En aquella escuela en la que solo los hijos de los pudientes, los pocos que conseguían beca, y los que acababan en el seminario podían estudiar; aquella escuela en la que vivir en un pueblo alejado de la capital te sentenciaba a otros menesteres diferentes al estudio. Esos españoles también cuentan en los resultados de esta encuesta que al parecer de algunos ha venido a emborronar la pizarra de nuestra escuela, a justificar a Wert en su enorme desaguisado legal, a darle pábulo a quienes seguramente nunca tuvieron que dejar los estudios por falta de recursos económicos.
«Tenemos que empujar más en educación, que invertir más, que apostar más, todos, toda la sociedad, pero con los pies en el suelo, y sabiendo de dónde venimos, que la memoria es flaca cuando interesa, y la manipulación en esto es fácil» |
Es cierto que no estamos bien, pero si miramos los datos con objetividad nos daremos cuenta de que estamos ahí, muy cerca de los países de nuestro entorno, que esa enorme fractura educativa que existía ya no lo es tanto, salvo que nos comparemos con los países nórdicos, en los que la concepción de la educación es diferente, y también otras cosas que no cabrían aquí pero que hay que considerar, como las enormes tardes de oscuridad. Hay que conseguir que la gente lea, que lea más, más literatura, más periódicos, más de todo; cosa distinta es lo de las cuentas. En este tiempo las cuentas no le salen ni a los contables de oficio, pero sería bueno que el personal supiera ajustar las suyas, y eso parece que al ministro no le interesa demasiado, pues a ver cómo va a mejorar la cosa educativa rebajando a la mitad los presupuestos para ello. Que lo explique, si Montoro lo deja que es el amo de los dineros que hay en este país.
Cierto, no estamos bien, pero hay que saber de dónde venimos, y dónde estaban los otros. Extraer barbaridades de pruebas y exámenes es fácil. Antes solo iban a la enseñanza media los mejores, ahora todos llegan ahí, es normal que el nivel baje, y que los resultados parezcan peores, pero todos se benefician, unos más y otros menos, y no se deja a nadie en la calle, o en el campo, o en su casa con doce, trece o catorce años. Tenemos que empujar más en educación, que invertir más, que apostar más, todos, toda la sociedad, pero con los pies en el suelo, y sabiendo de dónde venimos, que la memoria es flaca cuando interesa, y la manipulación en esto es fácil.
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Juan de Dios Villanueva Roa
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