Muchos, infinitos diríamos son los problemas que aquejan a esta Villa ya sean de tipo social, económico, humano, etc. Pero en esta ocasión, solo unas líneas sobre una parcela bastante afectada y en crisis, se imagina cuál es, claro hombre… LA AGRICULTURA, o mejor dicho… EL CAMPO.
Y yo me pregunto, porqué esta crisis, porqué todos los palos deben ir a esta gran fuente de riqueza que es la agricultura. La respuesta paternalista y conservadora sería el hacer constar que todo el campo español está en crisis y nos quedaríamos tan tranquilos pensando que no somos los únicos mártires. Pero no, el problema es más intrínseco y más ligado a nuestro pueblo no podemos escurrir el bulto y parapetarnos en la crisis general.
En Salobreña el campo está mal, muy mal, en Salobreña hay caciquismo, injusticias, minifundio, terratenientes, en una palabra miseria. Ya sé que son grandes afirmaciones, tal vez pueda parecer que me excedo en mi apreciación, que soy un alarmista pero he de decirte que no, todo lo expuesto es tal como es y me parece que se me queda algo más por decir.
Soluciones, ya lo creo que las hay, pero dudo mucho se lleven a cabo, pues el labrador medio se ha vuelto escéptico, ya no cree en promesas y futuros proyectos de mejora, ya se ha cansado de ser marioneta movida por los grandes.
Y se pregunta una y otra vez dónde van a parar las subvenciones, muy pocas, que el Ministerio de agricultura ofrece cada año, dónde están esos proyectos de mejora del campo, comercialización de productos, erradicación de tanto intermediario, caminos buenos, riegos abundantes, etc.
Cómo se van a solucionar estos y otros problemas si se convoca una Asamblea, autorizada, por la Hermandad de Labradores y sus responsables no se enteran de la citada asamblea y se quedan en el bar; cómo vamos arreglar este desbarajuste si únicamente se oye la voz de dos o tres poderosos caballeros que pesan más por su dinero que por su persona.
Claro, como en todas partes cuecen habas, pues aquí no iba a ser menos y los pobres labradores se muerden los labios y callan, pues quien calla otorga como dice el dicho y ellos se mueren por ese mal dicho.
Grandes cambios tienen que sobrevenir para que éste nuestro campo florezca y sus buenas gentes puedan vivir gracias a él, así es que, esperemos… ERASE QUE SE ERA.
Salobreña, Diciembre de 1974
Antonio Luis Gallardo Medina