–¿Qué recuerda de su etapa de catedrático de Filosofía en los IES Ilíberis y Albaycín?
–Fue durante toda la etapa de transición democrática española pues me marché a la Universidad en el año 90. Recuerdo que fue una época en la que se tenía ansias de adquirir toda la cultura que no se tenía y, en cierta medida, el profesorado formamos una generación que hizo todo lo posible por democratizar la cultura, pues había muchas personas que nadie de su familia había tenido la posibilidad de acceder a la Universidad. Por ello, el alumnado de entonces y el de ahora, como yo veo con mis compañeros, es muy distinto, y no lo digo sólo en el aspecto negativo sino también en que la actual sociedad de la información obliga a plantear de otra forma la educación y la propia enseñanza.
–Lleva varios años trabajando sobre competencias básicas como demuestra las distintas publicaciones editadas sobre esta temática ¿en qué consiste el Proyecto DeSeCo?
–El profesor Pereyra y yo hemos editamos el informe final de DeSeCo, el proyecto más importante que ha llevado a cabo la Unión Europea a través de la OCDE, sobre competencias básicas o ‘competencias clave para la vida’ como le denominan y que aquí hemos traducido en ‘Competencias clave para el bienestar personal, social y económico’. En mi opinión es una de las mejores conceptualizaciones de lo que es competencia y una clasificación de cuáles son las competencias claves para la ciudadanía del siglo XXI.
–A este informe le sucedió ‘Educación para la ciudadanía. Algo más que una asignatura’ publicado por Graó. ¿Cuáles eran sus objetivos?
–Pertenezco al Proyecto Atlántida, proyecto de innovación sobre educación y cultura democrática muy implantado en toda España del que se puede saber más en su página web: www.proyecto-atlántida.org. Cuando salió la propuesta del Ministerio de Educación, tanto de competencias básicas como de ciudadanía, entendimos que podría ser una de las bases para renovar el currículum escolar si se entendía que no era otra asignatura a la que valía poco dedicarle una hora o dos horas de clase si no, en un sentido más amplio, como la formación que se necesita para ejercer la ciudadanía activa, como es su lema en la Unión Europea.
–Ha continuado profundizando en este tema como se puede ver en su último libro editado por Ecoem ‘Ciudadanía y competencias básicas’, ¿en qué medida se relacionan ambas?
–La propia Unión Europea, al plantear el tema de las competencias básicas, lo ha hecho en el sentido de qué se necesita para que una sociedad que tiene riesgo de exclusión pueda integrar de modo inclusivo a toda la población y, desde esa perspectiva, qué cultura es imprescindible que debe ser garantizada a todos los ciudadanos. No se trata, como dicen muy bien los franceses, de lo que todos tienen que saber sino de lo que pretendemos que nadie puede ignorar. Esta es la cuestión: lo que se requiere para realizarse personalmente, integrarse social y laboralmente, ejercer la ciudadanía activa y aprender a lo largo de la vida.
–¿Cómo se pueden integrar las competencias básicas dentro del currículum escolar?
–Este aspecto hay que decirlo con toda la gravedad que tiene que no se puede hacer tal y como se ha establecido hasta ahora. Por una parte están las competencias básicas y por otro el currículum tradicional de las diferentes materias con sus objetivos, contenidos y criterios de evaluación. De esta forma las competencias básicas quedan, al igual que ocurrió con los temas transversales, como algo que hay que introducir de modo forzado en las propias áreas. Creo que sólo partiendo de un proyecto educativo que reflexione claramente cuál es la cultura básica que pretendemos trasmitir y, a continuación, qué hay que hacer para que nadie salga de la escuela sin haberla adquirido. Esa perspectiva de que las competencias se conviertan en los objetivos finales sería una primera base y a partir de ahí establecer qué metodología hay que seguir, qué contenidos hay que enseñar, etc. Es en cierta medida replantear las asignaturas.
–El último capítulo lo dedica a la evaluación de las competencias ¿Cómo se puede desarrollar?
–También en esto hay que decir que los formatos mismos que han aparecido a partir de la aplicación de la LOE son los formatos tradicionales donde, si uno mira, se evalúa por áreas y donde las competencias básicas están ausentes. Esto es también un grave hándicap. En el programa Séneca si un centro hace un proyecto educativo en base a competencias no tiene modo de evaluarlo oficialmente. Las competencias se evalúan de otra manera porque ser competente no es saber una cosa, es saber aplicarla, saber resolver una situación compleja. Desde esa perspectiva no basta el conocimiento de un determinado contenido si no la aplicación del mismo. Esto implica que evaluar esas competencias sólo tienen sentido si se han trabajado en clase de modo que a través de un conjunto de tareas al alumno se le haya capacitado para resolver ese conjunto de problemas. Un examen tradicional no sirve para evaluarlas. Un conjunto de problemas que implique la puesta en práctica de los conocimientos adquiridos y resolver exitosamente una situación ese es un modo para evaluar pero no tiene sentido evaluar competencias si no se han trabajado de modo congruente en clase.
APUNTE
Democratizar el éxito educativo
Bolívar califica de “interesante” el discurso inicial de la nueva consejera de Educación, Mar Moreno, pues en su opinión podría, incluso, ser la base de un pacto educativo. En el mismo venía a decir que Andalucía ya ha convergido o nos hemos acercado a Europa en lo que es una convergencia económica se refiere, pero estamos muy lejos de lo que sería una “convergencia educativa” cuyos objetivos comunes fueron fijados el año 2000 conocidos como Estrategia de Lisboa o de “Educación y Formación 2010”. “Si no los podemos alcanzar para esa fecha que está encima, será en el 2015 o en el 2020 pero en cualquier caso tiene que ser ese objetivo que se llama en Europa éxito educativo para todos los alumnos o en los términos que ha dicho la consejera en democratizar el éxito escolar. Cuando se plantea, en cualquier país europeo, el ‘éxito educativo para todos’ lo primero que hay que ver es a qué nivel se plantea. Evidentemente si el éxito es que todos sepan los contenidos que hay ahora mismo en todas las asignaturas de la ESO pues seguro que no van a llegar. Tal y como se hace en Europa hay que vincularlo con la adquisición de las competencias básicas y en nuestro caso es que nadie salga del sistema educativo andaluz sin haber adquirido esas competencias básicas en el grado de desarrollo fijado para cada una”, puntualiza.
Para conocer mucho más la labor investigadora y otras publicaciones: ANTONIO BOLÍVAR