– PRESENTACIÓN DEL LIBRO LA VOZ DEL SILENCIO, DE ANTONIO FUNES, por Juan Rodríguez Titos
Día 3/7/2009. En PP. Redentoristas de Granada
Un saludo afectuoso a todos los presentes.
Gracias a Antonio Funes por invitarme a hacer la presentación oficial de su segundo libro.
Antonio Funes es, para mí, el arquetipo del caballero del siglo XXI. Lo digo, salvando todas las distancias, haciendo un símil con Garcilaso de la Vega, que se tiene como modelo del caballero del Renacimiento: soldado y poeta. Para mí –repito– Antonio lo es de los tiempos actuales, pues lleva en sí, indisolubles, la prestancia del poeta y la fortaleza del deportista.
Y he de decir, inmediatamente, que si bien la segunda cualidad que menciono –la de futbolista consumado– siempre la vi palpable, evidente a todas luces, la primera –la de poeta, la de escritor lírico– se me ha revelado, como una gratísima sorpresa, en los dos últimos años. La primera ocasión fue en el primer encuentro de excompañeros redentoristas (noviembre de 2007, en Santafé), donde me dejó, literalmente, boquiabierto con sus recuerdos del seminario. Luego vino su primer libro, Atrapando lejanías, exquisito, en la más pura línea de lo que es para mí especialmente querido: el amor declarado a las propias raíces, a la tierra madre.
Y ahora –estamos viéndola nacer– nos alumbra Antonio La voz del silencio, una novela sobre el Sáhara…y mucho más.
A quienes, como es mi caso, nos dedicamos profesionalmente al estudio y la enseñanza de la literatura, tenemos una tendencia “natural” a hacer la crítica de cuanto cae en nuestras manos. Hoy, estamos aquí para decir, alto y claro, que La voz del silencio, de nuestro amigo Antonio Funes es una estupenda novela. Atípica, a mi juicio. Tiene todos los ingredientes de las buenas novelas, entre otras: una historia atractiva, que engancha; acción y claridad narrativa. Pero digo que es atípica no sólo porque incluye fotos, mapas y poemas, sino porque está escrita con primor, en prosa poética. Que no es muy habitual. Sinceramente, entre los muchos valores que encuentro en esta obra, este es, a mi juicio, el más relevante. Como simple anécdota, diré que con la intención de hacer algunas citas en esta presentación, realicé una lectura al tiempo que apuntaba frases que me llamaban la atención. Pues bien, al llegar al tercer capítulo tuve que dejar de apuntar porque la cosa se me iba de las manos…
Se abra por donde se abra el libro, ahí está la frase lírica, filosófica, redonda y pura. Antonio Funes va de un hallazgo literario sorprendente a otro aun más atractivo. Y da la sensación de que llegan a él con la más absoluta naturalidad. Que salen a su paso.
Ya el arranque del libro, la primera frase, es llamativa; dice: “Cada día, cada noche, me llegan los silencios de una hamada: el lamento de una estrella, la soledad de la arena, la sombra de la luna…Es el grito del pueblo saharaui, que pide libertad y la vuelta a su propia casa”.
Frases ingeniosas, rotundas, que hacen disfrutar la lectura y reflexionar. Dice:
· Un sol quemado y brillante tiembla como un fantasma en lo alto de una duna.
· Nuestra memoria es una era de verano en espera de que el viento sople para aventar historias que viven encarceladas en la prisión de nuestra alma (ahí está el cañarete más auténtico).
· El desierto y el mar son lo mismo: la misma nostalgia, la misma fiereza, los mismos silencios, la misma grandeza, la misma soledad infinita.
· El silencio llegó a ser tan denso que una estrella errante rompió en llanto.
· Como un cuchillo afilado se paseaba el aire aquel día de enero.
· Mis labios resecos son ventanas desconchadas por donde cruje el siroco que revienta el postigo de mi casa.
· Es la imagen de aquel niño que fui, rompiendo palabras en mil pedazos, remendando recuerdos…
· Lo daría todo por un palto de amor.
· Mendigo las sobras de un rayo de sol.
· Mis ojos son tizones envueltos en ceniza.
· Por primera vez veríamos el espectáculo de la arena desde un asiento de anfiteatro móvil colocado en el cielo (en helicóptero).
· Esas estrellas que nadie sabe quién llevó hasta allí.
· No dejé en toda la noche de viajar, angustiado, por la idea de no ser libre.
“La idea de no ser libre”, dice. Ese es uno de los dos mensajes principales de La voz del silencio. Porque este es un libro de un autor comprometido. Es un libro de testimonio, valiente, en primera persona. Es una crítica dura del abandono de un pueblo, una denuncia de lo que ocurre en el Sáhara. Dice, en frase lapidaria: ¡Qué mal colonizador y qué pésimo descolonizador!
El otro gran mensaje es el de la amistad. Yo quiero terminar esta agradabilísima reunión con esa idea. Para Antonio Funes la amistad es eterna. Vivificadora. En el reencuentro, después de treinta años, de dos amigos, uno español y el otro saharaui, dice Antonio Funes: “El afilado cuchillo del tiempo no ha podido borrar de mi memoria aquella mirada amiga…El silencio se rompe en mil pedazos, el abrazo eriza nuestras venas y revienta sangres de amistad”.
Hay que leer este libro.
Eso es todo. Muchas gracias.
– GENTE DE AQUÍ
Texto y foto: ANTONIO ARENAS
Antonio Funes Delgado, autor del libro «Los voz del silencio»
«Quiero ponerle voz al silencio que hay sobre el pueblo saharui»
Este funcionario de correos jubilado, natural de la localidad alpujarreña de Cáñar, lleva a gala ser el “hijo de Toñico, el de Amador” y María “La Mosita”. En su currículo, del que no le gusta presumir, cuenta con un libro dedicado a su pueblo “Acercando lejanías” (2007) y un premio del Ministerio de Fomento por su texto epistolar “Carteros del Desierto”, escrito a finales de 2006, que fue la génesis de su nuevo libro “La voz del silencio”.
Del texto premiado afirma que “fueron saliendo ramas y ramas hasta formar un árbol” con el que, de forma novelada y con gran riqueza lírica, quiere dar voz al olvidado pueblo saharaui.
– ¿Cuál fue su primer contacto con el desierto?
– Hice el servicio militar en el Sáhara y viví todo el proceso de descolonización. Me tocó, como soldado de reemplazo, ir por el desierto con un militar saharaui lo que me permitió conocer muchas de sus costumbres. La verdad es que aquello se me quedó grabado y nunca se me ha borrado de la memoria.
– ¿Qué hay de realidad y de ficción en “La voz del silencio”?
– He hecho una vuelta imaginaria al Sáhara donde me he reencontrado con el amigo con el que patrullaba por el desierto. Plasmo lo que era este pueblo antes y lo que es ahora y cómo se llevo el proceso de descolonización que no fue un proceso como tal sino que, como digo en el libro, fue más bien una compraventa más propia de un mercadillo de barrio porque una cosa es decir me voy, ahí os quedáis y que después entre Marruecos y otra, lo que se hizo que fue entregar el territorio a Marruecos.
– ¿Se trata entonces de una obra de denuncia?
– He pretendido no sólo hacer algo literario, sino también llamar la atención sobre este pueblo que se encuentra detrás de una alambrada, exiliado, expulsado de su casa. La triste realidad es que esto no tiene visos de volver atrás, pues el gobierno español no está dando
pasos para que se celebre un referéndum como han proclamado las Naciones Unidas. Se está en un punto muerto, paralizado, mientras ellos están sufriendo en un territorio en el exilio.
– ¿No estará, -nunca mejor dicho-, predicando en el desierto?
– Puede ser, de hecho la corta tirada de 200 libros ya es clamar en el desierto. No obstante, espero que llegue a mucha gente pues cada granito es muy importante. Quiero añadir que no es sólo un relato novelado, también es historia, los hechos fueron los que fueron y están reflejados con fechas y hechos históricos, como la visita del Príncipe Juan Carlos, de las Delegaciones de ONU, el nacimiento del Frente Polisario,…
– ¿Qué pretende con el título?
– Tenía como mínimo veinte títulos y me costó elegir éste pues me gustaba mucho otro como “La mordaza del desierto”. Al final lo elegí porque hay que darle la voz a este pueblo oprimido y no dejar nada en silencio. Quiero ponerle voz al silencio que hay sobre el pueblo saharui.
– Para su edición ¿ha llamado a muchas puertas?
– En efecto, lo que pasa es que con la palabra crisis no se ha abierto ninguna y he tenido que editarlo por mi cuenta.