Coia Valls: «’Amor prohibido’ es una historia de amor al límite»

– ¿Por qué afirma que ‘Amor prohibido’ es su historia más personal?
– Lo digo por diferentes motivos. En parte porque abordo sentimientos, como la soledad, la separación del ser amado, la locura, los celos… en los que hay que profundizar si tu objetivo es escribir buena literatura. Este trabajo siempre exige una mirada hacia tu interior.
También porque el proceso de escritura estuvo marcado por una etapa muy dura, dolorosa: los dieciocho meses de ingreso de mi padre en un hospital, en los que tuve la oportunidad de despedirme y hacer una inmersión en situaciones que en nuestra cotidianeidad intentamos pasar por alto. Mirar, detenernos a mirar, implica hacernos preguntas, comprometernos; es más fácil pasar de largo y protegernos en nuestra pequeña y mezquina burbuja de bienestar.

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Proceso

– La escribió en parte mientras acompañaba a su padre en el hospital ¿Le ha influido de alguna manera?
– Es prácticamente imposible mantenerte al margen de lo que vives, en mi caso no lucho contra ello. Vivirse en las diferentes situaciones que la vida te pone en el camino es una experiencia enriquecedora de la que sales fortalecido y más sabio. Una de las localizaciones de la novela es el hospital de las Agustinas, pero en la edad media los hospitales no se concebían como en la actualidad. No era un lugar solo dedicado a sanar enfermos; lisiados, pobres y vagabundos llenaban las salas, y la muerte también. Durante el tiempo de escritura de Amor prohibido la he sentido amenazantemente presente. Algunas de las escenas escritas podrían tratarse de pinturas del original. He observado la forma en que regresamos al principio, a llamar a nuestra madre implorando su consuelo y protección, a encogernos hasta adoptar de nuevo una posición fetal.

– Sabemos que las comparaciones son odiosas, pero ¿qué tal lleva eso de que la comparen con ‘El pájaro espino’ de Collen McCullough?
– Es innegable que es un referente que está en la memoria de muchos lectores, el cine ha ayudado a ello. Todo mi respeto a quién establezca la comparación, todos leemos desde aquello que somos, de la experiencia que nos ha llevado a ser quienes somos. Mi intención al escribir no iba exactamente en esta dirección. Collen McCullough escribía como en el siglo XIX, yo lo hago para lectores del siglo XXI.

Escenarios

– La elección como escenario del monasterio de Sant Benet de Bages,  donde se localizan las reliquias de san Valentín,  parece que también le venía como anillo al dedo para esta historia ¿es así?
– Estoy convencida que cualquier hallazgo que despierte mi curiosidad y mi atención puede interesar a los lectores.  Tenemos una mención a la fiesta de San Valentín en un poema del Cancionero Vega – Aguiló del siglo XV que podría interpretarse como una referencia a su condición de patrón de los enamorados. En cualquier caso, esta poesía ha permitido a Martín de Riquer asegurar que el día de San Valentín no es un invento estadounidense, sino que podría tratarse de una antigua tradición de nuestro pueblo, tal y como sugiere en el artículo » La canción de San Valentín del poeta Pardo «, publicado en 1955 en la Revista de Filología Española .  Probablemente nos encontremos ante una de las más antiguas manifestaciones de la fiesta de los enamorados, que hizo famosa Shakespeare con la canción del Saint Valentine ‘s day que canta Ofelia en Hamlet (acto IV , escena 5), y que se conserva en el Ms. 7 de nuestra biblioteca nacional. El lugar es una delicia, la documentación contrastada, era un escenario hecho a la medida. coia-valls-3

– ¿Qué le llevó a escribir esta historia y poner en el epicentro el terremoto del Valle de Camprodon (Ripollès) de 1428?
– En ocasiones las novelas nacen a partir de una idea que toma fuerza, en otras por un hallazgo… Amor Prohibido se gestó con el tiempo y a base de coincidencias que me llevaron a redimir una vieja historia. En 1845 en Valls, una pequeña ciudad donde aún vive una parte de mi familia, tuvo lugar un terremoto. Que me conste no hubo que lamentar pérdidas humanas, pero sus efectos fueron devastadores en otro sentido. Una pareja de enamorados, él sacerdote, llevaron su historia de amor al límite. Mi abuela me la contó cuando era adolescente, su madre la había vivido muy de cerca. Yo la guardé en un cajón de la memoria hasta hace 4 años. En 2011 un colectivo de sacerdotes de tendencia renovadora de la diócesis de Solsona se adhirió a un documento elaborado por 150 teólogos, mayoritariamente alemanes, en el que se proponía el debate sobre el celibato en la iglesia. Este fue el momento de partida. Tres años más tarde, el 19 de marzo, el mismo día en que veía la luz mi novela , La cocinera, la prensa se hacía eco de una carta. Iba dirigida al papa Francisco y firmada por 26 mujeres. Todas ellas habían tenido o tenían relación con un sacerdote y necesitaban explicar la angustia de su amor prohibido y pedirle que resolviera un debate demasiado tiempo aplazado. El título, pues, me vino dado. Contar la historia se me hacía imprescindible. El terremoto era el eje sobre el cual girarían acontecimientos y personajes. Un elemento potente, poco novelado y de gran carga emocional y simbólica.

Personajes

– En su novela aparecen personaje históricos como el abad Pere Sadaval, la priora Margarita Querol, sor Hugueta, o la judía Floreta Sanoga, ¿Con cuál de ellos se queda?
– Me quedo con la judía Floreta Sanoga. Admiro la inteligencia, la tenacidad y la pasión en lo que uno hace. Ella tiene todos los ingredientes.

– Además del ‘Amor prohibido’ entre Agnès y el monje Marc Roselló aprovecha su novela para hacer visible otro amor también prohibido como era el de un grupo de mujeres por la medicina ¿Es así?
– En la Baja Edad Media había mujeres que ejercían la medicina en la Corona de Aragón. A principios del siglo XV aún no estaban reglados dichos estudios, pero a pesar de ello la prohibición de que las mujeres la ejercieran era vigente. Muy pocas podían hacerlo legalmente gracias a la voluntad real, a menudo como pago y agradecimiento a alguna curación de miembros de la corte. Una cierta hipocresía, sí, ya que lo prohibían por una parte y, por otra, solicitaban sus servicios entre la gente pudiente. Su prestigio como sanadoras era evidente y está probado. En 1407, en tiempos del rey Martín, tenemos noticias de Margarita Tornerons, cirujana de Vic. En Santa Coloma de Queralt, Floreta de Sanoga consta como una de las primeras mujeres científicas documentadas de la historia de nuestro país. Este amor prohibido de las mujeres hacia la medicina, en muchas ocasiones, se pagó con su propia vida.

– Igualmente parece que no acepta muy bien lo del celibato en el sacerdocio…
– Amor prohibido quiere ser también una reflexión sobre este tema. Bajo cualquier punto de vista el celibato obligatorio responde a una mentalidad medieval. Ahora que el Papa Francisco replantea el tema, pienso que es un buen momento para levantar la voz y mostrar cómo puede llegar a ser de cruel esta imposición que, por otra parte, no es un dogma de fe, ni tiene ningún fundamento teológico ni bíblico

– Al igual que hizo con sus anteriores novelas ¿llevará ‘Amor prohibido’ al teatro?
– Estamos trabajando en la puesta en escena y muy satisfechos con los resultados obtenidos. Dramaturgia y música medieval serán los puntos fuertes. Estrenamos en Tarragona el 10 de abril.

– Desea añadir algo más…
– Gracias por vuestra confianza y la de todos de lectores y lectoras que hacen de mi sueño y pasión también la suya.

 

PARA SABER MÁS:

 

– El sótano de los sueños: (Está en catalán y castellano): Amor prohibido de Coia Valls 

– Blog ‘Espíritus volátiles’ de Nerea Riesco (entrevista radiofónica)
 

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