«La positiva acogida de la primera parte, la aceptación por parte de la gente, el cariño que nos han dado nos ha dejado totalmente alucinados. Hemos sido llamados por colegios, bibliotecas municipales, e incluso hemos sido invitado a dar alguna charla en la Universidad», nos cuenta este padre de un niño con parálisis cerebral que, en nuestro segundo encuentro, nos vuelve a recibir con una enorme sonrisa. También nos dice estar sorprendido porque los niños han aceptado con una naturalidad increíble el que en su cuento se hablara de alguien que se mueve en silla de ruedas, de una personas ciega o sorda, «sin una cara rara ni gesto extraño, la experiencia ha sido totalmente gratificante por lo que no hemos querido dejar pasar ni un segundo para cerrar el círculo y desarrollar alguna idea que se quedó en el tintero en el primer libro».
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En esta segunda parte Migue, el protagonista sigue con sus amigos Laura y Quino. Libro que tiene el mismo formato, aunque el doble de páginas pues lleva casi el doble de ilustraciones, con el que su autor quiere seguir demostrando que de las discapacidades hay personas que sacan nuevas capacidades. Indica que «como prometí en la primera parte hablo de los niños con autismo, que la verdad es que tienen un potencial increíble. Quiero que sean protagonistas de una aventura, que sean felices, y tengan su oportunidad». También que hay que dar a conocer estos casos y conseguir que no den tristeza», al tiempo que insiste en que «con este libro busco la normalidad y que los niños con discapacidad estén integrados». Además de este loable objetivo en esta ocasión los protagonistas tienen la posibilidad de viajar con el tío Joe MacDonald, pues como comenta su autor con humor «parece que tenemos mayor presupuesto y esta vez salimos de la zona cercana a la casa». Este personaje «el tío aventurero de Migue por excelencia» que ya aparecía en la primera parte tiene aquí un mayor protagonismo y estará acompañado por su sobrino y sus amigos, lo que les permitirá recorrer diferentes países para resolver distintos acertijos.
Amor a la Naturaleza
En cuanto al árbol de la sabiduría, el autor explica que la idea «parte de una noticia que vio en la televisión sobre la cantidad de niños que habían dejado de leer. Me dio pena pues ahora los niños prefieren móviles y consolas, y no quieren jugar con otros niños sino con una máquina. Me vino la idea de un árbol que se alimenta del conocimiento, de que se lean libros y del teatro. Un árbol que se está muriendo y hay que salvarlo». Así mismo indica que en esta obra propugna la importancia de cuidar la naturaleza lo cual tiene su recompensa. Para terminar insiste en que «hay que olvidarse un poco de las máquinas y recordar cómo hasta hace muy poquito jugábamos en la calle. Me gustaría cambiar eso, sé que es difícil, pero ojalá consiga que algún niño leyendo haga que crezca una nueva hoja del árbol de la sabiduría para que éste siga verde y frondoso».
Al igual que el anterior las ilustraciones son de Luciano Sánchez que el autor considera como «el alma de Migue Ruedines, que tiene el detalle de colaborar conmigo en este proyecto, que lo vive pues si no fuera así no sería capaz de transmitirlo». Los primeros cien en adquirir el libro se han llevado la sorpresa de que junto con el libro se regalaba una libreta agenda con el logo de Migue Ruedines y un boli. Aprovechando estas fiestas navideñas y para que Ada, la hermanita de Miguel, no tenga celos su padre ha querido convertirla igualmente en protagonista de otro libro, ‘Ada y el árbol de Navidad’. «Es un cuento cortito para antes de dormir, de 8 páginas, con ilustraciones grandes a todo color de Luciano Sánchez, cargado de simbolismo pues queremos que los niños conozcan los beneficios de cuidar la naturaleza».
