«En las inconmensurables formas de transmisión encuentro hasta un sentido para la vida. A los libros he amado y me he reconocido entre palabras, aún asumiendo que no son más que las cenizas de los pensamientos. Sin embargo, cada vez que los leo con la máscara adecuada me asombran más los aromas y sabores que despiertan. Ardió la pluma en mi cuaderno tratando de captar momentos en los que se grababa en mi corazón la eternidad de la vida contemplada. Ahora después de varios años de incendios libero con cariño mis propias cenizas”, de esta forma se presenta y justifica este joven e inquieto autor del que tras mucho insistir conocemos algunos datos biográficos, preferencias literarias y amor por la Naturaleza.
Así pudimos saber que realizó los estudios Ciencias Ambientales en Granada, comenzó a aficionarse por la ornitología a los seis años, que a los11 realizaba anillamiento científico de aves en Padul y que durante una década ha realizado educación ambiental en la empresa Sierra Nevada Natural. También que ha habido épocas en las que ha estudiado a Jesús de Nazaret, el Islam o el pensamiento chino. Igualmente que su pasión por la música le hizo formar parte del grupo Coda, como batería de la banda y que hasta en tres ocasiones ha actuado en el Festival de Zaidín.
Alberto se autodefine como “pensador de cuadernos” que persigue hacer una “literatura honesta y genuina”. También como “enamorado de los libros”, en especial de las obras de Hermann Hesse, cuyas citas se pueden leer al principio junto con la de Luis Sáez Rueda , extraída de su obra ‘Ser errático, una antología crítica de la sociedad’. También muestra su devoción por Luis Cordón, autor de las ‘Las lunas de Caín ‘ al que califica de “compañero y amigo”. Entre las obras de cabecera de Alberto, junto con ‘Siddarta’ que ha leído en distintas ocasiones o ‘Demian’, ambas de Hesse, incluye ‘Elogio de la locura’ Erasmo de Rótterdam. Con “un almacén de cuadernos escritos” ahora ha querido pasar de lector a autor y para ello ha autoeditado los dos primeros títulos que define como “las crónicas de un viaje con una clara finalidad literaria para lo que he cuidado las formas hasta donde ha podido entre las que se incrustan los pensamientos y la evolución de estos. No creo que vuelva a escribir algo más donde me desnude tanto como en estos libros”, aclara antes de explicar que “creo más en lo cualitativo que en lo cuantitativo”, y de calificarse como un gran seguidor de Confucio, y del pensamiento chino.
Colores del quetzal
Del 2011 hasta finales de 2013, ha estado en distintos rincones de Guatemala adonde llegó con una beca de cuatro meses y en donde ha realizado actividades de lo más variopinto. Este pensador de cuarderno que hace metafísica, crítica de sociedad y poesía, agradece a su “amigo y gran artista”, Alejandro Gallardo, el diseño de las portadas y maquetación. Aclara que los colores de las tres portadas que componen la trilogía están relacionadas con el ave emblemática de Guatemala, el quetzal, cuya pechuga exhibe los colores azul, verde y rojo, que así mismo está en relación con los espacios descritos. “En ‘Manatí’ el azul tiene relación con los paisajes de Izabal, Ríodulce, los lagos, y el cielo. En ‘Petén’ con los paisajes de la selva completamente verdes. Y que el tercero, aún no publicado, El corazón de la barca, será rojo como el corazón de Guatemala o el corazón de la semilla”, especifica.
En cuanto al lenguaje explica que el primero “a recibido muy buenas críticas” y se lee con facilidad y no tienen pretensión filosófica pues “solo quería contar la historia”. Consta de 62 páginas repartidas en 11 capítulos en tanto que el segundo alcanza las 162 páginas en las cuales “hay más reflexiones de cuaderno, más densas”. En cualquier caso aclara que “son libros de literatura y de aventura” y que quienes han leído los dos primeros ya está esperando el tercero. El alter ego poético es Maese Matas, seudónimo que igualmente le sirve como denominación de su página web: www.maesemata.com
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