– ¿Cómo fue su llegada a la poesía?
– He tardado mucho en publicar poesía, pues aunque empecé a escribir con 18 años hasta los 48 no publiqué el primer poemario. Me daba un pudor muy grande ya que la poesía es algo íntimo, personal, y sentía que uno se desnudaba. Fue en 2008, cuando formando parte de un tribunal de oposiciones leí algunos de los poemas a mis compañeros a los que debo, en concreto, a Blas López Ávila, el que me decidiera a publicar el primero. Después en seis años he publicado tres poemarios con poemas actuales y de otros tiempos.
– Junto a la enseñanza ¿Ha sido el teatro su otra gran pasión?
– Fundamentalmente me he dedicado a investigar sobre teatro clásico español del siglo de Oro y, en concreto, sobre la obra de un autor granadino, Mira de Amescua, que un grupo de entonces jóvenes, bajo la tutela del profesor Agustín de la Granja, nos decidimos a sacar a la luz su vasta obra. Ese ha sido el mayor campo de dedicación al margen de la docencia. También he realizado otros acercamientos a autores más actuales como Lorca o Bécquer. Entre unos y otros iban apareciendo algún poema que almacenaba en carpetas…
– En sus tres poemarios está clara su preferencia por la poesía intimista…
– Es verdad que es difícil ‘desnudarse’ ante los demás y cuando uno escribe un poema y lo explica se está quitando ropajes de encima para que los demás lo conozcan mejor. En ese sentido mi poesía es intimista, basada en las impresiones subjetivas que me dan la contemplación de la naturaleza, de los problemas de los demás, del amor y el desamor.
– También que para poder expresarse cuenta con un exquisito dominio de la palabra…
– Sí. Afortunadamente mi condición de catedrático de Lengua y Literatura, creo, me facilita ese tema. Obviamente no soy nadie sin las múltiples lecturas que he tenido a lo largo de mi vida, lecturas poéticas y literarias o teóricas, lo que te facilita el conocimiento de un vocabulario cada vez más amplio. Lo que nunca he hecho es escribir con un diccionario al lado para buscar palabras más bonitas. En mi caso empleo la palabra que me viene a la mente es la que voy plasmando.
– También se requiere, como destaca su prologuista, Antonio Chicharro, una dilatada experiencia vital ya que destaca que este poemario lo ha realizado «a la mitad del camino»…
– Sí. De hecho tengo un poema que se llama ‘El sendero’ que dedico a mis alumnos de hace 25 años donde cuento un poco la trayectoria vital. Efectivamente este poemario es fruto de lo que he vivido. Creo que el poema más antiguo es del año 89, junto a otros actuales. Yo siempre digo que el poeta es el que escribe, pero no tiene que ser el yo poético. Así puedo poner boca a otras personas que me cuentan historias, sentimientos o sensaciones y las plasmo literariamente.
– ¿Tras la tormenta llega la calma o en tu poemario es a la inversa?
– Bueno, el poemario está dividido desde el momento en que se nubla, llueve y vuelve a salir el sol. Digamos que hay tres grandes bloques temáticos. Por un lado está la contemplación de la naturaleza, en sus múltiples acepciones, pero fundamentalmente lo que es el otoño y lo que es el momento vital en el que yo me encuentro. En segundo lugar, poemas que tienen que ver con la tormenta amorosa ya que en mitad de este poemario sufrí muy cerca una separación de un íntimo amigo. Digamos que quise plasmarlo literariamente y, finalmente, vuelve a salir el sol que es el amor pleno y completo.
– De todos los poemas incluidos, ¿de cuáles se encuentra especialmente satisfecho?
– Uno que es el retrato de una ciudad por las mañanas porque me salió paseando un día de junio por Málaga a las siete y media de la mañana, otros poemas del momento vital en el que me encuentro que tienen que ver con el otoño de la naturaleza y de la vida y otro dedicado a mi mujer que tiene un problema visual importante en el cual reflejo, lo que yo creo que ella siente ante esa pérdida de visión.
– Por la abundancia de datas y dedicatorias le imaginamos una persona amante de los viajes y muy agradecida…
– Me considero afortunado, pues tengo muchos y muy buenos amigos. He viajado con ellos y conocido lugares del mundo y me ha gustado dejarlo por escrito. Por ejemplo, hay un poema que se titula ‘Cincuentenario’ y está dedicado a un viaje que hicimos a Egipto cuatro amigos de la infancia con nuestros hijos y mujeres. En otros casos se basan en algo que me han contado y me gusta ser agradecido y dedicárselo. Como es el caso de ‘Me queda la certeza’, que es el epílogo del libro que dedica a Asun Moratalla.
– La huella de Machado también está muy presente…
– Sí, soy un hombre del 98, en todos los sentidos. Soy regeneracionista y creo como Machado que España necesitaba un cambio. Lástima que cien años después sigamos necesitándolo. No me hartaré de leer a Machado y reconozco claramente su influencia en mi poesía. También me gusta Bécquer, al que conocí realmente a través de sus cartas literarias. Pienso que toda la poesía moderna nace a partir de Bécquer. Y entre mis poetas predilectos incluyo a Juan Ramón Jiménez, Luis Cernuda, en una época, Pedro Salinas, ahora quizás menos, y poetas modernos como Alberto de Cuenca, Antonio Carvajal, Miguel D’Ors,..
Título: De tormentas y calmas Autor: Miguel González Dengra Editorial: Dauro Precio: 12 euros Páginas: 109 Presentación: Viernes, 7 de marzo, en la sala del Mural de la Madraza. Le acompañarán Antonio Chicharro y Pilar Sánchez, responsable de la editorial (20 h) OIR AUDIO DE LA ENTREVISTA:
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