La educación y la formación básica en nuestro país, según los últimos informes, no sale muy bien parada; sin embargo, es obligado reconocer que hay muchos profesionales de este sector que viven con auténtica vocación el despertar la inquietud por el conocimiento y la sabiduría en los niños y jóvenes, cultivando en ellos proyectos, sueños e ilusiones: Los MAESTROS.
Y estos hortelanos de la vida, del conocimiento y del saber moldean con primor a esos duendecillos de personas tan heterogéneas y variadas que nos presenta el mundo global en el que vivimos, y se desviven para sacar de cada uno de sus educandos lo mejor de ellos mismos, a pesar de no disponer en muchas ocasiones de los medios más adecuados. Sin embargo, la vocación les hace superar todas estas dificultades, lo que les sirve de motor para colocárselo a esa barca que posiblemente irá muy lejos por el agua, como nos dice Gabriel Celaya en uno de sus poemas.
Mª Carmen es una de esas personas que ha vivido vocacionalmente esta profesión, y lo ha hecho algunos años en la enseñanza privada concertada (San José, Mercedarias, Agustinos), y la mayoría de ellos, en la enseñanza pública: Alicún de Ortega, La Malahá, Puerto Serrano(Cádiz), Chimeneas y, finalmente, Granada, en el CEIP Parque de las Infantas, donde ha finalizado su etapa educativa. En todos estos lugares ha dejado su impronta, y se ha llevado de ellos el cariño, la sencillez y la amistad de su gente, especialmente de su pueblo natal, Alicún, en donde ejerció como maestra en las mismas aulas en las que había sido alumna, sentimientos y sensaciones inolvidables. Los 16 años en el Colegio Nuestra Señora del Rosario de Chimeneas le han marcado su vida: la amistad de sus compañeras de trabajo y el cariño, recíproco, de sus niños y niñas, y de sus familias. Y, por último, Granada, una ciudad de embrujo que cautiva al que la visita… Aquí realizó sus estudios y aquí ha finalizado su trabajo, no del todo porque seguirá ejerciéndolo con sus nietos. En este último centro, durante catorce años, esos lazos de amistad se han visto reforzados con un equipo docente preparado, maduro, innovador, con mucha experiencia y, sobre todo, muy humano. Muchos años de convivencia, en fin, que han hecho que el baúl de recuerdos, de experiencias y sensaciones esté a rebosar. Desde aquí, el agradecimiento a todas aquellas personas que le han hecho darle sentido a su vida (que han sido muchas) y el deseo de que la vida les trate, al menos, como ella se ha sentido tratada por todos, sin exclusión. Un beso muy fuerte de su parte.
Hoy, 22 de noviembre de 2013, le ha llegado el momento de ceder el testigo a otras personas, a otra generación; le ha llegado el momento de su jubilación, con la satisfacción del deber cumplido y del trabajo realizado, y con el cariño, la comprensión y la amistad de todas las personas que ha tenido la oportunidad de conocer. Ha sido una gran maestra por muchas razones, por su dulzura, por su humanidad, por el respeto a la dignidad de la persona, por su generosidad, por su paciencia infinita, por fomentar la igualdad entre todas las personas, por educar en la no violencia, por su sabiduría para sacar de cada uno lo mejor… Felicidades, Mª Carmen, por esos valores transmitidos y que disfrutes, a partir de ahora, de tu tiempo, de tu espacio, de tu gente.
Pero quizás sea mejor que hablen de ella quienes la han conocido de manera muy directa en el ámbito educativo. Inmaculada Rodríguez, madre de alumno de la promoción 2004-2007, en representación de todas las familias que han tenido a sus hijos en Educación Infantil en el Colegio Público “Parque de las Infantas” de Granada, lo manifiesta con el siguiente texto que leyó el día en que su hijo finalizó el ciclo de Educación Infantil:
“A NUESTRA PRIMERA MAESTRA” En el país de Letrilandia, donde reina el Rey “u”, además del peluquero, el jardinero y el resto de los súbditos, vive la maestra M, quien tiene a su cargo a unos duendecillos que llegan con tres años, un poco asustados y con muchas ganas de jugar. La maestra M se llama así porque es como una Madre para los duendecillos y porque es dulce como la Miel. Ahora estos duendecillos abandonan Letrilandia pero se llevan una caja que siempre les acompañará en su vida, una caja llena de bellos y dulces recuerdos donde su primera Maestra es el eje central. Gracias a la maestra M, estos duendecillos son más sabios, más respetuosos y más tolerantes. Gracias a la señorita Mª Carmen el mundo es un poco mejor. Hoy, las familias de estos veintidós duendecillos queremos expresarte, Mª Carmen, nuestro más sincero reconocimiento a la labor que has realizado durante estos tres años. Nuestros hijos no solo han crecido en centímetros sino que ha crecido su autoestima y su ilusión por aprender. Con gran destreza los has introducido en el aprendizaje a través del mundo de la fantasía y, hoy, aprendiendo a ser felices. Su mundo está lleno de sentimientos de afecto y colaboración que tú has sido capaz de transmitirles. Mirando atrás nos encontramos en aquel mes de septiembre en el que nuestros hijos iniciaban su etapa escolar… La inquietud, los miedos estaban presentes ante lo desconocido; sabíamos que era uno de los pasos más importantes que darían nuestros hijos en sus vidas, su incorporación a la sociedad… Lo que desconocíamos era que durante ese camino les acompañaría una gran persona en la que su sabiduría y su bondad resaltan sobre su gran profesionalidad. Mª Carmen, las familias estamos orgullosas de que nuestros hijos, que serán la primavera del nuevo milenio, hayan recorrido junto a ti este importante camino. Estamos seguras de que todo el cariño que tú siembras crece alrededor y junto a ti nunca faltarán muestras de cariño y sonrisas. Como dirían tus duendecillos… ¡Qué guapa eres y cuánto te queremos! El más cariñoso de los abrazos para ti. |
CRISTÓBAL PÍÑAR VICO. GRANADA