El pilar de Carlos V
El pilar de Carlos V está situado en la Alhambra, Granada. Fue construida por Pedro Machuca. El pilar tiene forma alargada, está adornada con pilastras dóricas y con medallones en relieve con figuras mitológicas muy deterioradas por el tiempo.
En los extremos se pueden ver figuras de unos niños vertiendo agua por unas caracolas mantenidas sobre sus hombros. En el centro de cada tablero hay tres mascarones por donde, a través de sus bocas, sale agua. Esta fuente tiene una leyenda en la que su principal característica es el agua de sus chorros. Cada chorro tiene su propia leyenda. La máscara de la izquierda tiene una gran leyenda: «Una noche una doncella decidió ir al pilar a recoger agua. Decidió coger agua del chorro de la izquierda, ya que veía su agua más brillante y limpia. Cuando llegó a su casa decidió beber de esa agua. La doncella durmió perfectamente, pero a la mañana siguiente empezó a encontrarse mal. Cayó enferma y dijo que como el agua estaba tan buena bebió demasiada. Se lamentó tanto que prometió no volver más a aquella fuente. Tanta pena le dio que todas las noches soñaba con aquella fuente. La doncella se desesperó y decidió no salir más de su casa para no tener que ver más aquella fuente. Al no querer abrir las ventanas, para no verla, no le daba el sol. Unos meses más tarde murió y su historia quedó en la memoria de todo el mundo. Se dice que la persona que beba de este chorro oirá sus gritos para toda su vida.»
La leyenda del segundo chorro dice así: «Un niño pequeño se pasaba por lo menos dos horas jugando. Un día, cuando el niño jugaba con sus amigos con la pelota, se echó hacia atrás y cayó en la fuente. Se dio en la cabeza y se hizo una herida. Le caía sangre y sangre, lo llevaron a la casa de socorro y lo curaron. El niño ni lloró, lo único que hizo fue echarse agua, del segundo chorro, en la herida que fue lo que le alivió el dolor. Cuando se curó todo el mundo le dijo que era muy fuerte, el niño dijo que fue gracias al agua de la fuente, aunque la gente no le creía le dijeron que llevaba razón. Por lo que la gente que beba de ese chorro será tan fuerte como aquel niño.»
La leyenda del tercer chorro es muy corta pero muy bonita: «Una niña que se cayó corriendo estaba muy grave. Cuando dos niños entre cuatro y cinco años la vieron le preguntaron que dónde estaban sus padres, la niña contestó que no lo sabía, pero que necesitaba ayuda. Los niños al ver aquella herida decidieron curársela y después llamarían a alguien. La niña se salvó gracias a aquellos niños tan amables. La leyenda dice que la persona que beba de ese chorro será tan solidario como aquellos dulces niños.»