“Cuando en una exposición la gente entra y recorre todos las obras sin detenerse significa que ninguna ha llamado su atención. Te doy la enhorabuena porque en esta he visto que todos se han detenido en la cada uno de tus cuadros”, vino a decir el pintor y fotógrafo granadino, José María Martín. Y en efecto, la fácilmente reconocible pintura de la “rusa malagueña” llama la atención por el dominio del color pero también por los innumerables detalles que se reparten en cada uno de los cuadros. Por ejemplo, en casi todos ellos podemos encontrar alguna imagen relacionada con la tauromaquia que al igual que la mosca y el gato de Miranda se esconden en sus pinturas cuya manifestación artística ha bautizado bajo la denominación de “figurativo mágico”, porque no es ni abstracción ni realismo.
En cualquier caso otro de sus admiradores ha escrito “su obra artística se desnuda sensualmente y es testimonio de una larga búsqueda donde claramente el retrato está integrado al paisaje, lo que Kalachnik llama figurativo mágico, pero yo denomino la alegría onírica del color plasmado a través de trazos seductores, dominio que sólo puede ser el producto de muchos años de iconografía con sus largas horas de trabajo constante”. Y así es, porque Svetlana comenzó sus estudios de pintura en la Escuela Infantil de Arte de su pueblo natal, una ciudad universitaria situada entre Moscú y el Mar Negro, cuando sólo contaba 5 años que luego continuó en la Escuela de Bellas Artes donde recibía diariamente dos horas de clase de dibujo, dos de acuarela, dos de historia del arte, o dos de ilustración, para concluir sus estudios en 1995 en la Academia de Bellas Artes.
Flamenco y toros
Esta profunda admiradora del flamenco,especialmente de José Mercé, Estrella Morente, Camarón y ‘El Cigala’, reconoce que su rutina diaria es pintar en torno a nueve horas, ya que normalmente empieza a las diez de la mañana y termina a las ocho, nueve o diez de la noche. También se nota de lejos su fascinación por el mundo de los toros y su simbolismo, así como hacia otras manifestaciones folclóricas andaluzas. Cuando le pedimos que nos explique esta fascinación indica que por “la demostración de sentimientos en un estado puro. Si cantan con desgarro; si torean, entre la vida y la muerte. Y que no falte el color¡¡¡ Es España que tanto embruja a cualquier forastero, lo hace volver y lo mantiene al filo de la emoción”.A la hora de decantarse por alguna de sus obras expuestas en la galería granadina elige el cuadro ‘La huida’ pues “refleja bastantes cosas que me gustaría transmitir, no sólo relacionadas con el mundo de toro, sino también con las relaciones de pareja y amor”. Igualmente “la maravillosa Semana Santa, donde las pasiones se concentran en las calles, emociones y vivencias de todo tipo, se trate o no de las pasiones religiosas”. Aparte selecciona otras vinculadas con las relaciones de pareja, como ‘Sin retorno’ pues “proyecta lo que somos todos, hombres y mujeres, unidos, buscando la continuación suya en el otro, amando, odiando, sin remedio ni retorno”.
Iconos bizantinos
Mención aparte merece su óleo sobre lienzo de grandes dimensiones (162×160 cm) que recibe a la entrada a los visitantes. Se trata de ‘La virgen de la Perpetua Esperanza’, excelente muestra de la experiencia adquirida durante el período en el que la artista “ortodoxa cristiana practicante” se dedicó a la restauración de íconos bizantinos en iglesias y monasterios, llegando a dominar la técnica antigua incluida la tempera al huevo, pero mezclada con yema de huevo, hasta conseguir el pan de oro barnizado.
Otro elemento que llama la atención en las obras expuestas en la presencia de Manuel, su marido, y ella misma y la reiteración de temas en escenarios tan domésticos como la cocina o el dormitorio “porque es lo que vivimos todos cada minuto, cada instante. Yo tan sólo intento poner cara a lo que muchas veces es imposible explicar con palabras. Es el gran objetivo del arte, hacer reflexionar a la persona, llamar a su corazón y alma, como la música, la poesía, la literatura”. A pesar de estar a más 8.000 kilómetros de su tierra natal afirma encontrarse muy a gusto entre andaluces por “el carácter abierto, hospitalario y temperamental de la gente”. En cualquier caso, no cesa de viajar, pues antes de la exposición granadina lo ha hecho en Holanda, donde volverá antes de fin de año y en enero lo expondrá por primera vez en Bruselas. Mientras tanto, junto a su marido, continuará con el proyecto de realizar una serie nueva de grabados de gran formato para lo que han diseñado y fabricado una máquina o tóculo, para hacer la obra gráfica a su gusto que esperan estrenar en noviembre.
Visitar we de la pintora SVTLANA KALACHNIK
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CARTA AL DIRECTOR:
Sr. Director de IDEAL: Paseo por la ciudad sin rumbo. Mis pasos me dirigen al museo José Guerrero. El personal me pide mi código postal por eso de las estadísticas. Subo a la tercera planta y comienzo a ver los inmensos cuadros expresionistas abstractos del artista granadino. Estoy solo. Bajo a la segunda planta, me paro a observar un pequeño documental sobre el artista y su carrera en Estados Unidos. Ya no estoy solo. El guarda jurado está trabajando. Al parecer llevaba toda la tarde aburrido, y se dedica a seguirme, como temiendo que en cualquier momento intente dañar una de las obras o pretenda robar algún cuadro. Es incómodo. Así que me voy. Ahora mis pasos me dirigen a la Escuela de Artes y Oficios, me gusta este lugar. Hay una exposición de los alumnos del taller de esmalte: anillos, pulseras, colgantes, diferentes t Salgo a la calle, hay bastante tránsito, la calle Puentezuelas es un ir y venir variopinto de estudiantes, comerciantes, y turistas. En el número 32, está la joven Milenium Gallery. Hay una nueva exposición de una pintora rusa afincada en Málaga, Svetlana Kalachnik. El cuadro que se expone en el escaparate me provoca una sonrisa. Se titula ‘La fachada’, es un cuadro grande y en él se representan distintas escenas cotidianas, a modo caricaturesco y burlón, de un popular bloque de vecinos, donde la complicidad y el erotismo picarón son los protagonistas. Me gusta, así que entro en la galería. Una señora muy amable me sonríe y me invita a pasar. Suena ‘Le quattro stagioni’ de Vivaldi. El ambiente es agradable y acogedor. Una pareja de chicas están observando un cuadro y sonríen, se lo están pasando en grande, y no es para menos. Llevo media hora disfrutando, observando los cuadros de esta pintora rusa. Son hermosos. Mis sentidos están gozando; la música, el colorido alegre de las pinturas, cada cuadro es una historia en si, un libro abierto, una carcajada picantona; me saben a mandarina estos cuadros, quisiera llevarme uno, ponerlo en mi casa para que me alegrara el día. Me gusta mucho el arte de esta pintora. Me recuerda a la niñez, a la adolescencia, a los puzzles de mil piezas en una tarde perfumada de rosas. Son cuadros vivos, con rumores de oriente, minuciosos y brillantes como las cúpulas de las iglesias ortodoxas. Tienen embrujo, un costumbrismo delicado y sutil como el juego de luces que proyecta un candil. La sátira presente, la pasión, el juego, la felicidad. Mujeres sensuales y orondas, se contonean entre toreros, machos ibéricos, tijeras, sujetadores, pompas de jabón y amuletos. Suena el Allegro Pastorale ‘L’autunno’. Se me ha ido el tiempo, me he sumergido en un cuento ruso y he disfrutado como un oso. Una gozada Svetlana Kalachnik. RUBÉN DARÍO VALLÉS MONTES. GRANADA (Publicada en la edición impresa correspondiente al miércoles, 5 de noviembre de 2014)
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CRÍTICA/ARTE: FRANCISCO BAUTISTA TOLEDO El teatro de la vida Es una tarde de octubre apacible y templada, el tiempo transcurre suave, lento, jugoso en las impresiones que permite captar. Buen momento para disfrutar del arte. Al entrar en la Sala un murmullo cromático desbordante inunda los sentidos, que en la turbulencia rompe su cuerpo para expandir chispeantes destellos de intenso colorido, ofrecido en sus variadas posibilidades. Es una impronta de pasión la gravidez de algunos tonos, otros en su inmensa calidez comunican la fogosidad de su presencia, mas la tímida aparición de los tenues colores fríos, incorporan levedad al conjunto, para organizar una composición equilibrada, descrita por un dibujo firme, voluptuoso, de donde surgen seres desenfadados, sometidos a una existencia sujeta al genio que domina voluntades, Cada uno de los cuadros refleja una escena del teatro de la vida, visto desde una postura desenfada, humana, más que crítica, pues la vida es como es, y no como la idealizamos. Svetlana Kalachnik. posee gracia artística a la hora de expresar su obra, basada en una paleta rica, de topografía sensitiva accidentada, logrando así describir una amplitud de matices visuales extensos. Personajes orondos, rotundos, se aplican en su juego particular, inmersos en el carácter que los define. Las piezas de la autora contienen espontaneidad, alegría, guiños al espectador, elaboradas en una representación homogénea, dotada en muchos casos de profundidad espacial. En su pintura se conjuga el arte pop con los grandes relatos contenidos en los retablos del renacimiento, desarrollada muy bien para elaborar obras personales, que recogen el gozo del oficio plástico, centrado en sí mismo, narrando la realidad libre de justificaciones sociales.
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