José de Huéscar solía publicar las historietas completas, mientras que los tebeos de aquellos años salían cada semana y finalizaban con el continuará en el próximo número, con tal de enganchar a los lectores. Recuerdo que los tebeos de los años sesenta, aquellas aventuras de encrucijadas, como El Jabato, El Capitán Trueno, El Guerrero del Antifaz y Roberto Alcázar y Pedrín (toma del frasco, Carrasco, decía éste cuando le arreaba un mamporro a un malafollá de aquellos) valían una peseta. En la revista Pif Gadget trabajaron famosos historietistas franceses y europeos, de manera que los números 60 y 137, en los años 1970 y 1971, batieron el récord europeo al editar un millón de ejemplares cada uno. Pero nada es eterno y la revista desapareció en 1993 aunque volvió a resurgir en 2004. En España se vendió con el nombre de Pif, en 1978, y se editaron unos 40 números hasta que la revista cerró.
El dibujante español fue colaborador de la famosa Editorial Larousse, con la que dibujó ‘La Historia del Far West’, mientras que el guión lo escribió Jean Ollivier. También ilustró Las aventuras de Mowgli, novela del escritor inglés Rudyard Kipling, para la Editorial Vaillant. Entre sus ilustraciones más famosas destaca el perro Rintintín y el cabo Rusty, cuyas aventuras fueron seguidas por los niños de la época, y de la que también se hicieron algunas películas. Con el seudónimo de Garvi, José de Huéscar también dibujó historietas eróticas. Además de pintor, ilustrador y dibujante, ejerció como profesor de arte tanto con menores como adultos. Fundó también tres escuelas, donde enseñaba dibujo y pintura, y cuando los alumnos le decían que tenía facilidad para pintar, él les contestaba con la humildad que le caracterizaba: «No, no es un don, es mucho trabajo y observación». O cuando le llamaban maestro, José les recordaba su pequeña estatura: Perdón, un metro sesenta y cinco.
Su época más fecunda dentro del cómic y de la publicidad fue entre 1982 y 1988, pero José de Huéscar era un espíritu muy sensible que se fue desengañando de todo este mundillo y prefirió dedicarse solamente a la pintura y a restaurar cuadros. Le encantaba la música del Oeste americano, así como dibujar caballos, indios y otros personajes con grandes arrugas en el rostro. Poseía una extensa biblioteca, con temas de historia y del Oeste, con los cowboys y aquellos áridos paisajes, así como libros de anatomía humana y animal, etc. También hablaba varios idiomas, como el francés, inglés, italiano y catalán. José era un gran aficionado al deporte, pues fue cinturón negro en judo y ganó algunas medallas en natación y buceo. Fue además campeón de tiro olímpico en Barcelona y en Francia, y campeón de tiro con arco. En cambio, los ratos libres los dedicaba a la lectura y la música.
José de Huéscar estuvo casado con Carmen Leví hasta 1985, en que se separaron. Y tres años después, se volvió a casar con la francesa Josine Duval. En el 2000 adoptó a las hijas de ésta, Florence y Agnès. Unos años antes de fallecer, el dibujante quiso donar todo su patrimonio artístico (cuadros, bocetos, esculturas, manuscritos originales…) a su ciudad natal de Albacete. Sin embargo, el Ayuntamiento manchego no aceptó su legado aduciendo falta de espacio. Fue entonces cuando pensó donar su patrimonio a Huéscar, la ciudad del Altiplano granadino con la que se sentía emparentado por el apellido y con el que firmaba sus ilustraciones. Agustín Gallego Chillón, a la sazón alcalde de Huéscar, lo cuenta así en el libro ‘José de Huéscar, el legado de un apellido’, que el Ayuntamiento oscense ha editado, en colaboración con la Diputación de Granada y la Escuela de Arte, de Huéscar: En la mañana del día 11/12/2006, al leer los correos electrónicos dirigidos a la Alcaldía que ese día habían llegado, hubo uno que llamó mi atención (…). Decía lo siguiente: «Hola, buenos días, señor alcalde. He sido ilustrador durante mucho tiempo, he publicado mis trabajos en muchos países y he sido también profesor de Bellas Artes y fundador de varias escuelas de dibujo en Francia. Poseo una colección de cuadros al óleo, centenas de páginas originales de cómics, portadas de libros, bocetos (…). ¿Estaría Vd. Interesado en crear un mini-museo de pintura y dibujo en el pueblo de Huéscar?»
Agustín respondió a aquel mensaje mañanero tan insólito, como inesperado: Por supuesto que dijimos que sí. Para nosotros era un honor albergar en nuestra ciudad una colección de dibujos de un autor tan importante como él. Consideramos que era un hito importante para la vida cultural y un atractivo turístico para nuestro municipio. Entonces, el alcalde concertó una visita con el dibujante José de Huéscar, en Aouste Sur Sye (Francia), donde residía y tenía el taller. En el viaje le acompañó el director de la Escuela de Arte, Pablo Morales. Allí pudieron comprobar la calidad de las obras y le prometieron a José hacer una exposición permanente, en Huéscar. Sin embargo, a los pocos meses falleció el dibujante, pero su esposa, Josine Duval, respetando la voluntad del difunto hizo la donación. Y así, apunta Agustín, el día 6/7/2010 con un furgón de un vecino de Huéscar, debidamente habilitado al efecto, nos trasladamos a Aouste y empaquetamos todo el material y lo trasladamos a Huéscar.
Unos meses más tarde, Mari Carmen, la hermana de José, también hizo una donación de óleos del artista al Ayuntamiento de Huéscar. Josine Duval cuenta en una carta cómo conoció al dibujante español: ‘Soy pequeño y feo’. Esta es la descripción que me hizo José cuando me llamó por teléfono para proponerme una cita en un restaurante de Fontainebleau, en mayo de 1982. Desde el principio me sedujo su voz tan grave por el teléfono, luego cuando nos encontramos, efectivamente, él era pequeño, pero, ¡nada feo! Esa tarde, acompañada de una de mis amigas, fue muy agradable y enseguida todos nos encontramos a gusto. A partir de ese momento ya no nos separamos más (…). Siempre me maravilló su manera de dibujar y pintar. Era mágica: una mancha pequeña se transformaba en un peñasco o un pliegue de traje, unos trazos pequeños, y aparecía progresivamente una cabeza.
Así lo recuerda en su carta, Josine Duval: «Él jugaba mucho con esa facultad para cautivar a sus alumnos. Mi vida con José me ha aportado mucha felicidad. Esto me permitió tener confianza en mí y autoafirmarme (…). Hemos pasado días maravillosos desde la jubilación en nuestra casa, a la que nosotros llamábamos nuestro paraíso».
En otro escrito, la viuda describe con detalle el último día que pasaron juntos: …, «ese domingo, 29 de abril de 2007, lo vivimos como en sueños. Inconscientemente, José preparó su partida. Por la mañana, ofreció un aperitivo a todos sus amigos del club de tiro. A mediodía fuimos a visitar a los niños, después visitamos una tienda de antigüedades donde compramos un juego de café (una reliquia para mí ahora). El tiempo era magnífico y paseamos por el campo y recogimos flores… Cuando llegamos a casa degustamos una pizza. Esa es la tarde en la que pronunciamos estas palabras, ‘este es nuestro paraíso’. Mientras preparaba fuera el ramo de flores que recogimos a mediodía, José en el sofá, en el interior, perdía la vida. Y al final le dedica un cariñoso recuerdo: «José de apariencia estricta era un soñador muy sentimental. No dudaba de su talento artístico, pero sufría por no ser lo suficientemente reconocido. Agradezco a la ciudad de Huéscar el reconocimiento a su obra y estoy segura de que en el más allá, José está contento y satisfecho de la realización de este museo»
José María Martínez –alcalde oscense, desde 2011 al 2015–, recuerda que conseguir publicar este catálogo de pintura y dibujo, para dar a conocer el legado de José de Huéscar, es todo un orgullo para el pueblo de Huéscar y su alcalde. Nuestro deseo es que este catálogo, además de un reclamo turístico importante, sirva para atraer a los amantes del comic, donde puedan contemplar el fondo documental.
Indicar que el Museo José de Huéscar Garvi se encuentra ubicado en el antiguo Pósito –servía para almacenar el grano de los cereales–, un edificio que ha sido reconstruido y que data del siglo XV, y que en los primeros cien días recibió más de tres mil visitantes. Pero lo que me llamó la atención fue la tremenda injusticia con este ilustrador manchego, que tuvo que emigrar a Francia donde fue reconocida su valía. Y que al final de su vida, con esta magnífica obra, un alcalde inculto le diga a José que en Albacete, su ciudad natal, no había espacio para dedicarle una exposición, cuando tenía que haberlo hecho Hijo Predilecto. Mayor ninguneo no se puede pedir. Esto tuvo que ser muy duro para él, pero así suele tratar España a sus hijos. Menos mal que el entonces alcalde Agustín y el pueblo de Huéscar le abrieron los brazos. La idea de escribir este artículo se la debo a mi amigo, el güesquerino Juan José Martínez, que puso en mis manos el catálogo de José de Huéscar y me pone al corriente de los acontecimientos culturales en las comarcas del Altiplano.
El actual alcalde José García Giralte es un admirador de José y me ha confesado que quiere organizar una exposición al dibujante, en Granada. Copio estas frases que me ha enviado: «Desde el Ayuntamiento de Huéscar seguiremos dando a conocer este patrimonio cultural único, del que este municipio ha tenido la suerte de ser el depositario y responsable de su custodia y divulgación. Gracias a José de Huéscar, un paisano de origen, no sabemos de qué tiempo, pero un gran profesional con una obra excelente que merece figurar entre los mejores dibujantes del mundo del cómic. Y no podía faltar nuestro más sincero agradecimiento a Josine Duval, viuda de José, y a su hermana Mari Carmen, que donaron su obra a la ciudad de Huéscar».
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