El Colegio, lo tenían muy bien estructurado los frailes hasta el punto que cada uno de ellos tenía asignada una asignatura distinta, había frailes que te podían dar dos o tres asignaturas.
Al realizar la matrícula, no te daban opción de comprar los libros en otro sitio, entre otras cosas, porque no había grandes superficies comerciales y pocas o ninguna papelería. Así que en la misma secretaría te endosaban los libros de la Editorial
Santillana.
Describir para un crio de pueblo, que nunca había tenido un libro propio en las escuelas, sino que solo teníamos una o dos Enciclopedias Álvarez para todos, es algo que hay que vivirlo. El tacto, el olor, el color hacía que fuese un objeto apreciadísimo, creo que ya desde entonces me vino el amor por los libros.
Ese primer día, al llegar a casa era dedicarlo para forrar todos los libros y dedicar una gran parte del tiempo a ojear fotos.
Si por mi hubiese sido ese mismo día habríamos dado todas las materias: Historia de España, Geografía, Latín, Matemáticas, Francés, Gimnasia Formación del Espíritu Nacional y Religión, estas tres últimas conocidas como las Marías.
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Una cosa sí que tengo que decir después de tantos años, aprendí Historia de España, la que se contaba, supe todos los ríos y afluentes de España, las comarcas, aprendí a declinar en Latín y los primeros poetas románticos franceses, eso para mí ya era todo un éxito, pues la señorita María del Carmen, me enseñó amar a Valery, Verlaine, Víctor Hugo y por supuesto Charles Baudelaire, solo por eso ya merecía la pena estudiar Francés.
Respecto a la dimensión cultural del colegio, recuerdo que era muy variada, Por la situación del colegio, al estar en Motril, éste tenía y tiene un alumnado muy variado. Alumnos del mismo Motril, de Salobreña, de Lobres, de Itrabo y de Molvízar.
En otro relato seguiré contando cómo era cada uno de los frailes y su asignatura correspondiente.