Antonieta Castro que ha participado en bastantes exposiciones colectivas y tres individuales indica que tiene mucho de formación autodidacta motivada por la enorme pasión e interés «por cualquier cosa que diera color y luz», y que tras esos primeros pasos le llevaron participar en cursos para formarse, recibiendo clases en su pueblo de Antonio Campaña, y asistiendo a talleres de bellas artes. Unas de sus grandes frustraciones ha sido no poder realizar esta carrera pues las cosas de la vida le llevaron al campo de la sanidad, y tras contraer matrimonio y tener sus hijos al negocio familiar de panadería y pastelería, en el que también da rienda suelta a su vena artística pues le encanta pintar sobre las tartas. Animada por sus profesores al valorar positivamente su capacidad artística ha conseguido que la pintura forme parte de su vida.
La exposición que se puede visitar sin seguir un orden específico muestra obras realizadas en los últimos años. Estas obras que considera sus tesoros han sido realizado en su estudio o al aire libre, donde más a gusto se siente pues le encanta disfrutar del campo o viaja. «Me gusta el agua por su expresión nítida y clara y porque está llena de mucha energía», nos comenta al justificar la elección del paisaje marino para la portada del díptico informativo de la exposición pues «tiene mucha profundidad». También están muy presentes los juegos de colores y composiciones, en obras como la titulada ‘Por sevillanas’, con las que ha pretendido brindar «un homenaje a nuestra Andalucía y al folclore de nuestra tierra».
Respecto a la técnica del grabado señala que lo conoció por casualidad en uno de los cursos que hizo en Priego con un profesor estupendo, Mamporro, que completó después con otros y con investigaciones que ha realizado por su cuenta, llegando a mezclarlo en algunas ocasiones con la acuarela pues «da un juego precioso». Acuarela que a los más nerviosos como ella se considera les proporciona relajación. Entre los elementos que se repiten en algunas de ellas está la espiral que en un grabado se aprecia en forma de amanita y en otros ha incluido de manera figurativa y que está presente en la pulsera que le acompaña. «No es un sello personal pero me gusta incluirlo» indica al mismo tiempo que reconoce su debilidad también por los árboles con los que pretende hacer un homenaje a la vida y a las plantas, y con buena jienense al aceite, a través del olivo. Eso no quita que también se haya atrevido con escenas urbanas, con tonos más grisáceos, e incluso con algunos retratos con la boca abierta, bodegones y paisajes, incluso del barrio de Montmatre parisino.
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Obras de Antonieta Castro |
