–¿Qué es la Red IRES y quiénes la integran?
–La red IRES es un colectivo de docentes de todos los niveles del sistema educativo que tratamos de llevar en nuestras clases un modelo de enseñanza basado en la investigación de alumnos y profesores. El alumno aprende investigando y el docente mejora sus clases reflexionando e investigando, a su vez, su propia práctica. Por último, consideramos que el currículum ha de ser abierto y flexible y que es la comunidad educativa y los equipos de docentes quienes han de concretarlo y experimentarlo. A este modelo lo denominamos MIE (Modelo de investigación en la Escuela) y se concreta en doce puntos que se pueden consultar en nuestra web.
–¿Cómo surge el manifiesto pedagógico ‘No es verdad’?
–Surge como reacción a diferentes artículos de prensa de escritores, catedráticos y personas de relevancia social, en los que demuestran un desconocimiento preocupante sobre la situación real de la escuela y sobre las medidas a adoptar para paliar el fracaso escolar. Un buen ejemplo es el artículo de Arturo Pérez Reverte, novelista y académico de la lengua, titulado «Permitidme tutearos, imbéciles«, que no tiene desperdicio. También es la respuesta a determinados textos que han circulado entre los profesores, especialmente de Secundaria, en los que se critica y se ridiculizan los enfoques pedagógicos que ponen el acento en la actividad y en la participación del alumnado. Un ejemplo significativo es el ‘Manifiesto antipedagógico’.
–¿También por el efecto multiplicador de los medios de comunicación?
–En efecto. Surge también como respuesta a determinadas noticias alarmistas de los medios de comunicación en relación con la llamada ‘violencia escolar’, en los que se tienden a presentar casos muy concretos como algo frecuente y habitual. Todas estas situaciones son causa y efecto, al mismo tiempo, de una serie de lugares comunes que circulan en la sociedad sobre la escuela, los niños, niñas y adolescentes que están muy lejos de la realidad. El fracaso escolar no es la consecuencia de que la escuela haya cambiado el modelo educativo tradicional, sino todo lo contrario, el fracaso se debe a que en la escuela sigue predominando, aún hoy, un modelo tradicional, transmisivo y obsoleto.
–¿Cuáles son los principios de la escuela que proponen?
–Necesitamos una escuela centrada en los alumnos y en su desarrollo integral, no sólo conceptual. Donde los contenidos, en la enseñanza obligatoria, se relacionan con las cuestiones relevantes de la realidad de hoy y del futuro. Una escuela activa e investigativa, donde el alumno deje de ser objeto de adoctrinamiento académico y pase a ser sujeto de aprendizaje. Una escuela con formas de evaluación que informen y formen a todos los implicados, y que busque la mejora de los procesos, y no la mera sanción. Una escuela con espacios y tiempos adecuados para los ritmos y necesidades de niños, niñas y adolescentes. Una escuela con docentes motivados, comprometidos y bien preparados profesionalmente para la tarea de educar. Una escuela, en suma, pública y laica, donde la democracia y la participación sean la garantía de una auténtica gestión comunitaria y autónoma.
–¿En qué fase se encuentra?
–Hasta ahora, al mes de iniciar la campaña, se han recogido cerca de 1.700 firmas y unos 3.000 euros de aportaciones económicas. Estamos sólo al principio, pretendemos incrementar significativamente esta cifra y dar a conocer el Manifiesto, y una representación de los firmantes, en un anuncio de página completa en un periódico de difusión estatal. Han firmado colectivos muy significativos de los Movimientos de Renovación Pedagógica (Rosa Sensat de Cataluña, Acción Educativa de Madrid, también personas relevantes del mundo educativo como Gimeno Sacristán, Ángel Pérez Gómez, César Coll, etc.
Estereotipos combatidos por el manifiesto pedagógico
Según este docente los principales estereotipos que se pretenden combatir con el Manifiesto pedagógico “No es verdad” son: a) la idea de que en la escuela española predomina un modelo permisivo, no transmisivo, donde los estudiantes se dedican todo el tiempo a hacer actividades en grupo, poco relevantes y donde los contenidos de siempre ya no se enseñan (es lo que algún columnista ha llamado despreciativamente «la Pedagogía de la plastilina»); b) La idea de que los niveles de los contenidos bajan (cualquier padre o madre que vea los libros de texto de sus hijos puede comprobar que eso no es cierto); c) La idea de que los alumnos de hoy son peores que los de antes y d) La idea, absolutamente errónea, de que los profesores de hoy tienen un exceso de formación pedagógica y un déficit de formación en los contenidos, pues o que ocurre realmente es precisamente lo contrario.
Para conocer el Manifiesto en detalle y firmarlo NO ES VERDAD