«Entonces nos planteamos investigar sobre el que quizá sea el tema clave de la producción artística femenina en estos momentos en los que ya las polémicas sobre la existencia de un arte netamente femenino han pasado a la historia. Ahora el problema es otro. Se trata de delimitar ese arte realizado por mujeres, o dicho de otra manera, de averiguar si existe un lenguaje artístico propio de la mujer, si ésta, como artista, cuenta con una tradición que le permita -o le facilite- la creación de obras que puedan pasar a formar parte del patrimonio cultural universal».
Así lo explican los responsables de la escuela, que consideran que sin esa tradición, el artista individual no es nada. «Con gran claridad lo veía Virginia Woolf -continúan- al enfrentarse con el problema de la creación literaria de las mujeres: «… Las obras maestras no son realizaciones individuales y solitarias; son el resultado de muchos años de pensamiento común, de modo que a través de la voz individual habla la experiencia de la masa» (V. Woolf: Una habitación propia).
Siglo XX
Quizás, por eso, la aportación más interesante de las artistas de finales del siglo XX y comienzos del XXI sea precisamente el intento de enraizar su obra en una tradición propia, lo que las lleva a buscar su forma de expresión (sus signos, sus materiales) en la producción artesanal o doméstica que durante miles de años ha estado en manos de las mujeres, aunque casi siempre, con una finalidad práctica inmediata -cubrir las necesidades del entorno familiar o poco más-, y casi nunca para salir a la esfera de lo público, donde se manifestaba el ‘arte auténtico’. «Así, la producción artística femenina, a pesar de haber dado los más refinados, elaborados y bellos productos artísticos, quedó eliminada de los circuitos de exhibición y comercialización del arte, y por tanto, relegada a un segundo plano, con frecuencia invisible, como todas las producciones femeninas».
Pero parece haber llegado la hora de rescatar esa tradición, para, partiendo de ella, conseguir un lenguaje propio y original, que es el sello de las creaciones artísticas que más valoramos.
«Muchas de las creadoras que están en activo actualmente han optado decididamente por la expresión a través de los tejidos o la cerámica -dos de las artesanías más claramente vinculadas al trabajo femenino-». Entre ellas están Magdalena Abakanowicz, Leonore Tawney, Louise Bourgeois, Miriam Schapiro, Judy Chicago, Tracey Emin, Annette Messager, Janine Antoni, Teresa Lanceta, Iratxe Larrea, Ghada Amer, Rosemarie Troquel, etc.
Prendas
El Departamento de Textiles Artísticos (Ciclo de Tapices y Alfombras) de la Escuela de Arte de Motril ha presentado este año, entre otras, una instalación a partir de prendas tejidas por mujeres, por medio de la cual avanza también en el terreno de la creación de un lenguaje artístico propio y nos invita a reflexionar sobre el valor de esa tradición femenina en la creación del arte actual hecho por las mujeres. «Y que es posible que en el futuro forme parte de una tradición que podamos llamar, con razón, universal. Para ello estamos trabajando», terminan.
Dicen que Picasso, nada más dar el último y delicado brochazo a las señoritas de Avignon, miró a su obra y dijo algo así como: «Arte sobre arte». Esa frase es más un rumor que corre entre aulas de arte que una sentencia recogida en algún diario personal. En cualquier caso, bien vale para cerrar con una idea preciosa que lanzamos desde aquí inspirados por el trabajo realizado en la escuela motrileña: «Arte haciendo arte». Ánimo, artistas.