Siempre hubo perros, muchos perros en mi casa, pues con tanto animal, vacas, toros, becerros, mulos, caballos, era normal que hubiese perros y así fue durante todos los tiempos, pero justo cuando llegó mi Tani, el resto de canes pasó al recuerdo. Chico, Sultán, Lord, Goofy, Tango, han sido nombres que han quedado marcados en mi memoria y por qué no decirlo en mi cariño hacia estos animales tan fieles y cariñosos para con las personas, pero ninguno como mi Tani.
Quizás fuese porque coincidió con mi llegada a la Fábrica Nueva, después de tantos años en la calle Cristo o quizás porque muy pronto me ganó con su cariño y fortaleza. Siendo una perra con mil cruces genéticos, era de lo más fiero y agresivo ante otros perros que trataban de usurpar su territorio.
Santiago Romera, el veterinario, puso en su cartilla de vacunación antirrábica que era de raza “Loba” y desde entonces yo me sentía afortunado de ser el propietario de toda una perra loba, pues hay que decir que en aquellos tiempos, no se estilaba lo de pedigrí y esas cosas, solo sabías si era buen perro o no, por el caso que te hacía y si guardaba bien el ganado.
Hasta catorce años pasó a mi lado, pariendo y criando varias camadas de cachorros, pues eso sí, cada vez que le venía el celo era muy ligera de cascos y se iba de la cuadra, hasta el punto que una de esas veces llegó rodeada de siete u ocho machos al Apero de los Fideos y allí, algún hijo de mala madre la envenenó. No sé si fue el cariño o la necesidad de cura, pero consiguió llegar hasta mi casa y allí mi madre estuvo tres días y tres noches dándole aceite para que vomitara el veneno y cuidándola como si fuera una más de la familia.
Una vez restablecida de aquel episodio siguió con sus mimos y cuidados, pero reconozco que algo más acobardada y menos fiera. Murió de vieja y yo sufrí mucho, hasta el punto de que dije que no quería más perros, justo hasta que llegó el siguiente. No sé el motivo de escribir estas líneas que pueden parecer una chorrada, pero era mi perra, era mi Tani… “Una y una dos, dos y una tres no sale la cuenta porque falta un churumbel”.