A sus 75 años Eduardo nos sorprende por su lucidez y buen humor. También por su larga afición por el mundo de la caza de la perdiz con reclamo. “Esta afición arranca cuando tenía unos veinte años y me la inculcó un sacerdote y profesor de latín que me invitó a ir de puesto” indica al tiempo que añade que “al jubilarme y tener tiempo de hacer lo que me apetecía que no era otra cosa que dar a conocer a mis hijos, parientes, conocidos, amigos y aficionados a la caza con reclamo lo que considero las bases de un tipo de caza muy vituperado pero que para mí, sin embargo, es una delicia”. De esta forma surgió su primer libro que contó con una excelente acogida y que ameniza con “versetes” y fotos antiguas y propias de los lugares, así como con infinidad de detalles relacionados con este arte cinegético cuya práctica aún continua pues “quiero, puedo y lo haré mientras la salud me lo permita”.
Así mismo declara que en Granada existen muchos “mataperdices que no respetan la naturaleza. Tras sufragar los gastos de edición se ha encontrado con una remesa que ha decidido entregar como regalo “con la ilusión de que se hagan cazadores reclamistas como Dios manda”. El origen de la segunda publicación de Eduardo se remonta al otoño del 2010 cuando el actual presidente de la asociación de médicos jubilados ‘San Cosme y San Damián’ le pide colabore con sus composiciones poéticas o refritos a partir de refranes muy popularizados pero no suficientemente explicados, glosados o comentados. “Este verano pensé porqué no unirlos, mejorar lo que pueda y editar todo junto en un libro”. Dicho y hecho. El libro supone la recreación en verso de cerca de 900 refranes, muchos relacionados con el mundo de la medicina y con bastantes referencias literarias.
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Título: Refritos & Refranes“No hay refrán que no diga al menos una verdad; y si no una, es porque dice más” LOS REFRANES son, ese saber difuso, a veces caótico, “en su origen remoto y secularmente empírico”, que el pueblo lo concentra en rases muy concisas que son fáciles a la memoria y resultan bien al oído. Por tanto es un dicho popular, ya en verso ya en prosa, reales y verdaderos por aquello que divulgan. En todas las artes y oficios, hay sentencias refranescas, que nos sirven para todo, con tal de que Dios lo quiera; en ciencias experimentales, con la Medicina de fondo y tope, da refranes actualizados adaptables a cualquier fecha. En valores humanistas, aún menos encorsetados, menos variables actúan y refranes de hace siglos siguen vivos y latiendo y entre los hombres perduran. El ORIGEN es variado; De una parte LA NATURALEZA, ya sea la fisiología del hombre o evolución de sus enfermedades. Refranes que “CUAL FRASECILLAS ALADAS” volaron atravesando fronteras y tomando en cada comarca o nación, su idioma, uso y dicción. ANÓNIMOS, ya que ignoramos su autoría y origen; POPULARES, pues además de proceder de la sabiduría del pueblo hay conocimiento general de ellos; TRADICIONALES, por haberse trasmitido de generación en generación desde antes de nacer la lengua castellana; Y UNIVERSALES, al trascender su difusión por encima de fronteras y países. Los refranes son un tesoro vivo que es preciso conocer, exhibir de vez en cuando y estimar como una de las más valiosas joyas de nuestro acervo cultural. Torrente Ballester, dice de él, que objeto estético es tanto en sus consejos morales o en sus consejos prácticos (…). Y que como tal objeto estético nunca pasará de moda, y su uso será siempre tema de curiosidad y estudio. Y QUEVEDO, les llama “ SUS PEQUEÑOS EVANGELIOS”. De estos refranes un día, “parimos nuestros queridos REFRITOS que quieren ser algo así como refranes glosados y comentados por mi, sacando de aquí y allá tanto esencia como formas. Y haciendo de todo ello unas rimas con alguna imaginación, muchos días de muchas horas, lleno el autor de esperanza, fe e ilusión, para decir yo con ellos lo que siento y lo que pienso, cuando es posible con ironía y humor, del mundo, sus cosas y la vida. Los refranes “ desgranados” con el alma de las rimas, son columna vertebral e hito de éstos humildes “refritos” en que digo lo que quiero, sin me cueste decirlo. Autor: Eduardo Pastor Linares
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