«La pasión por los vehículos clásicos más que heredarla la he vivido desde pequeño pues siempre he estado rodeado de coches antiguos», puntualiza este joven de 30 años de edad, licenciado en Administración y Dirección de Empresas que en la actualidad cursa Ingeniería Mecánica. Renglón seguido comienza a darnos algunos detalles del Mercedes cuyo modelo se comenzó a fabricar hacia 1936 al tiempo que nos aclara que «el Mercedes 170 D, más conocido con el sobrenombre de Lola Flores, era diésel, más barato y habitual, del que se fabricaron bastantes unidades, en cambio el S trae más detalles aparte de un motor más cómodo y cuya fabricación fue bastante más limitada. Son muy pocos los que han llegado a nuestros días, para nosotros encontrarlo y poder llegar hasta este punto ha sido un reto y una ilusión tremenda».
También informa que lo encontraron gracias a un amigo en Alemania donde fueron a recogerlo con una plataforma en 2007 y que su estado lamentable, ya que «al llegar a su destino se partió la dirección pues estaba corroído. Por eso desmontó por completo hasta dejar el chasis, para volverlo a montar de nuevo lo que nos llevó un año completo». Eso sí con piezas cien por cien originales, pues según explica la casa Mercedes tiene un servicio para el que basta indicarle el número de la pieza y el modelo. Cuando le pedimos nos destaque algunos detalles nos invita a fijarnos en el salpicadero de madera y en las intermitentes desplegables que obligaron a poner en los años 50 para poder circular pues carecían de este accesorio.
Respecto a su potencia su padre indica que tiene 1780 cc, unos 60 CV y 4 cilindros «para ir cómodamente a 90 -100 km/h». Así mismo, considera que «no es un coche gastoso pues su consumo está en torno a los 8 litros», y que, sin lugar a dudas, la mayor de las singularidades de este vehículo es su pedal de engrase automático, que nos muestra entre los pedales del embrague, freno y gas. Por ello destaca que «este coche fue muy avanzado tecnológicamente para su época, pues al pisarlo de forma automática acciona un bombín con grasa líquida que reparte por una red de conductos que recorre todo el coche». Ello les ha permitido participar sin problemas en gran número de concentraciones y rutas gracias a la doble pertenencia tanto al Club de Automóviles Veteranos de Granada como al de Mercedes Clásicos de Andalucía, siendo la última la ruta urbana dedicada a niños y jóvenes con síndrome de Down que tuvo lugar a mediados de junio pasado en Granada capital.
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Una docena de vehículos singulares Un carro de bueyes decorado y varios coche de caballos perfectamente restaurados y colocados por orden de antigüedad, sirven para conocer los antecesores de los coches entre los que destaca un carruaje de principios del siglo XX, un Victoria Eugenia con pescante, un Landau abarquillado con amortiguadores de ballesta, eje y dirección mediante una barra, posiblemente único en Andalucía, junto con un impresionante Oldsmobile azul son las piezas con que cuenta en el primer garaje en cuyas paredes cuelgan todo tipo de guarnicionería. En el segundo, varios modelos permiten observar la evolución de las carrocerías que conforme van avanzando las décadas se van haciendo más aerodinámicas, desde un Chevrolet de los años 30, un sólido Fiat 1400 como el que servía a su padre para repartir el pan en Cádiar, varios Mercedes, distintos modelos de Renaults, algunos de ellos con matrículas de Granada como el Fiat 800, cuatro puertas, una gran rareza y tres Seat 600. «Mi colección permite conocer la evolución del transporte desde el siglo XVIII hasta los años 70 del pasado siglo», resume satisfecho. Próxima entrega: Sandro Berni y Vanessa López y su BMW con sidecar de 1939 |
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