– ¿Cómo surge este libro dedicado a su ilustre paisano?
– A partir de unos estudios para mi tesis doctoral que realicé cuando llegué a Granada procedente de Málaga. Un amigo me sugirió que tratase el tema de Ganivet y la educación al ser un tema que estaba poco trillado. Mi padre había trabajado sobre Ganivet y publicado dos libros las ‘Cartas’ de Ganivet y otro sobre Granada y Ganivet. Es también fruto de la influencia que me viene de mi padre y mi tío Emilio que me transmitieron el amor por el conocimiento, la estética y el arte. Así mismo, como persona que ha dedicado su vida a la enseñanza me atrajo la idea de Ganivet de que “gobernar es enseñar”.

– ¿Cuáles considera sus principales aportaciones?
– Cuando comencé a leerle vi que era un hombre muy incomprendido, bastante acertado en sus planteamientos e investigando sobre Ganivet y la enseñanza descubrí cosas muy interesantes. Es autor de un libro para los niños, habló mucho de la Universidad, de la mujer, de los socialistas, del mundo moderno… Era un hombre contradictorio del que me interesó bastante la faceta de la enorme cantidad de temas que trataba.

– ¿De qué forma está estructurado?
– En tres grandes apartados y una amplia bibliografía sobre la obra de Ganivet que he leído. En el primero realizo el análisis de su tiempo. Después abordo el tema de Ganivet y la enseñanza y, por último, los temas de Ganivet de los que he seleccionado una decena sobre lo que más le preocupaba: el ser humano, el progreso, el deporte, la mujer, el socialismo, el mundo moderno, la universidad,… Hago un breve resumen de lo que él pensaba y de lo que yo pienso.

– ¿Considera que la figura de Ganivet es suficientemente conocida en Granada?
– Yo creo que no. Se conoce la calle, pero su pensamiento no es muy aceptado por lo que diríamos el mundo de la cultura de derechas o de izquierdas. En algún momento fue tratado, como es el caso de Gallego Burín pero después no se le ha hecho caso. En el tema de la crisis pienso que si se le hubiera hecho caso no estaríamos así, pues habla de cómo mejorar al hombre, por tanto cómo mejorar la ciudad y cómo mejorar España. No se ha hecho y el hombre ha empeorado, es cada vez más avaricioso, mucho más dependiente de los instintos y de los deseos por lo que no puede mejorar nada.

– ¿Tendría que haberse incluido su estatua en el Bulevar de la Avenida de la Constitución?
– No sé, la casa natal está ahora abandonada y nadie le hace mucho caso. Se trata más de apoyar la figura de un hombre nuevo. Aquí la gente se dedica a pelearse unos con otros pero no a afrontar los problemas de España y de Granada. De alguna forma Ganivet intenta hacer una Granada que no se ha conseguido y que en su momento tuvo mucho auge en los años 20 porque hubo una cierta concordia y los granadinos no estaban tan peleados pero ahora la situación política no habla de la filia y del amor. Una civilización tiene que tener deber, -él habla mucho del deber-, amor y compromiso. Aquí no hay nada de eso. Solo hay cosas que nos enfrentan, separan y dividen y no benefician al hombre ni a la ciudad.

– Una calle, un instituto, un monumento en los jardines de la Alhambra y su casa-molino le recuerdan en Granada, pero usted con su libro reivindica algo más importante como es el pensamiento ganivetiano, ¿Es así?
– Claro, fundamentalmente. Repito que si no se le hubiera hecho caso a otros pensamientos que han fracasado, Ganivet sería hoy un guía, un hombre que el potenciaba a través de la Cofradía del Avellano, que cuidaba a sus amigos y quería que fueran buenos y publicaran porque podía ayudar a la ciudadanía de Granada

– Hablando de publicación ¿A quien le puede interesar más su libro?
– Creo que puede interesar a mucha gente porque sin grandes alardes es fácil de leer y lo puede hacer seleccionando aquello que le interese, sea la educación, el deporte,… y algunas ideas les pueden servir para mejorar Granada y su vida personal

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