Hemos tenido la oportunidad de conocer más detalles por parte de su autor, el profesor de Secundaria en el IES Padre Manjón de Granada y Doctor en Historia del Arte desde 1988, Carlos Vílchez quien, así mismo, fuera director del Museo Arqueológico y Etnológico de Granada desde septiembre de 2002 a octubre de 2006, e investigador y miembro del Centro de Estudios Históricos de Granada y su reino que cuenta en su haber con diversos libros relacionados con la Alhambra, El Generalife o El Albayzín
– ¿Quién le acompañará en la presentación de esta publicación relacionada con Bibataubín?
– Me acompañará doña Isabel Cabrera, quien fuera directora de la Editorial Universidad de Granada; Don Rafael Peinado, presidente del Centro de Estudios Históricos de Granada y su Reino y Don Julio Navarro, director del Laboratorio de Arqueología y Arquitectura de la Ciudad, de la Escuela de Estudios Árabes.
– ¿Cómo surge la idea de hacer este trabajo de investigación que resume en 162 páginas cinco siglos de historia de este emblemático edificio?
– Comencé con un estudio de doctorado y vi que no había ningún trabajo monográfico dedicado a este edificio. A partir de ahí comencé una labor ardua en archivos y en publicaciones para que, al menos, se pudiera contar con una pequeña monografía de este edificio emblemático muy conocido visualmente pero poco históricamente.
– ¿Cuáles han sido las principales fuentes que ha utilizado?
– Las principales que he utilizado son el Archivo de la Alhambra, el Archivo General de Simancas, el Archivo Histórico Municipal y también el Archivo Histórico Militar donde he encontrado unos planos extraordinarios.
– ¿De donde procede la curiosa denominación de Bibataubin?
– Significa literalmente bab al-Tawwabin, es decir la puerta de los Ladrilleros. Desde el primer momento, es decir desde el siglo XVI y XVII las traducciones que nos han llegado lo confundían con otras puertas y denominaciones porque no lo escribían tomado directamente del árabe, pues era una fortaleza árabe que estaba integrada dentro de la muralla general en esta zona sureste de la medina. Luego se fortifica, creo en la época de Muhammad I, en la época nazarí, y posteriormente ya se hace el gran castillo, a partir de 1492 con los Reyes Católicos y más adelante recibe unas modificaciones sobre todo en el siglo XVIII cuando se quiere convertir en un cuartel regular, es decir, primero de Infantería, luego de Caballería. En un momento también fue de Tropas Estantes y Transeúntes para pasar desde la dependencia que tenía directa de la Alhambra porque Bibataubín era una alcaldía subalterna de la Alhambra hasta convertirse en un cuartel dependiente directamente del Ministerio de la Guerra, ya en el siglo XVIII
– ¿Quedan restos de la primera construcción? ¿Dónde se localizan?
– Estaría desde lo que nosotros visualizaríamos hacia la plaza de la Mariana. Hay una fotografía magnífica de García Ayola en la que se puede comprobar que había una torre con sus almenas y esa estructura que queda un poco independiente con lo que sería luego la transformación en el siglo XVIII en cuartel queda un poco aislada, perteneciendo al Ayuntamiento y no perteneció al Ministerio de la Guerra de aquella época y más adelante pasó a ser parte de la Diputación. Lo cierto es que cuando allí en 1967 se decide derribar toda esa zona para construir un edificio donde estuvo la sede central de la Caja Provincial de Ahorros no tuvieron en cuenta el valor histórico de la torre y la derribaron, a pesar de que hubo algún que otro investigador que dio la voz de alarma.
– No obstante, nos han llegado algunos restos de muralla y del cubo…
– Sí, hay unos restos de muralla en un sótano de una de las casas de la calle Mariana Pineda, excavada en los años 90 y allí se han conservado, así como los restos de lo que yo creo que es una parte de las torres de Bibataubín, que una vez que se excavó se tapó inmediatamente. Fue un episodio muy rápido ya que una vez investigada no han quedado restos de esa torre con su escalera que hubiera sido importante conservar su resto integrada en lo que después se construyó allí.
– Lo cierto es que el edificio no ha cesado de sufrir transformaciones ¿no es así?
– Desde la parte delantera, el castillo de los Reyes Católicos que tiene como dos baluartes en ángulo y uno de ellos en la reforma del siglo XVIII se embute el antiguo revellín de los Reyes Católicos en otro más moderno. Por suerte en una restauración realizada en 2008 que hizo Sebastián Pecete en una obra integrada y dirigida por Pedro Salmerón se ha conservado gran parte de ese baluarte de los Reyes Católicos. El resto no se conserva porque se transformó absolutamente. Quedan también algunos restos de muralla del siglo XV-XVI, pero la realidad es que lo que nosotros conocemos como Palacio de Bibataubín es una construcción del siglo XVIII.
– ¿Cuáles son las principales aportaciones y novedades que presenta en esta publicación?
– Delimitar un poco mejor la etapa musulmana que creo tiene una pequeña base desde la época zirí, siglo XI, la transformación a finales del siglo XIII y finalmente todo la restitución cristiana que se hace en la época de los Reyes Católicos y siglo XVIII. Pero ante todo lo más importante son los planos que he localizado en el Archivo Histórico Militar en Madrid, de Antonio de Ugalteridea de 1842 en los que ve perfectamente las planta baja y primera todo una sección en la que podemos ver cómo era la torre que por desgracia no la tenemos en la actualidad.
-¿Cuáles han sido las principales transformaciones en su fachada principal?
– En el diseño que se hace en 1752, en un plano magnífico, vemos donde está el reloj que había un busto de Carlos III, a los lados, en unas hornacinas dos granaderos que desaparecieron y se modificaron. En la excavación del 2008 se encontró precisamente la cabeza de uno de estos granaderos.
– ¿Qué opinión le merecen las distintas actuaciones que las administraciones han ido realizando en el edificio, especialmente desde el siglo XVIII?
– No me parece mal. El único problema es que la administración no defendiera en 1967 la estructura de la torre, es decir, un elemento que ya estaba declarado, desde casi principios del siglo XX, como todas las murallas de la ciudad, Monumento Nacional. Fue una infracción absoluta a la legislación de defensa del patrimonio. Yo comprendo que habrá que desarrollar la ciudad, pero también que hay que respetar el patrimonio que tenemos. Se podría haber hecho un edificio integrando la torre, pero no hubo ninguna conciencia ciudadana, entre otras cosas porque por desgracia se enteró muy poca gente, pero indudablemente la Administración en esta última época del franquismo no respetó en absoluto ese resto patrimonial.
– ¿Alguna cosa más que desee destacar sobre su investigación en torno a este notable edificio granadino?
– Simplemente que la investigación no es más que un proceso lento en el que hay que ir recogiendo muchísima documentación y poco a poco viendo y aclarando aquellos aspectos que nos pueden llamar la atención. Creo que no existe una investigación rápida sobre cualquier elemento porque la documentación sobre todo de archivos nos va a dar muchos datos que en principio pueden llevarnos a confusión. La realidad es que nos dan datos sobre la reforma de la puerta de Bibataubin en 1618, datos sobre toda la reforma de la torre musulmana en el siglo XVIII y, por supuesto, la transformación desde el castillo bajomedieval hasta llegar a convertirse en cuartel de transeúntes y cuartel de caballería, más tarde de infantería que se puede observar en alguna de las fotografías de García Ayola.
Por nuestra parte solo cabe agradecer sus respuestas a Carlos Vílchez y desearle mucho éxito en la presentación y difusión del libro «El castillo de Bibataubín. 1238-1752» que como decíamos al principio se presentará el martes, 29 de noviembre, a partir de las 18,30 horas.
FICHA DEL LIBRO | ||
Título : El Castillo de Bibataubin (1238-1752) Sinopsis: El bury de la bab al-Tawwabín o torre de la puerta de los Ladrilleros era una pequeña fortaleza nazarí que defendía la zona de la medina islámica cercana al puente zirí en el encuentro de los ríos Darro y Genil. Los Reyes Católicos erigen a partir de 1492 un castillo de mayor entidad, que mantuvo su importante función defensiva desde finales del siglo XV hasta comienzos del siglo XVIII, dependiendo de la Alhambra. Pero como ocurrió con todas las fortalezas fue cayendo en el abandono por la falta de presupuesto para sus reparaciones, llegando a su momento crítico cuando choca con los intersees urbanos de la ciudad de Granada en el siglo XVIII, y acabar finalmente con el derribo de gran parte del castillo bajomedieval y su conversión en cuarteles para el Ministerio de Guerra en 1752.
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