Juan Carlos Mantilla o las memorias familiares entre sonrisas y regusto amargo

Juan Carlos Mantilla, en una foto reciente

Todos atesoramos recuerdos de nuestra infancia, pero pocos con el lujo de detalles que este antequerano ha demostrado en su ameno libro que hará disfrutar a aquellos lectores ávidos de rastrear en otras vidas, en otras épocas. Comienza rememorando los habituales pregones mañaneros en su pueblo natal, al fin y a la postre parecidos como dos gotas de agua a los de muchos pueblos de Andalucía, para continuar con la descripción de Carmen ‘La Gorringo’ la niñera de su familia, que jamás imaginó que pasado el tiempo se convertiría en personaje literario, al igual que la otra Carmen, la cocinera, que por abreviaturas caprichosas se quedó con el apodo de ‘Lacó’.

Y ese niño que décadas después sigue lamentando la “falta de calor personal y más cercano” de sus padres, “algo más que un simple besito de buenas noches” recuerda en este libro “entre sonrisas y momentos felices, “un cierto regusto amargo”, -frase que se ha colado en el subtítulo-  va contando también otras vivencias que se le han quedado grabadas en la memoria: el rezo del Ángelus,  el ritual de la matanza,  el maestro de las primeras letras, don Claudio; la primera comunión, su paso por el internado, sus abuelos y  tías singulares,  para concluir con la descripción de lo que  ha venido a llamar “su primera experiencia erótica” que no fue otra cosa que una casual visión voyeurista de un pecho femenino. En definitiva, un ameno “peregrinaje sentimental y romántico a las vivencias y recuerdos  más imborrables de los primeros años de su infancia y temprana adolescencia”.

Albayzín

 En estos días Mantilla, al igual que las grandes estrellas está de gira. Gracias al Centro Andaluz de las Letras y a la editorial Dauro, está teniendo la oportunidad de encontrarse con sus lectores reales y potenciales que en encuentra en las promociones del libro como la que hizo el lunes en Málaga, hoy en Granada y el 11 de abril en Sevilla. Amante de la pintura y del Albayzín, nos deja caer, como quien no lo hace que su cuadro “Toros Rojos de Guisando” fue uno de los doce finalistas de 142 recibidos, de toda España, en el VI Premio Nacional de Pintura de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, en 1994 y que más tarde lo tuvo expuesto durante un tiempo en Castilla, Escuela de Español para Extranjeros, dirigida por su buen amigo Antonio Perales en el emblemático barrio granadino.

Mantilla y sus toros de guisando

También, así lo reconoce públicamente en las presentaciones, que uno sus maestros de narrativa es su tío José Antonio Muñoz Rojas, Premio Nacional de Literatura a los 88 años y Premio Nacional de Poesía Reina Sofía a los 89, inmortalizado en una fotografía que suele acompañarle en estos actos en las que igualmente dedica un efusivo agradecimiento a Juan José Téllez,  director del Centro Andaluz de las Letras y Ediciones Dauro, plasmado igualmente en las páginas finales del libro.  No en balde, Mantilla  ha conocido en sus carnes “el calvario del aprendiz de escritor que escribe una obra y se lanza en busca de una editorial que se la publique, es a veces, y en numerosas ocasiones un viacrucis que adquiere  tintes de verdadero infierno…”. Renglón seguido se autoconsuela al enumerar situaciones parecidas por las que pasaron reputados escritores actuales, como Lucía Etxebarría a su paisano Juan Madrid.

Respecto a la obra señala que el título se explica por sí mismo y que siguiendo la recomendación de Saramago, en su ‘Libro de Consejos’ donde sugiere “déjate llevar por el niño que fuiste”, él “ha mirado hacía atrás, rescatando parte de una época de su vida perdida en las brumas del pasado, pero nunca olvidada… intentando ordenar y entender el caos existencial de sus sueños infantiles, escribiendo sobre la familia, el colegio, la sociedad religiosa y civil  de la España carpetovetónica que me tocó vivir en la ciudad que le vio nacer”. Libro de 134 páginas que dedica a sus hijos, a su madre y especialmente a “todos los niños del mundo que no han podido contar su historia”… porque lo importante es “que todos los niños puedan también contar sus historias,  particularmente, las de explotación que están sucediendo con millones de ellos, hoy, en los países del tercer mundo”.

juan carlos mantilla portad

 

Título: En busca de la infancia perdida    

Autor:    Juan Carlos Mantilla de los Ríos Rojas

Editorial: Dauro

Páginas: 134 p.

Precio: 15 euros

Presentación: Hoy en la Biblioteca Pública de Andalucía. Junto al autor la editora Mariana Lozano y Wescenlao Carlos Lozano, miembro de la Academia de las Buenas Letras de Granada (19:30 h.)

 

 

Redacción

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