Poemario que ve la luz ahora coincidiendo con la buena noticia de la recuperación de su hijo. “Lleva dos meses bien después de dos años de tratamientos”, explica al tiempo que justifica que de no ser así no podría presentarlo. “Afortunadamente -añade- todo va bien y mi hijo se ha recuperado y esperamos que todo se haya quedado en un susto y una experiencia más”. En cuanto a su publicación Montiel explica que tras quedar finalista del premio Adonais un miembro del jurado, Enrique García Máiquez, le envió un correo comentando que le había gustado mucho y que tenía ganas de que fuera publicado. Al poco tiempo le llamó el poeta José Mateos para ofrecerme incluirlo en su colección DKV de poesía en su editorial Canto y Cuento.
Un prefacio y tres partes
El poemario está estructurado en un prefacio, en tres partes y una coda, en las que confiesa las distintas sensaciones que ha ido experimentando frente a la enfermedad. “El libro parte de la imagen de una puerta entornada a través de cuya ranura se puede ver la luz. Es una manera de mostrar la espera de quien vive en esta situación, es decir el no saber si la puerta se va a cerrar o si se va abrir, un poco la incertidumbre del que espera”, explica. La primera se llama ‘La tiniebla’ en el que hace alusión al momento de la noticia cuando le dicen que su hijo tiene un cáncer “por lo que son poemas mucho más duros”. En la segunda parte que da título al libro se incluyen poemas que tienen más que ver con la incertidumbre y la duda. La tercera, ‘Ranuras’, donde se aferra a la esperanza de que todo acabe bien. A ellas se añade la coda, titulada ‘Muñeco de nieve’ en la quecristaliza toda su esperanza viendo que todo evoluciona favorablemente y puede tener un final feliz. “Lo escribí un día de invierno que nevó en Granada. Viendo la nieve que dura una mañana me imaginé el muñeco que en el futuro podremos hacer mi hijo y yo”, añade.
Como no podía ser de otra forma el poemario está dedicado a este hijo -tiene otros tres más- y también a un primo suyo de 5 años que a principios de los 90 por desgracia murió en poco tiempo de la misma enfermedad. Esta dura experiencia le une con sus tíos, pues entiende su dolor y por lo que han pasado. También aclara que hasta un año después de diagnosticarle la leucemia a su hijo no pudo escribir estos poemas pues estuvo en una especie de estado de shock que hacía imposible escribir, pero que “una vez lo digiere, uno sale como una especie de vómito o de desahogo. No es que se vaya el dolor pero se transforma en escritura”, indica. Igualmente que este poemario le ha supuesto “una entrega más radical a la literatura. A partir de este sentimiento doloroso me he volcado más en la escritura y escribo muchas horas al día, mientras que antes era algo esporádico”.
Para terminar muestra su satisfacción por que le presenten José Carlos Rosales y Antonio Praena dos poetas que lee con admiración, también de que “con la que está cayendo” se lo publique otro poeta, José Mateos. “En estos tiempos son necesarios refugios como la poesía para resistir en esta sociedad en la que únicamente prima el beneficio y lo inmediato. Pienso que la literatura, en general, y la poesía, en particular, es una forma de resistir frente a esa marea y estar reunidos en torno a algo más esencial”, concluye.
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Título: La puerta entornada |