A ella no le gusta el título de profesora. Le suena mejor maestra, como la llamaban cuando empezó en la enseñanza y cobraba 14.000 pesetas. Hace 39 cursos, en Gualchos (Granada), donde no había ni carretera, «solo un carril de tierra, ni farmacia… ¡ni nada!». Hasta los niños eran tan distintos… Aquellos primeros escolares que trató María del Carmen Ruiz (Ítrabo, 1953) eran más disciplinados, más volcados en aprender. «Hoy, sobre todo a partir de 5º de Primaria, si no hay tecnología de por medio, les cuesta mucho interesarse».
Los 70 fueron tiempos de apreturas. Hoy María del Carmen es jefa de estudios y maestra de Inglés y Lengua Española del colegio Profesor Tierno Galván de Granada. Y las apreturas no han cambiado. Ella ha vivido lo que es pedir a una madre seis euros para la excursión de su hijo y que se le eche a llorar porque no puede pagarlos: «Eso es muy duro». O que se le presente un matrimonio de ingenieros técnicos o de arquitectos a decirle que sacan al niño del comedor escolar porque están los dos en paro. «Nos pensamos mucho pedir dinero para material o cualquier cosa, porque a muchos padres les cuesta la misma vida».
La maestra se sabe «la envidia de muchos» por su sueldo seguro. Pero ahora menguará con la enésima congelación. «Y mi salario es el único en casa». Su marido vive asfixiado por salvar una empresa maderera que arrasó el colapso inmobiliario. Han pedido 600.000 euros prestados. «Y nos deben más. Estamos con el agua al cuello». También se desvive por su hija de 27 años y en paro pese a su ingeniería industrial, máster en cooperación internacional, idiomas… María del Carmen tiene otro desvelo. Echarle una mano a su otra hija, Ángeles, con un niño de 4 años con parálisis cerebral. Quieren llevarlo seis meses a un centro especializado en Galicia. Solo la estancia, 2.000 euros. Y casa allí, desplazamientos… «Habrá que hacer mil virguerías, pero lo haremos. Lo importante es que sea feliz».
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