Nunca sabré el motivo por el que las personas buenas y maravillosas se van de este mundo mucho antes que todos los miserables. Últimamente he perdido a buenos amigos y esa terrible pérdida me ha hecho replantearme muchas cosas.
Aún recuerdo esa desgarradora llamada, donde con palabras entrecortadas me contaban sobre tu partida. No entendía que estaba pasando, no creía, porque mi amigo nos había dejado. Solo un duro golpe y un dolor que invadió mi corazón y me apresuré a llegar hasta tu casa porque solo así comprobaría esta triste realidad. Inmediatamente llegué, corrí hacia tu casa, para encontrarme con una imagen terrible que no se borra de mi mente: varias personas vestidas de negro fuera de tu casa y un obituario en la entrada con tu nombre.
Pepe, te nos adelantaste en el camino, nos dejaste después de una corta vida, ibas a cumplir 28 años, los que viviste al máximo y nos hiciste vivir contigo de la mejor manera, siempre alegre y amable. Estos años sin ti han sido muy difíciles para toda tu familia y tu amigo Antonio Luis, que te queremos con toda el alma, pienso ya lo sabías. Siempre están en mi mente los recuerdos de todas esas experiencias como amigo, las salidas, los paseos, las rumbas, la música que te gusta, el futbol, tus novias, las mías, el colegio, la época de estudio en Motril, y por supuesto todas las vacaciones aquí en Salobreña.
Hoy aunque la herida no ha sanado, sigues aquí con nosotros en el recuerdo, porque la muerte no nos arrebató a nuestro gran amigo, al contrario nos lo guardó e inmortalizó en el recuerdo. Lo que sigue atormentando mi corazón y mi alma es el no haberte tomado en serio cuando tres meses antes de tu muerte me dijiste que tenías serias intenciones de quitarte la vida y yo te ignoré, no te hice caso, pensé que eran cuestiones de trago, que ya se te pasaría al otro día. Perdóname, lo siento tanto, no estoy tranquilo por eso. Me duele mucho no escuchar tu voz, tu presencia, tu linda sonrisa que te caracterizaba, eras un niño que siempre trabajó de pequeño, para salir adelante, eras un excelente hijo, hermano, y amigo indescriptible, tuve la fortuna de conocerte, desde ahí tuvimos una bonita amistad.
Siempre salíamos para todos lados, y siempre estuviste conmigo en las buenas y malas, te faltaba mucho por hacer en esta vida, tenías muchos proyectos como tu viaje a París, tu maestría en la vida, ver crecer a tu hija Laura, para mí siempre serás mi amigo del alma.
Mi corazón está hecho pedazos, la verdad este duelo que estoy pasando es feo y no se lo deseo nadie, perder a un amigo, es horrible, pero perderlo de la forma que te has ido tú es aún peor; recuerdo el día lluvioso, gris de septiembre en una madrugada a las 5 de la mañana, a partir de ahí mi vida no será igual.
A Pepe, cuando lo conocías era de las pocas personas que te tocan el alma y se te quedan con el corazón, así fue mi amigo, te extraño mucho. Recuerdas cuánto nos gustaba la poesía de Miguel Hernández y parece que escribió su Elegía a Ramón Sijé pensando en mí…”Temprano levantó la muerte el vuelo, temprano madrugó la madrugada temprano estás rodando por el suelo. No perdono a la muerte enamorada, no perdono a la vida desatenta, no perdono a la tierra ni a la nada”.