Nos encontramos con Eduardo Ortega, licenciado en Derecho y cursó estudios de Teología, es un lector e investigador incansable que ejerce su profesión de secretario de administración local en Chauchina, en el Parque Tico Medina de la capital para que nos cuente detalles de esta obra. Comienza explicando que el libro se publica gracias a la Asociación Almósita que promueve los valores culturales del Valle de lecrín y que le ha apoyado para su publicación del libro. Por supuesto, al periódico ‘Valle de Lecrín’ que es el que ha realizado la recopilación de los artículos que tienen que ver con tradiciones y costumbres puesto que es en esta publicación donde se han ido publicando mensualmente. «Comencé escribiendo en esta revista y se me adjudicó la página 3 y a partir de ahí fuí sacando mensualmente temas históricos, leyendas, fiestas, costumbres y relacionados con sus atractivos paisajísticos», explica antes de aclarar que de ello han transcurrido más de cinco años. Junto a estos artículos se han incluido otros sueltos que han aparecido en las páginas de IDEAL, Granada Hoy o el extinto La Opinión de Granada.
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Su vinculación con esta zona se debe a razones de nacimiento pues en el Valle de Lecrín transcurrió su infancia y fue donde vivieron sus ancestros. «Lo que has vivido de niño se queda grabado en la memoria. Yo nací en Nigüelas y he tenido mucha relación con este pueblo pero también con Dúrcal, y, por supuesto, con el resto de los pueblos del Valle pues hacíamos excursiones a Restábal, Melegís, Albuñuelas, etc.», nos explica. También aclara que el libro está dedicado especialmente a su mujer, Anabel, y a su familia y que «es una apuesta por acercar al lector los símbolos y tradiciones de nuestro Valle». En total 250 páginas, un centenar de artículos, a razón de dos o tres páginas cada uno, dos o tres como mínimo dedicados a cada pueblo del Valle, incluido los anejos que como el caso de Lecrín tiene muchos (Acequias, Mondújar,…) a través de los cuales «el lector puede tener un conocimiento de cómo es el Valle, tanto de sus tradiciones como de su paisaje». Se trata pues de una unidad de conjunto que no está acabada pues Eduardo opina que «aunque hablo de muchas tradiciones y fiestas es posible que alguna no aparezca». En cualquier caso la obra tiene un gran valor etnológico y simbólico no solo para los naturales y habitantes del Valle pues como aclara «vemos aquí por tanto la capacidad del hombre realizada no sólo como hombre que piensa ‘homo sapiens’, o que hace, el ‘homo faber’, sino también como el ‘homo ludens’, u hombre que juega y que expresa sus deseos, alegrías y frustraciones en la fiesta, en el juego…. De ahí la importancia de las tradiciones y las fiestas que son un lugar del encuentro, y de ahí la labor encomiable y meritoria, de la Asociación durqueña Almósita y tantas otras que tratan de que nuestros recuerdos, tradiciones ancestrales pervivan en el tiempo. el homo ludens que juega en las fiestas».
Libro que puede tener un interés especial para el profesorado y alumnado de los Centros de Educación Permanente por recoger gran número de leyendas y tradiciones. Para los educadores puede ser una valiosa herramienta para fomentar la creativdiad para que los educandos escriban y comuniquen lo que sienten pues como afirma Eduardo «la mejor forma de aprender es creando». Cuando le pedimos que nos lea uno de estos artículos para que sirva como botón de muestra elige el titulado ‘El Valle de Lecrín y sus almendros en flor’, un texto precioso en el que el autor describe la belleza de esta región al inicio de la primavera que abre las ganas de aprovechar estos días y darse un largo paseo por este valle que «comunica distintos paisajes de lagunas, vega, sierra, ríos y ribera, y que ofrece la posibilidad de disfrutar de nuestros senderos y caminos». Así pues, está claro que otros posibles destinatarios de esta compilación de artículos son los turistas y senderistas.