche urbanístico de Granada. A ellos se les deben las obras del Banco de España o de la Plaza de Toros, así como de otros tantos edificios, como atestigua la documentación aparecida recientemente al desmontar la tienda familiar de la Plaza de San Isidro y que ha sido donada por la familia Jiménez al Ilustre Colegio de Arquitectos de Granada.
Agustín piensa, como Fito Cabrales, que las prisas no son buenas. Pero él, a diferencia del vasco, nunca llevaría dobladita con cuidado la chaqueta. El la llevaría impecablemente planchada y colocada sobre sus hombros, no en vano es uno de los señores que más y mejor practica la elegancia en Granada.
El suyo es un estilo británico que gusta de los cuadros, ya sean galeses o escoceses, de príncipes o de clanes. Gusta y necesita del color. Gusta de grises y burdeos.
Esa manera de andar, de vestir, de ser elegante, es una forma de ser artista.
Ese es el hombre. Pero para que Agustín se llame Morales Jiménez , el artista…fue necesario un ancho espacio y un largo tiempo…que diría el poeta Ángel González
Para que Agustín fuera ceramista fue necesario que Manuel Nicomedes Morales Jiménez contrajese matrimonio con Doña María Josefa Alonso Villegas, y que ambos, hijos y nietos de alfareros, fusionaran, a mediados del s. XIX, la fábricas del desamortizado convento de San Antonio que luego pasaría a llamarse de Fajalauza por cercanía con el arco del mismo nombre.
Fue necesario, asimismo, que Manuel Morales Alonso, su abuelo, allá por los años veinte bajara del Albaicín a las Eras de Cristo, siguiendo el agua del barranco y allí montara fábrica, la de San Isidro, frente a la ermita del mismo nombre ( y allí estuvo, hasta los años 60, cuando fueron expropiados y desplazados a la carretera de Jaén junto a la fábrica de azulejos).
Y fue allí donde, Agustín fue conocedor del barro de manos de su padre.
Aprendió el oficio a través de los sentidos. Oír, ver, oler, sentir.
Fue conocedor del lenguaje – Háganse un favor y lean en voz alta, muy lentamente, saboreando cada una de las evocaciones – …
Orzas, jarros de vinagre, herradas, lebrillos, morteros, soperas, zafas, benditeras, fuentes semillanas, tazones, queseras, ánforas, vasijas…que usábamos en un tiempo, antes de que la llegada de los plásticos inundará nuestros hogares de cacharrería sin alma.
Y conoció las técnicas del horno, del torno y que no le fueran ajenos los óxidos y los minerales
Y supo utilizar el instrumental: vaciadores, retorneadores, medias lunas, pinceles, pinceletas, cuchillos de tafilar, tornetas, jerías, espátulas, gumares, placas, trébedes, casetas….
Y cuando el destino considero que ya estaba listo se encargó de la fábrica de cerámica y de la de azulejos de la familia.
Pero este hombre tranquilo, que pasea por la Gran Vía despacito, necesitó dar forma material a su concepción de la vida. Y entonces, da forma a una obra orgánica, de barro– claro está- pero que requiere de otros materiales, del hierro, de la madera, del acero…y que necesita de la experimentación.
Nos declaramos incapaces de sintetizar la obra de Agustín Morales Jiménez. Así que hemos decidió incluir el diálogo que, creemos, establece entre su obra tradicional y la de vanguardia – léase sin pausas con ritmo creciente-
Del protagonismo del barro a la búsqueda de nuevos materiales
De lo macizo a la oquedad
De la planitud a la textura, al volumen
De lo estático a lo dinámico
Del equilibrio a lo ingrávido
De las alacenas a las grandes salas de exposiciones
De lo doméstico a lo público
De lo utilitario a lo simbólico
De los verdes, azules y morados – marrones- de la cerámica nazarí a los turquesas y los rojos
De la tradición granadina a la modernidad
De la ortodoxia a lo heterodoxia
Y crea esculturas bellas y delicadas que han visto la luz en sus muchas exposiciones individuales.
Agustín comparte espacios y búsquedas con otros artistas cerámicos como Agustín Ruiz de Almódovar, Esperanza Romero, Raúl Castillo, Eulalia Ariza Rubio, Antonio Martínez Gómez, Mª José Morales Jiménez, entre otros con exposiciones colectivas grupales- la primera en la Galería Aldaba de Madrid en 1987. La última, en 2017, en el Centro Gran Capitán junto a otros 16 artistas.
En cuanto a la cerámica tradicional granadina, la familia Morales Jiménez, ha echado el cierre. Su preciosista tienda de la esquina de San Isidro, está habitada ahora por los hermanos Ladrón de Guevara. Considera, una vez apagados los hornos de San Isidro, herederos a Cerámica los Arrayanes mientras aplaude a Cerámica Blas, Fajalauza y a Cerámica de la Encarnación.
Con esa elegancia que están demostrando para con la ciudad de Granada, los hermanos María del Carmen, Mª Dolores, Agustín, Inmaculada, Mª José y Manuel José han donado los fondos de la colección familiar, cerca de 500 piezas a la UGR para disfrute, conocimiento e investigación de las generaciones venideras.
Agustín Morales Jiménez, hijo de Dolores y de Agustín, cuyos conocimientos y oficios forman parte del patrimonio material e inmaterial de Granada, sigue creando.
Serie ‘La Historia sirve’ :
-
- Juan Santaella López, gestor y teórico de la Escuela democrática
- Mari Carmen Arroyo Maldonado, indispensable en la música coral universitaria
- Inma Bonet Bailén, la gran dama asiática
- Loli Zarza Ruíz, ‘Alcaldesa’ de la Placeta de la Cruz
- Agustín Morales Jiménez. El diálogo entre la tradición y la vanguardia del barro granadino
Próximas entregas:
- Águeda Toral López. Visión global del espectáculo teatral
- isabelperez.com La pionera granadina en la enseñanza de lenguas online
Carmen Gómez Letrán
Profesora de Geografía e Historia
IES Padre Suárez