“Yo soy un ave nocturna y siempre escribo a partir de las diez y media u once de la noche”, nos responde cuando le preguntamos sobre sus costumbres a la hora de escribir. De temprana vocación, comenzó a hacerlo con 14 años con un profundo deseo: “espero perderme algún día en el abismo de la inspiración”. Antes, de su paso por Loja cuenta que guarda “unos recuerdos maravillosos, pues fue una infancia llena de naturaleza y amigos”. Se considera autodidacta y reconoce «haber picoteado en varias carreras -Pedagogía, Educación Social, Bellas Artes-, aunque no finalizó ninguna pues había ciertas asignaturas que me atraían y otras que no». También ha colaborado en distintos espacios radiofónicos de manera altruista. Su primer libro fue un pequeño poemario, publicado en Círculo Rojo con el título de ‘Paz y palabra’ al que apenas se le dio difusión. “Este -en referencia a ‘La crisálida…’- es más importante primero porque es con una gran editorial que con dos profesionales maravillosos como son Mariana y Víctor, también porque tiene una portada de Miguel Carini que jamás imaginé pudiera tener un libro mío, porque tiene un prólogo de Juan Trova que para mí es una maravilla, y porque para mi es es mucho más que un libro es un sueño”.
Reversible y cuadrado
Este libro reversible y de formato cuadrado, supone un «hasta luego» a la poesía pues con lo que realmente disfruta es con la narrativa como se puede apreciar en los relatos breves en los que los lectores se van a encontrar “un poco de todo desde una visión universal del ser, del estar, de la vida, también un poco de denuncia social y de compromiso, amor, amistad,…” Temas recurrentes en sus poemas con palabras que se repiten porque piensa que es lo que tenemos que sembrar. “Hay que crear paz sembrando paz y amor sembrando amor. Tenemos que caminar pensando que los sueños son realizables y que podemos mejorar muchísimas realidades”, indica. Respecto a curioso título explica que la crisálida es un proceso de metamorfosis o transformación del gusano en mariposa. “Este cambio -añade- puede ser personal, de vida, durante el cual, aparte de encontrarme conmigo misma, he podido encontrar esa paz interior, que me conduce a estar tranquila tanto en el valle como en la cumbre. Yo he sido esa crisálida durante un tiempo hasta hallar esa paz que me ha permitido ser mariposa para llevar un mensaje de esperanza, de que tenemos que recuperar los valores perdidos, de que existe un mundo mejor, de que tenemos que pararnos a pensar y dejar de llevarnos por este mundo materialista,… Dentro de esa nube de utopías por las que yo lucho cada día pienso que un mundo mejor es posible si así lo hacemos todos”.
Por ello, además de su habitual colaboración personal con la Fundación Alimentos de Granada desde 2013 quiere aportar otro granito de arena cediendo sus derechos de autor. Señala que esta fundación sin animo de lucro funciona a base de muchísimos voluntarios porque hay mucha gente que lo necesita y el espíritu de este libro es el de la solidaridad con los demás. Pilar que ha dedicado la parte poética a David, “su compañero de viaje sin el que no hubiera sido posible esta obra” y la narrativa breve a sus hermanas, “ejemplos de vida para mi”, reitera que este libro ha sido escrito “desde el corazón, desde lo más profundo de mi alma, es parte de mi, de mis ilusiones y de mis sueños”. También nos adelanta que ya tiene gestada la idea de una novela desde hace mucho tiempo pero que como “aprendiz de escritora, prefiero formarme antes bien”.
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Título: La crisálida que quiso subir al Everest Autora: Pilar García Reche |
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