– ¿Cómo está previsto el acto de presentación del poemario?
– Tendrá lugar el martes, 27 de mayo, a las 20 horas. Intervendrán Mariana Lozano, como editora, y Ángeles Mora y Álvaro Salvador, como poetas y lectores críticos de poesía. Ellos tres presentarán el libro a los asistentes, hablando, imagino también, de esta nueva colección “Élite” que Dauro ha puesto en marcha, donde se incluye La voz en pie. Después yo leeré algunos de los poemas que lo conforman.
– ¿Por qué escribe, Gracia Morales?
– Llevo escribiendo desde que soy muy niña. Primero poesía, luego incorporé el cuento y más tarde el teatro. Creo que empecé a escribir porque tenía la necesidad de poner por escrito (para que no se me olvidara) una especie de voz poética que surgía dentro de mí, ante determinados estímulos, que podían ser estéticos, emocionales, vitales. Con el tiempo he ido entendiendo mejor ese proceso y comprometiéndome más con él, hasta comprender que esta pregunta que me haces implica tres procesos diferentes. El primero, la escritura: escribo porque sigo sintiendo esa necesidad interna de responder literariamente a las cuestiones que me inquietan, que me emocionan; el segundo, el proceso de corrección y reescritura: corrijo lo escrito porque soy muy autoexigente, porque busco decir eso que tengo que decir de la forma más eficaz y honesta posible; el tercero, la búsqueda de la publicación: publico porque quiero compartir este proceso con los lectores (sintiendo, a veces, que eso que estoy queriendo decir va a provocar algo en el lector, le va a ser “útil”, de algún modo; aunque otras veces, en cambio, pienso, con más humildad, que quizá no voy a conseguir esa reacción y que al publicar en realidad lo que hago es satisfacer mi propio deseo de comunicación).
– En el terreno literario ¿A quien admira por encima de todo?
– Uff, difícil, difícil. Pero bueno, me voy a quedar con dos nombres, el uno del ámbito de la poesía y el otro de la narrativa: Ángel González y Julio Cortázar.
– ¿Qué se siente más: dramaturga, poeta, actriz,…?
– Me siento más poeta y dramaturga que actriz. Y no porque no disfrute actuando o porque no me sienta comprometida con este oficio cuando lo ejerzo, sino porque le dedico más tiempo de mi vida a mi faceta de escritora. En la creación literaria me siento, además, más autónoma: para actuar uno necesita estar involucrado en un proyecto colectivo, mientras que la escritura sólo depende de la propia voluntad. Pero entre poeta y dramaturga no podría hacer una valoración del tipo “qué soy más”. Son dos mecanismos creativos diferentes, pero los dos forman ya una parte muy importante de mi forma de enfrentarme a la realidad.
– ¿Qué opina de los premios literarios?
– Me parece que ayudan a afianzar la confianza en uno mismo, en la idea de que se está haciendo bien esa especie de carrera de fondo que es la escritura. Y también ayudan a dar visibilidad, claro. Pero creo que el efecto de esa visibilidad, en la sociedad actual donde todo es tan efímero, pasa muy pronto. Por eso me parecen gratificantes, sí, pero entiendo que uno no puede basar su propia búsqueda literaria en el reconocimiento que aportan los premios.
– Las épocas de crisis ¿son buenos tiempos para la poesía?
– Bueno, esta es una pregunta difícil de responder. Sabemos que ha habido épocas muy florecientes, literariamente, coincidentes con etapas muy conflictivas a nivel social o político. Actualmente… no sé. Creo que una etapa de crisis implica inseguridades, cambios, necesidades renovadoras, y todo eso puede generar lenguajes artísticos también más ambiciosos o arriesgados. Pero, a la vez, el desconcierto vital, económico y social en el que vivimos en la actualidad, también puede llevar al desánimo, a la sensación de frustación e impotencia, que provoca en algunos caracteres una cierta pasividad, un cierto cansancio que puede llevar al silencio como opción literaria. En mi caso, creo que la indignación que provocan en mí algunas situaciones que se están viviendo sí que me empuja a la expresión literaria, pero creo que todavía tiene que pasar algo más de tiempo para que veamos con más madurez y profundidad la situación que estamos viviendo.
– ¿Qué tal la experiencia del audiolibro ‘¿Eres tu?’ con Neuman?
– Todo el proceso de creación del audiolibro resultó una experiencia muy gratificante. La verdad es que la Asociación Cultura 0.18, promotora del proyecto, nos propuso a los creadores involucrados un reto apasionate. Muy arriesgado también, porque yo nunca había escrito nada para este tipo de lectores (bebés de entre 0 y 3 años), y era todo un desafío acercarse a su mirada. Trabajar con Andrés Neuman fue fácil: conseguimos comunicarnos bien e intentar que cada quien aportara al proyecto lo mejor que podía darle. Andrés y yo nos conocemos desde hace bastante tiempo, pero fue la primera vez que colaborábamos en un proyecto juntos y admiré mucho de él su capacidad de trabajo y su increíble agilidad mental y literaria.
– ¿Cómo y cuando surge ‘La voz en pie’? ¿Por qué lo tituló así?
– “La voz en pie” es un libro que lleva “terminado” desde 2008. Pongo “terminado” así, entre comillas, porque lo cierto es que lo he estado revisando hasta el día antes de entregarlo a imprenta. Pero la estructura del libro estaba decidida desde 2008, así como el grueso de los poemas. Era un libro que parecía destinado a quedarse en un cajón, hasta que llegó Dauro con su propuesta para editarlo. Se trata de un poemario que me llevó, además, mucho tiempo escribir. Porque en él abordo temas sociales muy complejos y donde me he movido en una línea difícil y arriesgada: la de escribir textos “de compromiso” pero intentando mantener la exigencia poética y evitando caer en el maniqueísmo. Se trata además de un poemario que, si mal no recuerdo, se fue gestando a raíz de que José Carlos Rosales me pidiera un poema para un pequeño libro titulado “El grito” donde varios autores colaboramos para manifestarnos en contra de la tortura. Eso fue en 2005. Yo me dije entonces, “¡uff!, un poema contra la tortura… ¿cómo se escribe algo así?”, y esa pregunta, que terminó generando el poema “La matemática del hombre”, me fue conduciendo a intentar abordar otros temas desde esta óptica lírica: el hambre, la inmigración, la guerra… El libro no sólo contiene poemas de este tono de crítica “social”, también está la parte titulada “Bienaventuranzas”, donde la intención era la defensa de valores humanos muy sencillos, pero que consiguen hacernos “bienaventurados” (en un sentido no religioso): la amistad, el amor, la libertad, etc Se titula La voz en pie porque ciertamente quise, de algún modo, levantarme, poner quieta y en pie, mirando sin tapujos
la realidad social e íntima en la que nos movemos. Con honestidad. A la altura de los ojos de los demás.
– ¿A quién va dirigido?
– La verdad es que no creo que tenga un público lector restringido. Mi poesía es poco “elitista”, en el sentido de que se trata de una apuesta por una voz poética que habla de la realidad cotidiana, con un lenguaje cercano, aparentemente sencillo y directo (aunque esto implique una exigente elaboración literaria). Creo que mi lector ideal sería aquel que se acerque sin demasiados prejuicios sobre lo que la poesía es o debe ser, y entre en el libro solamente dispuesto a dejarse emocionar, inquietar, provocar…
– ¿Con qué se queda de lo escrito por su prologuista, Eduardo Chirinos? ¿Y de Ángeles Mora?
– Ambos textos me gustan mucho. Me siento orgullosa de que estos dos poetas, a los que tanto admiro, hayan aceptado regalarme sus palabras para acompañar mi libro. De lo escrito por Eduardo destacaría cómo ha conseguido imbricar un poema en concreto (“Bienaventuranza III”) con la estética que propone el libro. Dice él: “La austeridad de estos poemas apuesta por poner en pie una voz en contra del adormecimiento de las facultades que les permiten a los niños otorgarles vida propia a los objetos más humildes y potenciarlos con lo único que no se les puede arrebatar: la libertad y la imaginación” (p. 10) Del texto de Ángeles me gusta especialmente esa idea de que “La voz en pie no significa alzar la voz sino poner en pie la consciencia en relación con el otro, los otros, que nos devuelven la identidad. Sólo desde ese lugar de conocimiento podremos alcanzar serenidad y entendimiento”. Espero que el libro consiga realmente transmitir esta idea que tan bien expone Ángeles.
– De todos los poemas de este libro ¿De cuál se siente especialmente satisfecha?
– A raíz de los comentarios de quien ha leído ya el poemario (los amigos que me aportan su mirada crítica mientras estoy escribiendo el libro, a quienes les doy las gracias explícitamente en la primera página de La voz en pie), me he ido yo misma sintiendo orgullosa de “Estadística”. También me sigue emocionando la lectura de la “Bienaventuranza I” y la “Bienaventuranza III”.
– ¿En qué está trabajando actualmente?
– Tengo poco tiempo para escribir ahora. Mi trabajo como profesora e investigadora en la Universidad de Granada me ha exigido mucha dedicación este año. Además, tengo un hijo de dos años y medio, al que disfruto ofreciéndole toda mi atención cuando estoy en casa. Pero tengo una obra de teatro a medio componer (que retomaré en cuanto pueda) que trata, de forma un tanto metafórica y abstracta, la situación de la crisis actual. Y también estoy componiendo, poco a poco, los poemas de un futuro libro, que seguramente se titule “Diccionario de bolsillo”.
– ¿Desea añadir algo más?
– Ya me he enrollado suficiente con cada pregunta… Gracias.
Título: La voz en pie Autor: Gracia Morales Precio: 10 euros Páginas: 80 p. Presentación: El martes, 27 de mayo en la Biblioteca de Andalucía. Junto a la poeta intervendrán Ángeles Mora, Álvaro Salvador y Mariana Lozano (20 h). |