Contaba un señor de mediana edad, quizás un poco más mayor que yo los problemas que tiene la sanidad andaluza y decía que el problema radicaba en que tú vas al médico de cabecera, le explicas lo que te pasa, da igual sea un resfriado que un cáncer, inmediatamente te manda paracetamol o ibuprofeno, te vas a casa y te pones peor.
Así que vuelves al médico de familia y le dices que quieres que te vea un especialista, pero se cabrea porque piensa que a él le ha tocado el título de médico en una rifa. Como no te hace caso, tú por tú cuenta decides ir al Servicio de Urgencias, ya que allí te ven mejor y tras dos días de espera te detectan un enfisema pulmonar y te dicen que porqué no has ido a tu médico de cabecera.
A todo esto, el buen señor estaba rodeado por la mayoría de pacientes de la sala de espera, escuchando ávidamente su relato. Sigamos, de las urgencias te vuelven a enviar al médico de familia para que sea éste quien te derive a un especialista, no sin antes poner el grito en el cielo por el tratamiento que te habían mandado.
Cuando regresas a tu centro de salud, te vuelve a preguntar qué te pasa y al contarle lo que te han dicho en urgencias, ahora sí que te hace un volante preferente, esto es un decir, pues preferente quiere decir un mes más tarde; a todo esto tu enfisema pulmonar sigue empeorando y a los dos meses, cuando te ve el especialista de respiratorio te dice que tenías que haber llegado antes, porque esto ya está muy avanzado. En ese momento, llamaron por megafonía al señor que contaba todo y nos quedamos con las ganas de saber qué pasó con su enfisema y sobre todo qué le dijo el médico de cabecera por su empeño en no enviarlo antes al especialista.
Me vino entonces a la memoria, cómo se las podía arreglar un médico de pueblo, en concreto el mío, Salobreña, en los años 60, donde solo estaba él y nadie más. Recordé al bueno de D. Antonio Castillo que tenía la consulta al final de la Calle Cristo y solamente podía contar con un practicante D. Fermín Anguita, una comadrona Mª Dolores y algún/a pinchaculos de estraperlo. Nunca supe si la gente de Salobreña enfermaba más antes que ahora, ni los medios que tenían, ahora eso sí el gasto sanitario era el mínimo.
Actualmente, el sistema sanitario quiere ahorrar dinero y evitar de alguna manera el despilfarro que se ha hecho hasta ahora, pero se equivocan en la fórmula, porque si en lugar de tantas visitas que tuvo que hacer el buen señor del enfisema pulmonar, le hubiesen enviado al especialista, hecho todas las pruebas en un día y tomado los medicamentos adecuados y no los que te mandaron que al final los sacaste de la farmacia, pero no te los tomaste, luego los de urgencias y al final los que te mandó el especialista. De ahí que en cada casa haya una autentica farmacia de medicamentos, muchos de ellos caducados y que nunca sirvieron para nada.
Estuve tentado de esperar un rato más y dejar pasar mi vez, para ver si salía el señor del enfisema y me contaba el final, pero no, yo también tenía ganas de que me viera el especialista, en esta ocasión mi especialista, pues lo considera uno como si fuera algo tuyo, ya que tuvo la destreza de operarme cuando estuve tan malico y casi no lo cuento. Sirvan estas líneas para rendir un sentido homenaje a los médicos de pueblo, pero de pueblo de los años 60, que con tan pocos medios consiguieron que la población no se diezmara y gastaron tan poco a las arcas del Estado.
