– Con tres poemarios en su haber en apenas tres años ¿podemos pensar que son buenos tiempos para la lírica o es que usted tiene la imperiosa necesidad de confesarse en el papel?
– El escribir no es un adorno especial. Tampoco es encontrarme en el autoelogio y la complacencia o un espacio para ganar prestigio social o un bálsamo para reemplazar otras carencias que pueda tener . Hoy tengo percepciones diferentes a otro tiempo que, con el correr de los años, se han convertido en una imperiosa necesidad, en un desahogo en donde poder manifestar mis pensamientos, sensaciones y forma de entender e interpretar el mundo desde una nueva sensibilidad, por supuesto, muy distinta.
– Para los que aún no han tenido la oportunidad de leer “Del azar de los días” ¿cómo lo definiría?
– He intentado realizar un poemario sobre el tiempo y el devenir histórico, ante el fracaso más absoluto del ser humano: la muerte; una búsqueda continua a través de la Historia, la Filosofía y de lecturas literarias. Un grito de rebeldía cuando se acerca el momento en que vamos a ser desalojados del mundo y se avista el misterio. Posiblemente la solución la vuelque en el amor también como elemento duradero que está ahí por siempre. Como dice Antonio Praena, para mí, el amor, el placer y el diálogo son una misma cosa.
– ¿Ha pensado en el público-lector?
– Evidentemente que sí, pero la poesía ya se sabe que es un arte muy minoritario y precisamente aparece el amor como un sentimiento excesivamente plurisignificativo para que pueda llegar a más gente.. Detrás de una aparente sencillez se esconde una profunda complejidad que me ha costado mucho trabajo conseguir en este libro.
– ¿Cuál es la clave para acertar con el camino que lleve del conocimiento a la palabra poética?
– La medida de lo humano es tomada de la distancia del cielo y la tierra y tiene por límite de ambos extremos lo desconocido y lo misterioso Pues bien, dentro de ese ámbito nos situamos en lo conocido y en lo calculable. Cuando esto se comprende, Heidegger lo denomina pensar, comprender, conocer; pero, cuando se comprende y se expresa, como lo hace Hölderlin, lo llama poetizar. Esto es, Si se comprende solamente nos quedamos en el simple conocimiento entre lo contable que hay entre el cielo y la tierra. Si llegamos a expresar todo el enigma y todo lo perceptible o imperceptible a través de los sentidos ahí es donde se llega a poetizar.
– Sus amigos, Enrique y Mar, según recoge en su blog www.pedrolopezavila.com, lo califican de “desgarrador, directo, sin tapujos, en un lenguaje de hombre maduro… Y también como “el canto de un pájaro de alto vuelo” ¿Qué opina de estas definiciones?
– Bueno, que a través de la expresión poética o de la filosofía no se va a alcanzar la verdad, pero es una pretensión acercarnos lo más posible. Como diría Luis Cernuda “Yo no sé cuánto llevo luchando para que mi palabra no se muera en silencio” Efectivamente, el silencio es abismo sin fondo en que la palabra pronunciada se pierde. El silencio funciona en relación con el lenguaje como la muerte en relación con la existencia. De ahí, que mis amigos Enrique y Mar hayan visto o intuido un deseo parecido al de Cernuda
– Por su parte el profesor Manuel Cerezo destaca que esta obra es fruto de una profunda conciencia existencial, y está sentida y pensada en sólidas lecturas filosóficas ¿Cuánto hay de verdad?
– Toda. Yo he sido siempre un amante de la filosofía. Por distintos motivos, ,fundamentalmente económicos, no estudié esta especialidad. No existía en Granada, tendría que haberme trasladado a Madrid. Por eso hice la especialidad de románicas, pero siempre he sido un profundo amante de la filosofía y, especialmente, al existencialismo Heideggeriano o a sus propias cartas; sin embargo, su vinculación con el partido nazi le hizo caer en un desprestigio, tan importante como injusto. De la misma manera aparece en el poemario formas próximas a las ideas de Platón Aristóteles, Heráclito, Parménides. En cuanto al aspecto estrictamente literario, existe intertextualidad en este poemario con referencias a Garcilaso, a Quevedo o a García Lorca, por ejemplo.
– El libro está dedicado a su hijo Carlos y prologado por Antonio Praena ¿por algún motivo especial?
– Antonio Praena es uno de los mejores poetas contemporáneos apreciación en la que coincido con Antonio Carvajal. Sin embargo, por determinadas circunstancias su obra no está bien reconocida. De los hijos, puedo decirle que para los padres todos son buenos, pero a Carlos lo juzgan los demás. No debo decir más.
– En sus tres poemarios se mantiene fiel a la editorial Alhulia y al lugar de presentación ¿Por algún motivo especial?
– No, ninguno, simplemente que la Casa de los Tiros me parece un lugar idóneo y emblemático para este tipo de acto y, en cuanto a la editorial, destacar que se trata de una editorial granadina y por ello entiendo que se debe contribuir, independientemente de que realizan un trabajo serio y riguroso.. Por otro lado, decir que a todos los Académicos de las Buenas Letras les publica la Editorial Alhulia a través de su colección Mirto.
– ¿Con qué formas métricas se encuentra más cómodo? ¿Hasta qué punto influye en el contenido?
– Yo no soy un rimador y nunca lo he sido. Me cuesta mucho trabajo porque coarta muchísimo la libertad del creador, del poeta. Entiendo, eso sí, que la poesía tiene que tener unos ritmos que respetar.
– Si tuviera que quedarse con un solo poema de este libro ¿cuál sería?
– Pues quizás sería uno que se titula “Distráeme”, porque no sólo hay connotaciones amorosas sino también otra más importante: la subyugación del hombre ante la mujer en el acto amoroso, algo aparentemente erótico, pero en realidad es la rendición total del hombre ante la mujer.
– ¿Está ya trabajando en el cuarto?
– Sí, prácticamente lo tengo medio hecho pues para mí la poesía es un desahogo, en una nueva forma de vivir que me he impuesto, una propuesta ante el tiempo que me reste, pues como dice Caballero Bonald : Somos el tiempo que nos queda”.
– ¿Desea añadir algo más?
– Por supuesto mi agradecimiento muy especial a Antonio Praena por su labor encomiable y haber entrado perfectamente en los entresijos del libro, por escudriñar toda la filosofía que subyace en el poemario, en lo más recóndito de mi ser y de mi alma. De la misma manera, por haberse involucrado tanto, al fotógrafo Enrique Romero Dávila, que en cualquier momento me ha ofrecido una ingente cantidad de fotografías para ilustrar el libro y que ha hecho una crítica muy entrañable. A Manuel Cerezo, por sus benévolos comentarios y, por supuesto, a Antonio Sánchez Trigueros, amigo y profesor mío, al que guardo un cariño muy entrañable desde hace muchos años.
FICHA: Título: «El azar de los días» Precio: 9, 62 € Presentación: El jueves, 7 de abril, a las 7 de la tarde en la Cuadra Dorada del Museo Cas de los Tiros. Sinopsis «Comienza en el decir callaos y acaba en la palabra enamorado. Entre el imperativo que precede al camino de la luz y la verdad —porque la luz y la verdad son imperativas, algo que sólo la madurez comprende— y el descubrimiento de que el amor es la única verdad y la única luz que ha de permanecer cuando la palabrería se apague, transcurre El azar de los días. Pedro López Ávila lo sabe y nos deja aquí constancia de ello. Quizá todos lo sabemos. Pero del conocimiento a la palabra poética hay un camino que no todos aciertan a recorrer con tanta cordura»
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DISTRÁEME
Distráeme, proyéctame hacia tu boca,
reconcilia mi mirada con tu nombre,
transpórtame al azul que gira
sobre el cáliz de una flor.
Si tú quieres, llévame hasta postergar
el futuro; manipula mi vista y mi oído,
para que no vea la cuesta de la sombra
en las esquinas de la verbena.
Condúceme al ciclón de mis deseos.
Quiero ser un uno anónimo,
sumergido bajo la cúpula
de tu pubis, enraizado entre tus muslos.
Si tú quieres, llévame también, asido,
a la transparencia del agua de la fuente,
pero, por favor, que la fuente no sea de mármol
no fuera que me encuentre conmigo mismo.
abandóname en vagabundos días de lluvia
para que pueda sentir el chasquido
tangible y penetrable sobre mi piel
de la misteriosa sabiduría del agua.
Si la obra del tiempo ya está hecha,
entrégame el instante de la combustión
de tu vientre en llamas, que no se evapore
el tacto, que haga tiempo
esperando lo invisible.
Pero, que no se destiña el aire
de unos cuerpos ofrecidos al diálogo,
de unos cuerpos que son segmentos
de las horas, que se nos entregan
ilusoriamente al principio de cada día.
Del azar de los días (Ed. Alhulia)
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– Con motivo de la presentación de sus obras anteriores: – Pedro López Ávila: «El público de la poesía es menor, pero más fiel y comprometido» (PDF, 934 K). – Pedro López Ávila: «Recurrir al alcohol para escapar de la rutina es un juego peligroso» |