– ¿Hola Josefina? ¿Cómo se encuentra?
– Bien los años más duros han pasado y ahora vuelvo a sentirme feliz de estar viva.
– Hasta ahora su obra narrativa incluye los libros Myriastérides (Port Royal, 2006), La cumbre del Silencio (Atlantis, 2012) y Nocturnos (Nazarí, 2014), su salto a la poesía, ¿obedece a que es el mejor género para plasmar los estados del alma?
– Realmente no se trata de un salto, pues no me interno en un campo nuevo. Escribo poemas desde siempre pero, por motivos que merecerían un buen psicoanálisis, nunca antes quise publicarlos. La novedad estriba en esta decisión de darlos a conocer, decisión a la que he llegado por lo mucho que tiene este libro de homenaje al amor y a mi marido, Arturo.
– Para título ha elegido una frase de Gabriel Celaya ¿Qué ha querido simbolizar con ‘Mortalmente vivo’?
– Pues tiene, al menos un significado doble. En primer lugar, mi compañero murió pero continuaba junto a mí como una presencia que me dolía mortalmente, al tiempo que su amor -nuestro amor- seguía -y sigue-vivo. En segundo lugar, todos vivimos bajo la sombra de la muerte que nos sobrevuela. Esa sombra intensifica la luz, aunque nos sobrecoja. Noche y día, cara y cruz, vida y muerte.
– El poemario cuenta con un prefacio bajo el título de ‘Lo que fue’ en el que explicas que al igual que hiciera Jorge Manrique, Garcilaso o Rilke «necesitas escribir más que nunca» ¿Es la escritura una especie de bálsamo? ¿una forma de dar vida eterna a unas vivencias compartidas?
– No vivo yo la escritura como un bálsamo, aunque no niego que pueda serlo. Para mí supone un proceso de conocimiento, especialmente de autoconocimiento; de indagación, imaginación, captura del instante, de luchar contra el tiempo… Un proceso trabajoso a la par que gozoso; en este momento se me ocurre compararlo con una subida al Everest o a cualquier ocho mil. O a cualquier montaña que se alce ante nosotros como un reto. Al hablar de la necesidad de escribir, hablo este sentido: las olas necesariamente obedecen al viento; la nieve necesariamente se funde con los soles de primavera; el niño necesita jugar. Y a su segunda pregunta, la literatura no proporciona vida eterna, si acaso, un eco fugaz.
– Su prologuista y compañero de mesa, José Carlos Rosales, destaca que «la ausencia de la persona amada no se transforma nunca en queja melancólica? ¿Está de acuerdo?
– Sí, completamente. Porque en ningún momento me he creído digna de lástima. Enprimer lugar el que murió y sufrió la injusticia de la muerte repentina e isospechada fue él. Yo me quedé viva quizás sufriendo más. Luego porque tengo la suerte y porque nos lo hemos trabajado él y yo de haber vivido un amor de verdad y eso no es para lamentarse.
– El libro de poemas está estructurado en dos partes. La primera que da título al poemario y la segunda ‘El tren-bala atraviesa el corazón del monte Fuji’ que se inicia con unas palabras, ‘Intento de huida’, de Juan Carlos Friebe. ¿Cuándo comenzó a escribir ambos? ¿Cómo ha sido su plasmación en el papel?
– Realmente todos los viajes que emprendí en esos tiempos eran intento de huida de la realidad. Siempre que volvía a casa me encontraba con la misma realidad, todavía más dura que antes de la partida. Por eso me parecieron absolutamente idóneas las palabras de Juan Carlos Friebe que dicen que “ahora hace que los caminos fingían la huida”. El proceso de escribir fue más doloroso porque han ido surgiendo a lo largo de los años de ausencia. Los poemas que componen ‘Mortalmente vivo’ ha ido surgiendo, lentamente, a lo largo de estos siete años largos de ausencia. O mejor dicho, comenzaron a surgir cuando pude volver a escribir, pues durante más de dos años, después del bofetón de la muerte, no podía ni siquiera leer, cuanto menos escribir. La verdad es que pasé más de dos años que no solo no podía escribir sino que también me era imposible incluso leer. El bofetón de la muerte, el chock traumático o como se le quiera llamar me dejó imposibilitada incluso para leer.
– «He llegado tan lejos y no valió de nada,/ rota sigo,/ sin remedio rota/. Y no hay tren que me lleve adonde ansío/ ni máquina más rápida que mis recuerdos./ Escribe en el poema número 6 de esta segunda parte, ¿qué podríamos decir a las personas que hayan vivido una experiencia reciente de un ser amado?
– Que lo importante es haber amado de verdad y haber vivido. Todo es jugar, todo se acaba y en eso tenemos que estar. Como digo en el prefacio intento aprender que la luz y la sombra forma parte de la misma realidad y que una no tiene sentido sin la otra. Si hemos amado y vivido de verdad ya es una gran conquista.
– ¿Es Garcilaso de la Vega tu dulce consuelo? Lo decimos por el Poema XXV en el te diriges a él para pedirle que te acompañe y baje contigo a la calle y conocedor del «breve espacio donde yacen los amores?»
– Se ha convertido en un compañero. Durante mucho tiempo mis amigos fueron los poetas que comprendían el dolor de la pérdida cono Machado y Garcilaso, por ejemplo, porque hablan del dolorido sentir. Machado habla de “aguda espina dorada quepudiera sentir en el corazón clavada”. Esa aguda espina dorada muchas veces es preferible que esté ahí enlugar de querer arrancara y olvidar. Prefiero contar con el dolor, asimilarlo y vivir que olvidar.
– ¿Qué podríamos decir a los granadinos y visitantes amantes de la poesía para que asistan a la presentación de su libro?
– Supongo que les va a interesar porque no solo es un acto de poesía que lo es. Poesía que no es un grito de dolor, es un grito elaborado y pensado también para acompañar a las personas en situaciones de pérdida de un ser querido
– ¿En qué proyectos está trabajando actualmente?
– Siempre llevo varios proyectos a la vez. Quizás al que le dedico más tiempo últimamente es ‘El libro de los espejos’. Los espejos son un elemento tan rico, que admite tantas significaciones que en este libro, si lo termino como quiero, cabrán toda clase de historias y de experiencias personales. Por otra parte llevo uno en relación con las artes plásticas, la pintura, que considero bastante experimental. Trabajaré con pintores como Rembrant, Velázquez, o Luis Canguí,… No sé lo que va a salir pues como una rayuela con pintores. También estoy escribiendo microrrelatos, puliéndolos lo que pudo, los escribo, los tiro, los vuelvo a ver,…y así pasa el tiempo y espero que nos leamos todos.
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Título: Mortalmente vivo |