Un recorrido inolvidable

¿Se puede ser romántico hoy? ¿Merece la pena serlo? ¿Tienen los jóvenes actuales algo de románticos? ¿Cabe siquiera hacerse estas preguntas en una sociedad en la que todo –o casi todo– está regido por la prisa y el materialismo? Fueron las cuestiones previas que se plantearon los docentes. Para encontrar la respuesta realizaron una actividad «poliédrica y ambiciosa» consistente en una ruta a pie por algunos de los lugares de Granada que atrajeron a los viajeros románticos del siglo XIX, para revivir antiguas leyendas tradicionales granadinas, traducidas por los propios alumnos del inglés al español.

Por las opiniones orales y escritas de los afortunados alumnos participante el objetivo de fomentar y profundizar en el conocimiento de algunos de los valores que rigen el sentir romántico, fue ampliamente conseguido. Tras su celebración todos se muestran satisfechos de haber vivido esta experiencia que no olvidarán durante mucho tiempo.

Éxito rotundo

La primera valoración que hacen los docentes no deja lugar a dudas: «Los alumnos que han realizado la actividad han disfrutado mucho más que con la mayoría de las actividades que les proponemos. Ha sido un éxito rotundo». Y es que el trabajo previo y la buena climatología otoñal de la jornada se conjugaron magníficamente para que el grupo disfrutara del recorrido por la plaza de Santa Ana, Carrera del Darro, Paseo de los Tristes, Cuesta de los Chinos, Cementerio de San José, Carmen de los Mártires, Bosques de la Alhambra, Cuesta de Gomérez y Plaza Nueva. Paisaje otoñal en la Cuesta de los Chinos

Y todo ello sin las habituales prisas, observando los pequeños detalles y sintiendo con todos lo sentidos. «Salimos una mañana de octubre –cuenta Juan Rodríguez– para mirar las hojas muertas de los árboles, en el suelo; para oír el agua, en las fuentes y en los regatos de la Alhambra; para oler las plantas silvestres del campo; para traer a la memoria viejas leyendas de amores auténticos; para comprobar que tenemos lágrimas que se escapan con el recuerdo de nuestros seres queridos, en el cementerio; para leer una poesía, con el espíritu del sublime místico San Juan de la Cruz al fondo, en los jardines encantados del Carmen de los Mártires; para sentir toda la fuerza de los misterios de Granada…»

 

Justificación de los profesores

 GRANADA ROMÁNTICA: UN PASEO PARA SENTIR
 
 ¿Se puede ser romántico hoy? ¿Merece la pena serlo? ¿Tienen los jóvenes actuales algo de románticos? ¿Cabe siquiera hacerse estas preguntas en una sociedad en la que todo –o casi todo– está regido por la prisa y el materialismo?

 Desde nuestra perspectiva de educadores, estamos convencidos de que ciertamente tienen cabida esas cuestiones. Es más, pensamos que es necesario planteárselas, y obrar en consecuencia, porque existe una tendencia generalizada a quedarse en la cáscara de las cosas, siendo tan jugoso lo que hay dentro… Viajamos en un reactor supersónico y no nos damos cuenta del disfrute que proporciona andar despacio y observar lo que nos rodea; sentarnos, también, en una colina y mirar en nuestro propio interior…, con el único fin de descubrir sentimientos.

 Con estas premisas –y preparados para afrontar una actividad pedagógica poco habitual–, los profesores de Literatura y de Inglés (Juan Rodríguez Titos y Antonio Sánchez García, respectivamente) del Colegio Ntra. Sra. de la Consolación, de Granada, programamos al inicio de curso una actividad conjunta, dirigida a los alumnos de 4º de ESO, con la intención de revitalizar el espíritu romántico que toda persona ─se supone─ lleva dentro, y al mismo tiempo para aclarar las ideas sobre qué es y qué no es el romanticismo.
       

El grupo en la Carrera del Darro

 La propuesta, que denominamos Granada romántica: Un paseo para sentir, consiste en realizar una ruta a pie por algunos de los lugares de Granada que atrajeron a los viajeros románticos del siglo XIX. Y hacerla, además, reviviendo varias leyendas tradicionales granadinas, traducidas por los propios alumnos del inglés al español. La actividad ─poliédrica y ambiciosa, es cierto– tiene como principal objetivo el fomento de algunos de los valores que rigen el sentir romántico: el idealismo, la sensibilidad, la expresión de los sentimientos, el ansia de libertad, el gusto por la naturaleza melancólica y la defensa de lo autóctono. Nada más y nada menos. Y todo ello dirigido a los alumnos de Secundaria de hoy día, de los que se dice son individualistas, insensibles, hueros… ¿Una apuesta arriesgada? Puede ser; pero merecía la pena intentarlo.   Un grupo de alumnas en el Carmen de los Mártires  

 El recorrido previsto, sobre el papel, era, ciertamente, de encanto: Plaza de Santa Ana, Carrera del Darro, Paseo de los Tristes, Cuesta de los Chinos, Cementerio de San José, Carmen de los Mártires, Bosques de la Alhambra, Cuesta de Gomérez y Plaza Nueva. Y había que realizar el paseo en un tiempo idóneo. En un tiempo «romántico». Por ejemplo,  el otoño.     

 Realizados todos los preparativos necesarios, concienciados los alumnos de la seriedad de la propuesta didáctica y ávidos de recibir emociones nuevas, salimos una mañana de octubre para mirar las hojas muertas de los árboles, en el suelo; para oír el agua, en las fuentes y en los regatos de la Alhambra; para oler las plantas silvestres del campo; para traer a la memoria viejas leyendas de amores auténticos; para comprobar que tenemos lágrimas que se escapan con el recuerdo de nuestros seres queridos, en el cementerio;  para leer una poesía, con el espíritu del sublime místico San Juan de la Cruz al fondo, en los jardines encantados del Carmen de los Mártires;  para sentir toda la fuerza de los misterios de Granada…

Y mereció la pena. Indudablemente. Porque nuestros alumnos comprendieron y vivieron –casi todos, eso sí– que la persona tiene múltiples facetas y necesita sensaciones que hagan vibrar el alma.

Juan Rodríguez Titos. Profesor de Lengua y Literatura

Una alumna lee una leyenda a la sombra de un árbolOPINIONES DE LOS ALUMNOS Y ALUMNAS

Mereció la pena 

A veces, no nos damos cuenta de la suerte que tenemos de vivir en una ciudad tan hermosa e histórica como Granada. Yo lo pude comprobar el pasado jueves, día 23 de octubre, con el Paseo Romántico. Hicimos un largo recorrido, y, aunque llegamos algo cansados, mereció sin ninguna duda la pena.

Comenzamos
por la Carrera del Darro y, aunque un poco incordiados por los ruidos de unas obras que por allí se estaban realizando, el profesor D. Juan nos enseñó la casa de Mariana Pineda y además un compañero, un poco más adelante, nos contó una leyenda sobre la Casa de Castril llamada “Esperando la del cielo”, que me llamó mucho la atención. La cuesta de los Chinos, aunque llegó un punto en que se hizo interminable, me recordó a los paisajes que tanto les gustaban a los románticos, así que nos pudimos meter un poco más en su piel. La siguiente parada fue bajo la Torre de las Infantas, para escuchar otra leyenda, llamada “Las tres bellas princesas”, una historia preciosa”, de Washington Irving.

Andando andando, llegamos al Cementerio, lugar que a mí me resultó muy duro. Allí pudimos ver la tumba de Ángel Ganivet y también al famoso “Señor del Cementerio”. Después llegamos al Carmen de los Mártires, que fue de lo que más me gustó, por sus jardines y también por las vistas que desde allí pudimos disfrutar, con nuestra ciudad a los pies. Por último bajamos por la Cuesta de Gomérez y ya volvimos al colegio.

Fue una experiencia maravillosa que, pienso, debería hacer todo el mundo, para conocer un poquito más a nuestra Granada y sus maravillosos rincones. Laura Morillas Martín    
 

Qué solos se quedan los muertos

El pasado día 23 de octubre los alumnos de 4º de ESO del colegio de Nuestra Señora de la Consolación realizamos una salida poco habitual.

 La salida consistía en un paseo romántico por la ciudad antigua y por los jardines más románticos de Granada, en el cuál visitamos muchos lugares en los que algunos de nosotros no habíamos estado nunca.

Cementerio de San JoséNuestro paseo romántico comenzó en Plaza de Santa Ana y continuó por la Carrera del Darro, pasando por delante de casas de personas tan importantes en Granada como la de Mariana Pineda o la Casa de Castril. Durante este trayecto todos disfrutamos de la belleza de los alrededores; al llegar junto a la Casa de Castril, escuchamos el relato de una antigua leyenda sobre dos enamorados, cuyo amor al final terminó en tragedia. Después, caminamos por el Paseo de los Tristes y llegamos, por la Cuesta de los Chinos, hasta la Torre de las Infantas, al pie de la cual escuchamos otra antigua leyenda sobre tres princesas árabes que se enamoran de tres caballeros cristianos. Durante todo este tramo del paseo, todos lo pasamos muy bien y disfrutamos mucho de la belleza del paisaje y del espíritu romántico que por allí se respira.

Sin duda, el lugar que más comentarios suscitó fue el Cementerio de San José. Muchos de los que fuimos a ese paseo romántico no pudieron evitar preguntarse, ¿qué tiene de romántico un cementerio? Yo respondo: el ambiente que se respira allí está lleno de paz, tranquilidad y, sobre todo, de tristeza por los que ya no están. Algunos salieron de aquel lugar llorando por la melancolía que suscitaba, otros comprobaron que Bécquer estaba en lo cierto cuando afirmaba “que solos se quedan los muertos”, pero a pesar de todo, la experiencia de visitar un cementerio fue fascinante para nosotros.

Pero de lo que no cabe duda es de que el lugar romántico por excelencia en Granada es el Carmen de los Mártires. La verdad es que a todos nos gustaron mucho sus jardines y aprovechamos al máximo el tiempo para recorrerlo de cabo a rabo, pensar en todas las cosas exóticas que allí hay, como los cisnes negros y los pavos reales, y también para echar fotos y tener un recuerdo de nuestro paseo romántico. También recorrimos un pequeño tramo de los alrededores y bosques de la Alhambra, que nos gustó bastante.

 En resumen, ese día casi todos captamos aquel espíritu en el que en su día ciertas personas creyeron hasta el punto de morir por él y que nos dejó grandes obras literarias. Ese espíritu al que llamamos Romanticismo. Arantxa Lorenzo Villén 
 
 
Granada se hace romántica

Granada, tierra romántica por excelencia, lugar donde las historias de amor y de misterio brillan con intensidad. El día de nuestro paseo, Granada, siempre bella, nos saludó con una mañana tenue y nublada, pero nos ofreció luego un magnífico cielo soleado para deleitar nuestro corazón con su eterno embrujo. Desde los romanos hasta los árabes, una inmensa legión de gentes han pasado por nuestra tierra y se han encandilado con su belleza; todos han ayudado a embellecerla. Cuna de extraordinarios hitos de la literatura, como García Lorca, Ganivet, Enriqueta Lozano o Martínez de la Rosa… La Alhambra, la Cuesta de los Chinos, el Carmen de los Mártires, el cementerio de San José, la Carrera del Darro… Las zonas que nosotros pudimos visitar fueron lugares que hicieron llorar a Boabdil al tener que despedirse obligatoriamente de ellos.  Jesús Lozano Gómez

Los sentimientos a flor de piel

El día  23 de octubre viví una de las mejores experiencias  de toda mi vida. Un grupo de alumnos de 4º de E.S.O., dirigidos por el Profesor D. Juan Rodríguez Titos, realizamos una excursión a la que se le conoce como “Paseo Romántico”, ya que tiene como finalidad conocer a fondo los lugares más románticos de Granada y que salgan a flor de piel los sentimientos.

Detalle de la Casa de CastrilEl paseo comenzaba atravesando el Triunfo, por la Plaza de la Libertad, donde fue ejecutada Mariana Pineda, y llegando hasta la iglesia de Santa Ana. Más adelante conocimos la casa natal de la gran Heroína de Granada, y la Casa de Castril; también hicimos el paseo del Darro, donde la naturaleza se hace dueña y señora del paisaje, con la Alhambra ahí arriba. Subiendo por la llamada Cuesta de los Chinos, se nota como la tranquilidad y la paz te invaden. El paseo nos llevó hasta lo más alto de Granada: el cementerio, donde la tristeza es algo incontrolable. Por último, visitamos uno de los lugares más bonitos de Granada, el Carmen de los Mártires, un lugar espectacular debido a que lo que más resalta es el color verde, y donde los animales están muy presentes, ya que se encuentran pavos reales, el cisne negro, pájaros…Un lugar especialmente romántico.

     A la vuelta, piensas  y te das cuenta  de que es  un paseo que  nunca has realizado de esta manera, que has conocido lugares que aún no conocías, que has vivido una serie de emociones que nunca habías sentido, que se lo recomendarías a todo el mundo; en definitiva, ¡ES ALGO  QUE VOLVERÍAS A REPETIR MILES DE VECES! Yaiza Mª López Huertas 

 

Un mundo diferente 

“Romántica”, sí, ese es el adjetivo que describe a la perfección nuestra ciudad, Granada.

La Gran Vía te produce esa sensación de vacío social, como el que causan  las ciudades de hoy en día. Pero al pisar Plaza Nueva y Plaza de Santa Ana te adentras en un mundo muy diferente. Conforme avanzas, gran cantidad de sentimientos y pensamientos recorren todo tu cuerpo.

Pero vayamos
por orden. Al principio de todo, se encuentra la Iglesia de Santa Ana, según  seguimos andando junto a la ribera del Darro, se contempla un paisaje melancólico y antiguo, aunque, después de tantos siglos, lleno de vida y misterio. El “Paseo de los Tristes”, su nombre lo dice todo, un paseo lleno de emociones,   pensamientos, donde nos encontramos libres y sobre todo donde lo más profundo de nosotros mismos fluye inmerso en el paisaje. En ese momento, lo que más se desea es poder llegar al corazón de Granada, la Alhambra, a la que accedemos a través de la Cuesta de los Chinos, una cuesta bastante larga, pero que apenas se hace pesada ya que vas rodeado por la naturaleza de sus alrededores. Al llegar, ves esa gran obra de arte, y una vez más comprendes por qué es tan apreciada en todo el mundo. Pero, donde mejor podemos sentirnos románticos es en el cementerio de San José, lugar en el que, ante todo, predomina ese ambiente triste y melancólico. Por último, el gran Carmen de los Mártires. Personalmente, es el mejor lugar para terminar este precioso paseo. En cada uno de sus rincones, puedes encontrar un sentimiento. Un lugar tranquilo, sosegado, con un aire misterioso, bello, con abundante naturaleza…Un lugar donde hasta el más ilustrado se siente romántico.

Como veis, Granada cautiva a todo el que la visita, porque es una ciudad donde se puede sentir eso que llama romanticismo. María Garrido Barros 

Paseo por la romántica Granada

Por la carrera del Darro

El pasado jueves, 23 de octubre, fue un día lleno de sentimientos y de emociones fuertes. Hubo muchas cosas que me emocionaron, pero yo destacaría en especial el Carmen de los Mártires y todo el recorrido que hicimos por la Carrera del Darro. Todo estaba lleno de romanticismo: el cielo nublado, las hojas secas en el suelo, los árboles tristes, las sombras, las parejas de enamorados… La visita al cementerio fue para mí demasiado fuerte, porque desde que entramos sentí algo en mí, como un sentimiento de tristeza que me superaba. Por eso lloré durante la media hora que estuvimos dentro, recordando a mis seres queridos que ya no están conmigo. Pero la evaluación general que yo hago de este paseo es que fue divertido, entretenido y diferente, que gustó a todo el mundo.  Patricia Rosa Pereira
 
Más orgullosa de mi ciudad 

Como buena granadina, creía que conocía mi ciudad; pero en este paseo me he dado cuenta de que no sabía tanto como pensaba. He podido descubrir el lado romántico de Granada y puedo confesar que desde ese día estoy más orgullosa de la ciudad en donde vivo. Recomiendo que realicen este paseo, especialmente a los granadinos, porque está lleno de lugares colmados de belleza y de significado, por los que pasamos cotidianamente sin hacer aprecio de ellos. Lucía Alcaide Camino 
 
Bajo un cielo gris plomizo 

Me ha parecido un paseo muy bonito por la variedad de paisajes que hemos contemplado a lo largo de la ruta, lugares que nos han transmitido muchas sensaciones y una enorme variedad de sentimientos. A este paseo también le ha acompañado la estación del año, porque el otoño es el momento más romántico, con la caída de las hojas y el gris plomizo del cielo.  Sergio Escoriza Estévez  

Una experiencia para repetir

El paseo que hicimos el jueves, 23 de octubre por Granada me pareció fascinante e inigualable. Las angostas y típicas calles, los caserones granadinos, se fundían con la maravillosa arboleda y los riachuelos que nos ofrecía el paisaje. Las cuestas de piedra conducían hasta los bosques y los palacios de la Alhambra, donde hicimos un breve descanso para después retomar la marcha. Nos adentramos en el cementerio, que despertó en mí diversas emociones, no sé si miedo o tristeza, para alegremente acabar en el Carmen de los Mártires, donde las luces y sombras me hicieron disfrutar de un magnífico paseo. Fue una experiencia que me encantaría repetir. Sandra Quintana Alonso 
 

Redacción

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