«Se matriculó el 21 agosto de 1954. Hace cinco años fue restaurada por Juan Maturana, y hasta la fecha todo perfecto» comenta mientras nos va mostrando distintos detalles de esta flamante moto que parece recién casi salida de fábrica. Después aclara que se este modelo tiene 125 cc y consume entre 4-5 litros a los cien kilómetros. «Va muy bien, gracias a Dios la restauración ha sido perfecta», insiste este propietario que cuenta con otras motos, una Kawasaki 800 de cuatro tiempos y una Yamaha X-Max, 2,5 que es la que utiliza para ir al trabajo. Respecto al asiento para un segundo pasajero, aclara que en un principio estaba autorizada para una sola persona pero a los dos años de matricularla autorizaron un segundo pasajero, y que también pueden verse Rondines con un asiento largo para dos pasajeros. Así mismo, muestra cómo debajo del primero incluye una pequeña caja de herramientas que es muy particular donde lleva la documentación junto con recambio de bujías. Otro detalle singular es que debajo del depósito cuenta con una bomba típica de bicicletas para inflar las ruedas en caso de que pierda aire.
Al encuentro con Tomás también vino Juan Maturana por lo que aprovechamos para pedirle que nos cuente el estado en que llegó la moto a sus manos. «Le faltaban muchas piezas, no tenía manillar, ni faro, tampoco tubo de escape, le faltaba el carburador, la palanca del cambio, los asientos,… Tardamos dos años en conseguir estas piezas y dejarla como el día que salió de la fábrica, exactamente igual», cuenta al tiempo que reconoce que es una de las singulares del club que preside junto con la Montessa Yaya del año 46 y la Ossa Palillos y las Bríos 90, 80 y la 91 que es la última que hizo Bultó en la casa Montessa. Por su parte, Tomás nos cuenta una anécdota que le ocurrió a su padre y su tío Julio Ruiz Morón en un viaje que hicieron hasta Órgiva, «al regreso lo estaba esperando la guardia civil por el ruido que armaba la moto».
También relata que la marca Rondine fue una fábrica montada en Madrid en el año 1950 por tres ingenieros italianos. En un viaje que realizaron a su país murieron dos de ellos. La fábrica duró tan solo diez años. La primera moto que fabricaron fue una scooter 125 que no salió muy bien por lo que la cambiaron por la Rondine Sport 125. Hay muy pocos en España pero va muy bien.
Su logo es una golondrina pues rondine en italiano pues así se dice en esta lengua, logo, que aparece reproducido en el depósito del motor. También nos explica que en Club Motos Clásicas Granada están «un montón de gente que salimos casi todos los sábados y el último domingo de cada mes hacemos recorridos por la ciudad para que la gente pueda ver y no se pierda ilusión».
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Breve historia de una Golondrina
En la web Club de Motos Antiguas Granada (motosantiguasgranada.es.tl) encontramos la historia de la Rondine (Golondrina, en italiano) cuyos orígenes arrancan a mediados de los años veinte en Italia que pasó por diferentes proyectos motociclistas realizados y vendidos a varias empresas. Primero a la firma Prinelli & Co., después a OPRA (Officine di Precisione Romane Automobilistiche), posteriormente pasaría a la fábrica de aeroplanos CNA (Compagnia Nazionale Aeronautica) y en 1937 a Gilera. Tras la II Guerra Mundial este nombre volverá comercialmente, en 1952, de la mano de FIMLE S.p.A. (Fabrica Italiana Macchine Lampade Elettriche) con una motocicleta de 125cc inspirada en la MV contemporánea, con la marca Guía en versiones Turismo Lusso y Sport, esta última sería la base de partida de la Rondine Sport española. Un grupo de industriales españoles fundaron el 8 de octubre de 1951 en Madrid la empresa Moto Scooter SA y contrataron al técnico italiano Bruno Hettor para la fabricación de un scooter y un motocarro de 125cc. Próxima entrega: Francisco Torralbo y su Mini Minor de 1968 |
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