Precisamente por esto último comenzamos la entrevista haciendo referencia a una de sus columnas en las que hablaba del miedo escénico que padece cualquier autor que se enfrenta a este acto. «Yo, por ejemplo, no sería de firmar libros en Córdoba, Sevilla o San Sebastián. Si lo hago es en Granada es porque siempre habrá alguien que se acerque a hablar conmigo y me pedirá que le dedique el libro. Es terrible que estés en una caseta de firmas y que no se acerque nadie. Gracias a Dios por estar siempre en este mundillo literario siempre hay alguien que se acerca», indica quien ha asumido que goza de más fama por sus libros como ‘Dejaos de pollas, vayamos a pollas’ que le ha llevado incluso a Nueva York, o este de la malafollá granatensis que ha tenido una excelente acogida que por sus reportajes serios ‘Carriles de silencio’ y ‘Crónicas de la Alpujarra’ por citar el primero y el penúltimo que ha publicado o por sus novelas históricas ‘El cántaro roto’ o ‘Luna de octubre. El naufragio de la Herradura’.
Del ‘Manual del perfecto malafollá’ nos cuenta (y escribe en la presentación) que surge de una conversación con Pepe Ladrón de Guevara al que le recuerda que hace más de 30 años que escribiera el tratado de ‘La malafollá granaína’ (del que lleva 17 o 18 ediciones), a lo que el poeta le respondió que bastante tenía con la suya y le incitó a que fuera él quien la escribiera él. «Así lo he hecho y he intentado hacerlo divertido para lo que he incluido muchas anécdotas», indica. También reconoce que «el granadino es muy granadino y amante de los libros que le divierten» por lo espera que dentro de varias décadas se siga vendiendo este libro, «no por mí sino por la editorial pues Port Royal es una editorial pequeña que necesita ingresos para seguir existiendo pues son muy necesarias para los autores».
También le consultamos acerca de la existencia de Harry el irlancés personaje que reconoce «tal vez utilice demasiado pues fue quien me preguntó por qué el granadino mete tanto la palabra polla en su vocabulario. Se está convirtiendo en un referente hasta el punto de que cuando voy a muchos sitios, a veces me preguntan si lo haré acompañado de Harry». Y como lo ignorábamos nos interesamos por la estatua de Juan Antonio Corredor en la Fuente de las Batallas, cerca de Puerta Real, kilómetro 0 de la malafollá, que, al parecer se ha convertido en el monumento a la malafollá y la gente cuando se cita lo hace junto al malafollá. Libro de cuya presentación salió abrumado por la afluencia de público al Cuarto Real de Santo Domingo que se quedó pequeño, por lo que afirma que «me da rabia que se quedara gente de pie o se tuvieron que marchar, por lo que les prometí que volveré a presentarlo en otro lugar». Entre otros temas en su ‘Manual…’ aborda cómo esta es consustancial con el granadino por lo que la llevará en la maleta cuando viaja, aspecto en el que difiere de su maestro Ladrón de Guevara que entiende que ésta «se diluye y no la manifiesta en el extranjero. Igualmente analiza la diferencia entre el malafollá granadino y el malaje sevillano, o cómo es más propia de hombres que mujeres.
Como portada del libro tiene un par de viñetas, más otras tantas en el interior de Andrés Soria, hijo del también humorista gráfico Guillermo Soria, que publicara en el extinto periódico ‘La Opinión de Granada’ pues tuvieron mucho éxito por lo que ha rescatado algunas tiras. Termina su libro con unas conclusiones entre las que destaca que los granadinos «somos pesimistas con el futuro, acomodaticios e indolentes que creemos que porque tenemos la Alhambra, Sierra Nevada o La Alpujarra ya está todo y nos cuesta reivindicar». Andrés reconoce que es persona de bares y tabernas (nuestro encuentro para esta entrevista fue en El Ventorillo, del Paseo del Salón) por lo que sigue anotando en las servilletas o donde pilla todos los chascarrillos, anécdotas y chistes que le divierten en las servilletas.
Crónicas de arena
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Tras las ‘Crónicas de la Alpujarra’ que recogía sus crónicas por esta comarca granadina publicadas por IDEAL para la que se reivindicar su reconocimiento como Patrimonio de la Humanidad, ahora salen sus crónicas de enviado especial de este diario a la Costa Granadina que al verlas con formato libro reconoce hasta qué punto se dignifican pues «el libro sigue siendo el gran totem de la cultura. Mientras lo que escribes en el periódico hoy mañana va a la basura, cuando se publica en libro se reconoce que aquí hay un trabajo y es un certificado de que los que has hecho tiene un mérito, al tiempo que ofrece la sensación de perdurabilidad». En este libro editado por Diputación Provincial de Granada se recogen sus 31 crónicas correspondientes a cada día del mes de agosto, en las que las protagonistas son las playas de Granada, «unas preciosas, desconocidas o masificadas otras. Crónicas que tienen en común ser humorísticas y veraniegas para que el lector se divierta», puntualiza antes de añadir que aunque hace tiempo que les entregó le llamaron hace unos quince días para decirle que ya estaba listo para su presentación, lo que hará esta tarde en el Palacio de Condes de Gabias, donde su compañero de mesa será un joven escritor, Fran Ortiz al que hace poco él le presentaba ‘Caminos hacia el interior’.«Es un joven que escribe estupendamente. Estoy convencido de que triunfará pese a lo difícil que esta la cosa ahora», afirma. Por nuestra parte le deseamos que sus dos obras se conviertan en betsellers del inminente verano. Deseo que agradece al tiempo que añade que da a conocer playas que conocen la mayoría de los granadinos pero también otras olvidadas de la zona norte y en la que reivindica algunas que son bellísimas como la Rijana.