Alberto López, director de la sala, manifestó en el momento de la inauguración, sentirse feliz de acoger a su tocayo, al que conoce desde hace años, pues no en vano, entre la veintena de exposiciones individuales que ha realizado Sesma dos han sido en Granada, en 2010 y 2011, de la mano de Galería de Arte La Zubia. «La obra de Albert habla por sí sola, tiene una impronta y un estilo muy personal. Se ha formado con un gran maestro, pues ha sido discípulo de Antonio López durante seis años y tiene algo de él. Su obra de una calidad excelsa tiene luz y está enmarcada en dos estilos diferentes: uno, el tradicional de su paisaje urbano que tiene su propio sello personal, y, por otro lado lado, una apuesta atrevida con una obra monocromática que ocupa la parte de la entrada de la galería que tiene igual de luz y de vida», resumió antes de invitar a ver el vídeo en que se puede observar la evolución del artista quien por su parte informó que las obras expuestas son fruto de su trabajo de los dos últimos años y destacó que su obra nueva le está sirviendo para volver a la acuarela.
Alberto Sesma que se desplazó desde Navarra en compañía de su mujer Patricia para el acto inaugural, manifestó a IDEAL que su nacimiento en París «no tiene ningún sentido poético» y se debió al hecho de estar sus padres trabajando en ese momento en la capital francesa. Así mismo, que le debe a Antonio López su interés por los paisajes y por este tipo de cuadros aunque tiene él una clara predilección por la figura humana que es lo que le llena como pintor «pero quién se la lleva a casa, prácticamente nadie. La verdad es que me lo paso muy bien pintando ciudades, sobre todo vistas panorámicas». Así lo reconoce en la presentación de su página web donde afirma que la forma más segura de comunicar sus sentimientos es en el asfalto de las calles, en las aglomeraciones de personas, en los embotellamientos de las ciudades… «Un elemento que me atrae muchísimo es la atmósfera y el silencio pues hay tanta gente en estas ciudades pero desde aquí, desde lo alto, no la podemos oír», afirma.
Así mismo, reconoce que, desde el punto de vista artístico, regresar a Granada le supone «volver a coger aire para volver a pintar», al tiempo que «ofrecer la posibilidad de mostrar mi evolución». En opinión de López Ávila, este artista que ha conseguido más de 40 premios en concursos nacionales e internacionales, entre otros el primer premio del Concurso Internacional ‘Agua Granada’ (2010), «no es un pintor colorista, porque en el paisaje urbano su mirada se detiene en los faros de los coches de la ciudad, en una bifurcación de la quinta avenida o en el asfalto de la calle Reyes Católicos de Granada; de ahí, que como pintor del momento histórico que le ha tocado vivir sus cuadros no puedan parecerse al de otras épocas, Sus colores son un soplo de toda una gama de grises, los ocres de los edificios quiebran el azul real de sus cielos, sus verdes atmósferas anuncian el descanso del claroscuro del asfalto y los sienas son el secreto de la tierra».
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