El 15 de enero, nueve días después, un vecino sorprendió a cuatro o cinco individuos, iban niños también, robando en unas cuevas cercanas sobre las 22:30 horas. Salieron huyendo, pero se llevaron un buzón de Correos y una antena de televisión de dos viviendas. Utilizan a los menores de edad porque entran con más facilidad por los sitios estrechos, aparte de que les caería menos condena si son capturados. Uno del barrio me contó que le robaron en su casa, en tres ocasiones, pero desde que el ayuntamiento puso una farola dejaron de robarle. A otro le robaron las jaulas con los jilgueros, pero como no los tenía legalizados no denunció. Una mujer cuenta que sorprendió a un niño intentando robarle las jaulas, con los pájaros, en su casa. El niño ni se inmutó, es más, le pidió que le diera un pájaro. En las Cuatro Vereas, la gente se queja porque no puede dejar nada en la placeta, ya que sustraen las jaulas de pájaros o lo que tengan. Hasta en la parroquia de Fátima robaron el buzón, hace meses. Un conocido, que tiene un negocio a las afueras de Guadix, me contó que llegaron dos jóvenes con un carro de chatarra y, mientras uno lo distraía dándole conversación, el otro aprovechó para llevarse una verja que tenía en el suelo. Actúan sin temor y con total impunidad.
Los vecinos del barrio, de las cuevas que robaron el seis de enero, habían pedido por escrito al concejal que, debido a los robos por la zona, pusiera un poste de luz o bien que acercara unos metros el poste que hay a las viviendas, pues por la noche quedan en la penumbra. Su respuesta fue que “esto cuesta dinero”, cuando ni siquiera es necesario añadir cables según les aseguró un electricista. Un accitano me dijo que un agente se quejaba de que un conocido delincuente había sido denunciado más de cuarenta veces. Abundando en el tema, hará más de seis meses que venía esta noticia en el diario ‘20 Minutos de Granada’: “Marbella y Guadix son las localidades andaluzas donde más delitos se producen contra la propiedad”. Podríamos decir que en Marbella la delincuencia se produce como consecuencia de la riqueza, mientras que en Guadix sería por la pobreza. No tiene sentido que unos pocos delincuentes –que son de sobra conocidos– se dediquen a robar en casas de campo, pisos, cuevas y establecimientos y que el ayuntamiento mire para otro lado y no haga nada. Es algo parecido a lo que ha ocurrido en Alemania: acoge a un millón de refugiados árabes y durante el fin de año se producen más de seiscientas denuncias por abusos sexuales a mujeres alemanas. El jefe de las fuerzas de seguridad de Colonia fue destituido, pues ocultó los delitos contra las mujeres para que no acusaran a la policía de racismo con los árabes. En cambio, la canciller Merkel ha sido clara en este sentido: “Los refugiados que cometan delitos serán expulsados de Alemania”.
Puede que en Guadix esté pasando algo similar: que las instituciones y autoridades no hagan nada al respecto porque temen que las acusen de racismo, mientras que una pandilla se dedica a asaltar viviendas y propiedades todos los días. Así se lo dije a un concejal del ayuntamiento: “Guadix tiene un problema: es cuestión de que haya una mayor colaboración entre la policía local y la guardia civil, más registros y vigilancia, y no de que los vecinos pongan más denuncias. Se les ayuda y, en cambio, unos pocos se dedican a robar, está ocurriendo como en Alemania con los sirios”. Es un error pensar que cuantas más denuncias de robos pongan los ciudadanos, al final aumentarán la plantilla de la policía local y de la guardia civil. Guadix figura como la segunda ciudad de Andalucía con más delitos contra la propiedad desde hace tiempo y, hasta ahora, no han enviado ningún refuerzo. Y el problema no lo van a resolver desde fuera, sino que se irá agravando. A todo aquel que delinca y sea declarado culpable se le debe negar cualquier ayuda social, porque toda la población no puede vivir atemorizada por unos cuantos delincuentes que ya asaltan las viviendas a plena luz del día. Pero lo peor de todo es que estos robos no han salido en los medios de comunicación, es más, ni siquiera son conocidos por los vecinos de Guadix, hay como una cortina de silencio sobre esto.
Algo está fallando en Guadix y no es cuestión de echarnos la culpa los unos a los otros, sino de poner cada uno de su parte: las asociaciones de vecinos y los ciudadanos deben de colaborar para que se detengan a estos delincuentes; y que los cuerpos de seguridad hagan registros y controles. Todo ello irá en beneficio de todos y no, como hasta ahora, que se abandona a su suerte a las víctimas de los robos. De esta forma, con la colaboración de todos, acabaremos con los frecuentes robos y asaltos a las viviendas y propiedades, para que no queden como hasta ahora en la impunidad. Porque, cuando no se respeta la ley y no hay castigo, la delincuencia entra por la ventana.