Antonio Lozano: «La literatura nos permite hablar de la emigración desde el ser humano»

 – ¿Cuándo escribió esta novela? ¿Está basada en hechos reales?

– La escribí en 2013, en un momento en que se sucedían las imágenes sobre el intento de llegar a Melilla saltando la valla que hemos elevado allí. No está basada en hechos reales en el sentido de que todos sus protagonistas son personajes de ficción, y la historia que cuento también lo es. Si lo está, en cambio, en el sentido de que historias como las de Suleimán suceden todos los días y muchos miles de jóvenes se ven enfrentados a vicisitudes similares a las que él tiene que sufrir.

 – ¿Cuál fueron los principales objetivos que se marcó en el momento de narrar esta historia?

– Ante todo está la necesidad de acercar al lector al mundo de la emigración clandestina desde una perspectiva distinta a la que nos ofrecen los medios de comunicación. En este sentido considero que información periodística y literatura son complementarias. La literatura nos permite hablar del asunto desde el ser humano, la persona, el individuo, mientras que el periodismo nos relata la cuestión como fenómeno de masas. Ahí se diluye el drama personal y me parece que esta visión es fundamental para comprender el problema en toda su dimensión. Me interesa que Suleimán se dirija directamente al lector, que mantenga con él una relación que vaya más allá de la noticia y que invite a la reflexión y apele a los sentimientos frente a los dramas humanos. Entre estos, el de la emigración es uno de los de mayor envergadura en el mundo actual, y nuestra percepción de lo que realmente ocurre no siempre es la más acertada. Pero por otra parte está también el objetivo de hablar del viaje físico del emigrante. Creo que cuando vemos las imágenes de los jóvenes que viven en los bosques cercanos a Ceuta y Melilla y salen de ellos para asaltar la valla, percibimos que su viaje ha empezado en ese momento. Nada más lejos de la realidad. Para llegar hasta ahí han tenido que cruzar nada más y nada menos que el desierto del Sáhara, en unas condiciones durísimas. Miles de cadáveres han quedados sepultados bajo las arenas del desierto en ese intento. Lo mismo ocurre entre las costas africanas y las de Canarias. El Atlántico se ha convertido en un gran cementerio marino. Creo que conocer en qué condiciones se realiza ese viaje nos ayuda a comprender mejor las razones que empujan a un ser humano a emprenderlo. Y a hacernos preguntas sobre el otro y no solo sobre nosotros mismos. Por eso el viaje de Suleimán está en el centro de esta novela.

– Suleimán nos cuenta en primera persona su ‘odisea’ desde que abandona Bandiagara, en el País Dogón maliense donde nació ¿ha pretendido hacer una narración más directa, sin intermediarios?

– Efectivamente. Me pareció que era importante que fluyera la comunicación entre el emigrante y el lector de manera directa. Que fuera él quien nos contara su historia, su drama personal, diferente al de cualquier otro emigrante, sacándolo así del anonimato en que lo tiene apresado la visión de la emigración exclusivamente como fenómeno de masas. Me interesaba que se estableciera una corriente de simpatía y complicidad entre ambos seres humanos, y para ello nada mejor que dejarlos a solas durante un buen rato, el que dura la lectura de la novela. Por otra parte, la elección tiene que ver con el fuerte carácter oral que tiene la comunicación en África.

antonio-lozano-3– Demuestra un profundo conocimiento de las costumbres malienses y situaciones que viven los africanos en sus travesías por el desierto y en las pateras ¿cuál ha sido el proceso de documentación?

– Mali es un país impresionante, que me gusta muchísimo visitar. He estado allá en más de una ocasión y he tenido la oportunidad de conocer a su gente, sus paisajes, sus costumbres. Mi experiencia personal ha sido mi principal fuente de documentación, pero también las lecturas que he hecho sobre el país y su historia, así como sobre el fenómeno migratorio.

– El tono del narrador es esta obra es reflexivo y convincente ¿va dirigida a un público juvenil o más bien adulto?

– Yo escribí la novela pensando en un público adulto, como todas mis anteriores. Sin embargo, el texto llegó a la editorial Anaya y me propusieron su publicación en una colección juvenil, para alumnos de instituto. Y me pareció bien porque creo que es fundamental tratar este tema en los centros educativos, entre nuestros jóvenes, para debatirlo y permitirles acercarse a esa realidad de manera certera. De hecho, los encuentros con alumnos que han leído la novela en diversos institutos han sido para mí sumamente enriquecedores.

Partes duras

– ¿Considera necesarias las “partes duras” de la novela, nos referimos al intento de salto de la valla, abandono en el desierto ,…

– Me parecen fundamentales porque forman parte de la realidad. Son necesarias para tomar consciencia de la dimensión del drama humano, pero también para hacernos esas preguntas imprescindibles para comprender mejor la emigración clandestina. ¿En qué situación se encuentra un ser humano para afrontar un viaje tan difícil, un viaje en el que sabe que puede encontrar la muerte y que lo llevará a un lugar en el que sabe que no será bienvenido? ¿Qué ocurre en esos países para que miles de personas se vean abocados a emprender el gran viaje? Y en eso que ocurre, ¿dónde está la responsabilidad histórica?

– Afirma que con este título cierra la trilogía arranca con ‘Harraga’ y ‘Donde mueren los ríos’ ¿qué tienen en común estas tres novelas?

– Las tres novelas tienen en común que abordan la cuestión de la emigración clandestina, y que asumen el objetivo de acercar al lector a esa realidad. Ninguna de ellas plantean soluciones al problema, pero todas invitan a hacernos preguntas sobre lo que está ocurriendo. Pero cada una ha sido abordada desde una perspectiva diferente. En Harraga planteaba el tema del viaje interior del emigrante, el viaje que va desde el sueño en alcanzar un mundo mejor hasta el encontronazo con la cruda realidad. Esa novela transcurre entre Tánger y Granada. Donde mueren los ríos se desarrolla entre varios países africanos y Canarias. Se habla en ella de la prostitución asociada a la emigración, de los distintos orígenes y causas de la emigración, de la explotación del emigrante en suelo español, entre otras cuestiones. Me llamo Suleimán habla fundamentalmente del viaje físico –aunque el viaje interior también esté presente-, por las razones que ya he comentado.

– ¿Qué le animó a realizar la adaptación teatral de ‘Me llamo Suleimán’?

– Yo me había planteado desde muy pronto la adaptación teatral por el carácter oral de la novela y la posibilidad de acercar al público al tema de la emigración desde otro espacio. Pero la propuesta de Unahoramenos producciones, una de las empresas más importantes en el ámbito de la producción cultural en Canarias, de llevarla a los escenarios aceleró el proyecto. Trabajé sobre el texto teatral y en estos momentos está en fase avanzada de producción. He asistido a los ensayos y creo que el resultado va a ser muy positivo.

– ¿Optimista o pesimista? ¿Se solucionará algún día esta terrible lacra de la muerte de inmigrantes en el Estrecho y del rechazo occidental a estos seres humanos? 

– Es imposible ser optimista en el contexto internacional actual. A África se le ha asignado el papel de proveedor de materias primas por partes de los países poderosos con el fin de poder hacer funcionar su industria. Esta obtención de los riquísimos recursos africanos se hace a los precios impuestos por ellos y en las condiciones que ellos deciden. En multitud de ocasiones han puesto en el poder a gobernantes corruptos y sanguinarios para obtener más fácilmente esos recursos. No han dudado en asesinar a dirigentes honestos que se oponían a esa manera de actuar, como Lumumba o Sankara. El ejemplo más sangrante es el del coltán, esa aleación mineral imprescindible para la fabricación de móviles o para la industria aeronáutica e informática, y del que el 80% de las reservas mundiales se encuentra en el Congo. Ahí han provocado, para controlar el coltán, la guerra más mortífera desde la segunda Guerra Mundial, con más de 5 millones de muertos. ¿Ante esa situación, es posible ser optimista? La solución de la emigración pasar por la devolución de su soberanía política y económica a África y el apoyo a la explotación de sus propios recursos. No creo en absoluto que los países ricos estén dispuestos a revertir esta situación. Cuando hayan vaciado a África de sus recursos, la abandonarán a su suerte. Mientras tantos, los africanos tendrán que seguir emigrando a pesar de vivir en el continente con más recursos del planeta.

 

Un libro muy especial

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 Tras la introducción de Wenceslao Carlos Lozano, profesor de la UGR y miembro de la Academia de las Buenas Letras de Granada; Jesús Lens mantendrá un diálogo abierto al público con el autor premiado escritor canario, Antonio Lozano, autor de un libro muy especial, ‘Me llamo Suleimán’.

Una charla a través de la que se irá desgranando la génesis de un libro muy especial, desbordante de sensibilidad hacia los fenómenos migratorios contemporáneos, contados desde la óptica y la visión de Suleimán, un niño que deja su aldea natal, en el Malí profundo, para emprender un largo y complicado viaje, en busca de ese supuesto El Dorado que es Europa.

Publicada por la editorial Anaya, “Me llamo Suleimán” es una novela para todos los públicos, pero especialmente indicada para ser leída por los jóvenes, quienes conocerán a una serie de personajes excepcionalmente trazados por Lozano. Personajes que nos pueden parecer lejanos, exóticos y diferentes. Pero que no lo son. Porque Suleimán, Idrisa, Musa o Mamadú son, por encima de cualquier otra consideración, seres humanos; con sus sueños, miedos, temores, anhelos y esperanzas a cuestas.

Enlaces relacionados:

 – Anaya Infantil y Juvenil: Proyecto de lectura para Suleimán…

 – Diario de Canarias: ‘Me llamo Suleimán’: Una novela contra los prejuicios que calan en los niños

 – El País: África no es un país

 

 

 

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