Los primeros años de vida de un niño o una niña constituyen una etapa crítica, ya que durante este periodo se forman las raíces del desarrollo posterior, a nivel físico, psicológico y emocional. Es el momento en el que se adquieren las habilidades personales y sociales que van a influir en el desarrollo futuro de la persona. Se trata de un proceso continuo que supone la interacción entre factores biológicos, psicológicos y sociales. En esta concepción del desarrollo, la dificultad, deficiencia o alteración del desarrollo y Atención Temprana son conceptos inseparables ya que estas dificultades pueden compensarse mediante una intervención temprana que potencia la evolución personal y social del niño, de la familia y de su entorno.
No hay que rendirse
Quizás muchas familias no son conscientes de que, si empiezan a trabajar desde que sus hijos son pequeños, pueden lograr muchos avances en su desarrollo que les permitirá desenvolverse por sí mismos en un futuro. A veces tener un hijo con algún tipo de discapacidad se puede convertir en un handicap para muchas familias, pero nada más lejos. A veces el desconocimiento da lugar al desconsuelo, pero no han de dejarse llevar por lo aparente. Han de saber que existen herramientas a su disposición para ayudar a sus hijos a ser personas ‘normales’.
Es precisamente por esta razón, para dar a conocer los distintos medios que tanto las familias como los docentes tienen a su disposición, se han organizado las I Jornadas andaluzas ‘La Educación Infantil en la escuela de la diversidad’, que se celebraron en la Facultad de Ciencias de la Educación el pasado fin de semana, organizadas por Andadown, Granadown y la Universidad de Granada. «La participación ha sido un éxito rotundo. Ofertamos 600 plazas y las tuvimos que ampliar a 720, debido a la gran demanda que recibimos, no sólo de Granada, sino de toda Andalucía», dice Prudencia Isidro Quesada, profesor y vocal de Atención Temprana de Granadown.
Los principales objetivos de estas jornadas eran dar a conocer las peculiaridades del alumnado con Síndrome de Down de edades comprendidas entre los 0 y los 6 años y la respuesta educativa más adecuada; contemplar la Atención Temprana como la primera Educación Básica en el alumnado con necesidades educativas especiales; poner en común las distintas experiencias que se llevan a cabo a nivel andaluz; y crear un espacio docente de debate que favorezca la normalización de la escuela infantil.
En definitiva, dar información a todos los agentes que participan en la vida de estos pequeños, para que en un futuro logren alcanzar el máximo nivel de desarrollo personal. Y es que todos los esfuerzos van encaminados a desarrollar con éxito una educación de calidad y de igualdad para las personas que presenten diferencias en el aprendizaje.
«La inclusión real de los niños y niñas discapacitados en las aulas ordinarias es uno de los objetivos por los que se viene luchando desde hace años», así lo afirma Prudencia Isidro Quesada, que además de ser padre de una pequeña con Síndrome de Down, es profesor y vocal de Atención Temprana de la asociación Granadown.
Optimismo
«Hay que hacer mucho todavía, aunque lo vivimos con mucho optimismo», cuenta Quesada. Y es que desde Granadown no paran de trabajar en colaboración con los centros docentes. «El apoyo a los profesionales es fundamental. A veces los profesores se encuentran perdidos y no saben cómo actuar correctamente, así que organizamos grupos de trabajo en los que ponemos a su disposición unas líneas de actuación para que trabajen mejor», apostilla.
La atención personalizada es fundamental. Cada pequeño tiene unas necesidades determinadas dependiendo de su edad. «Cuando nacen, todos necesitan sesiones de fisioterapia, aunque habrá que realizarlas de forma individualizada dependiendo de la mayor o menor hipotonía (disminución del tono muscular) que presenten.», explica Quesada. Pero no sólo necesitan fisioterapia, sino que conforme van creciendo se va incrementando la atención, por ejemplo, con la logopedia. El habla es uno de los puntos débiles de los Síndrome de Down, pero no tiene por qué ser una barrera si se potencia a tiempo. Granadown cuenta con 44 profesionales –psicólogos, fisioterapeutas, maestros, logopedas…– que hacen un estudio personalizado de cada caso y trabajan todos a una.
El papel de las familias es fundamental. Son las encargadas de trasladar el trabajo que se hace en la asociación a casa. Han de darle una continuidad a todo el esfuerzo que hacen los profesionales y estar siempre al pie del cañón, sin rendirse, luchando por el futuro de sus hijos, ¿quién no lo haría? Han de seguir las pautas y realizar las actividades complementarias que se ponen a su disposición. En definitiva un trabajo en equipo para lograr los objetivos del conocido como ‘Método ecológico’, que no persigue otra cosa que la normalización.