Otros como su buen amigo, el catedrático de Universidad, Andrés Navarro, también se muestra inmensamente agradecido por haber sido coetáneo y poder contemplar su obra. «Somos unos privilegiados por ser contemporáneos suyos, disfruten de su arte, muy pocas ciudades del mundo tienen nuestra suerte», que de esta forma concluía su intervención en el momento de la inauguración tras resaltar sus cualidades humanas y artísticas. Por su parte, el director de la sala, Alberto López, se mostraba «muy afortunado de contar con alguien tan especial como Fernando González, un artista relevante no solo a escala local que nos ofrece 35 obras de diferentes épocas y de formas de entender lo que es la belleza en el arte».
Andrés Navarro, también destacó «la sensibilidad, intensidad de luz, originalidad de colores, pureza, profundidad y visión personalísima y particular del arte de pintar» de este artista que nunca ha querido abandonar su ciudad natal, «pese a las numerosas y tentadoras oportunidades que le brindó su producción artística». En este sentido calificó la exposición de «muy valiente, muy innovadora y atrevida» al reflejar un recorrido por diversas etapas de la historia de la pintura artística, durante los últimos 64 años del que ha sido calificado como ‘pintor de Reyes’, pero que también es ‘pintor de las flores’, e incluso ‘pintor de la luz’, profundamente admirado como demuestra el éxito de sus exposiciones en Zaragoza, Palma de Mallorca o Sevilla, pero igualmente en Estados Unidos, donde tuvo la oportunidad de exponer en la Universidad del Estado de Ferrys, y de impartir conferencias y clases magistrales. Por todo ello manifestó que la muestra podría llamarse ‘Del barroco clásico al impresionismo y realismo personal de Fernando González’ o, ¿por qué no?, ‘Del impresionismo y realismo personal de Fernando González al nuevo barroco’.
Así mismo, trajo a colación la anécdota que le ocurrió en 1989, cuando presentaba en el Palacio de La Zarzuela, ante su majestad el Rey Juan Carlos I, el retrato que le encargara la Universidad de Granada, en que el monarca afirmara «Fernando González es de los pocos pintores que han sabido captarme el espíritu». Lo que el Rey emérito no sabe es que eso lo ha conseguido Fernando con todos y cada uno de los personajes que ha pintado, una buena muestra de ellos se puede ver en la sala, entre los que destacan un violinista, un guerrero, un bailador de tangos, los cantaores embriagados, junto con otros rostros y retratos de personas mayores. Sin olvidar sus panorámicas, rincones albaicineros o escenas de pescadores en el puerto de Motril, de la Carrera del Darro o las plazas Bibrambla y Mariana Pineda. Todo ellos con una «depurada y rigurosa técnica» que al decir de Navarro sólo se puede conseguir si «se mira la realidad con los ojos del alma, con originalidad, equilibrio artístico, adecuada composición y proporción, pureza, profundidad, perfeccionismo y afán de superación».
En su breve intervención Fernando González indicó que «no he buscado los triunfos ni la fortuna pero si he sido muy ambicioso en tener amigos. Hace 40 años decían que era un pintor localista, mientras estaba impartiendo unos cursos a miles de kilómetros de aquí. Una de las panorámicas se pueden ver en la exposición», en referencia a las vistas de Detroit (EE.UU). Igualmente manifestó que para él «no hay mayor satisfacción que pintar mi Carrera del alma y mis gitanos de bronce», para concluir parafraseando a García Lorca, «si alguna vez paso hambre no me deis un pan entero, dadme medio pan, unos pinceles y unos colores al óleo».
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