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Solamente abrir la boca le delata su agradable boliviano. Lo hace para contar que su deseo de comunicarse arranca en su niñez. «Era una niña cuando me incliné por las letras pues tenía el referente de mi madre que me leía todas las noches. Acá en Granada conocí a Paco Ayala que me animó a publicar mis poemas y con el apoyo de Sergio, mi esposo, decidí plasmarlo, a principios del año pasado», explica acerca del origen de su primer poemario que le debe mucho a la Asociación ALIAR colectivo que ayuda a los artistas sean pintores, escultores, poetas y escritores para lo que puso en marcha la editorial del mismo nombre con el deseo de apoyar «al cien por ciento» a estos últimos para que «puedan plasmar aquello que desean mostrar, y, por eso, les estoy muy agradecida».
Esta autora que confiesa que en su infancia le atraían «los libros, la magia de la naturaleza, la música, las estrellas y la luna» afirma que en su primer poemario ha recogido «historias de gente» que se ha ido encontrando en el camino,«en él he querido plasmar todos los sentimientos de los emigrantes pues hay muchos poemas que hablan de la emigración. De hecho, según indica, la cifra de bolivianos en Granada capital y provincia ronda los 5.000, por lo que «hay muchas historias que merece la pena contar». Así ha surgido este centenar de poemas, en muchos con historias de sufrimientos, en otros de nostalgias y tristezas de esas personas que están muy lejos de su tierra natal, como se puede leer en su emotivo poema titulado ‘Nostalgias de mi tierra’. Poemario en los que también aborda la muerte, el paso del tiempo, la melancolía o la enfermedad, especialmente el alhzéimer, «una enfermedad muy triste y solitaria». Libro que incluye al principio el prólogo del escritor gallego residente en México, Óscar Fernández, al que conoció por su libro ‘Portavoz de la miseria’ con el que le une una buena amistad tras visitar Granada y compartir algunas actividades culturales.