Sr. Director de IDEAL:
Hoy viernes se ofrecerá en Motril una misa por el eterno descanso de Antonio García Maldonado, fallecido exactamente hace un año. Natural de Órgiva, toda su vida profesional se desarrolló en la ciudad costera. Son muchas las facetas de esta excelente y sencilla persona, que supo emplear con gran generosidad los muchos talentos que poseía.
Sobresalió en el campo de la educación, como excelente maestro en zonas deprimidas de Motril, y luego como director y profesor en la Escuela de Adultos. Fue un entusiasta senderista que arrastró a un buen grupo de motrileños a visitar y estudiar muchos lugares de nuestra Andalucía y más allá: la Alpujarra, en especial, y desde los alcornocales de Lújar hasta los de Cádiz. Una faceta muy valiosa de Antonio fue el uso de la fotografía -en la cual era excelente- para dar a conocer la naturaleza y las personas de nuestra patria chica. Sus fotos fueron también con frecuencia un testimonio de su preocupación social y de sus sinceros deseos de conseguir una sociedad más educada, más justa y más solidaria.
Cuando Antonio murió en la Inmaculada, llevaba yo pocos días en Granada. Su capellán me dijo que solía ir todos los días a la clínica a una determinada hora pero que ese día, no supo por qué, se sintió como llamado a ir más temprano. No más llegar, le llamaron para dar la Santa Unción a un enfermo de Motril… Ante una vida como la de Antonio cabe preguntarse: ¿qué podríamos hacer todos para que esa vida no caiga en el olvido, sino que siga fructificando en tantos campos por él cultivados? La respuesta a este interrogante no la puede dar una persona sola, sino que debe darla todo Motril, especialmente las fuerzas vivas de la ciudad que Antonio hizo suya, y por la cual gastó su corta vida. Personas como Antonio, que mueren jóvenes, pueden llenar mucho tiempo y fructificar más que si hubieran tenido una larga vida.
La memoria de Antonio no puede ser acaparada por nadie, ya que él fue de todos y para todos. Yo diría que ni siquiera su querida familia, ni sus amigos senderistas, ni los profesores, ni los fotógrafos, ni siquiera la iglesia, podemos acapararle y contentarnos con un recuerdo puntual cada año, sino que todos unidos deberíamos dar pasos para que su memoria siga dando los mejores frutos para Motril y sus alrededores.
ANTONIO MALDONADO CORREA GRANADA |