«Mi padre lo compró en la antigua Renault del Camino de Ronda que estaba junto a la casa SEAT. El primer viaje más largo que hicimos toda la familia (5 miembros) fue para llevarnos al Pantano de los Bermejales y luego el más largo de todos fue a Santiago de Compostela», comienza a contarnos antes de añadir que actualmente el cuentakilómetros de este coche, matrícula de Granada, GR30912, marca 107.000 km, y que «se rectificó entero a los 100.000 y se pintó con la misma pintura original de la casa». Así mismo, nos informa que para contar con piezas de repuesto se tomó la molestia de comprar en Motril un coche de la misma marca y modelo al peso casi de la misma época a juzgar por su matrícula -GR33087- para desarmarlo totalmente, además de otro que le regalaron. «Los dos los desmonté para meter las piezas en cajas para posibles averías», comenta.
No obstante, hasta la presente lo más grave que le ha pasado ha sido tener que cambiarle la bomba del agua por ser un sistema más antiguo, que «es lo que se le suele ir mal a estos vehículos y nada más». A continuación señala que al comprarlo su padre en la casa le aconsejaron «echarle delante de 35 a 40 kilogramos de peso porque bailaba mucho en carretera. Había que tener esa precaución de ponerle ese peso en el maletero delantero, lo cual mi padre le metió un saquillo de arena». Precisamente el no cumplimiento de esta recomendación es lo que hizo que fuera popularmente conocido como el «coche de las viudas» pues «los tres modelos Dauphine, Gordini y Ondine dejaron muchas viudas debido a que su difuntos maridos no tendrían la preocupación de ponerle ese peso delantero».
Javier explica que para tenerlo a punto, cada 20 días lo saca «para hacer un viajito de 30-40 kilómetros y en verano voy con él a la playa». Según la documentación tiene siete caballos fiscales, y su propietario lo considera un vehículo bastante económico a pesar de lo cual su padre le puso un chiclé para que no pasase de los 90 km por hora y gastase menos gasolina, además de para restarle peligrosidad. Progenitor que cuidada con enorme celo su coche hasta tal punto de que cuando llovía lo dejaba guardado en la cochera y tomaba el tranvía hasta Granada, eso explica el hecho de que cuando lo heredó estaba flamante pues además estaba pasándole el trapo a cada momento. Además de esto el hijo presume de que todo los años pasa la ITV a la primera. Cuando le consultamos si se desprendería de él, mueve la cabeza para un lado y otro, con expresión de duda, pero al final responde que llegado el caso de que algún coleccionista se encaprichase con él tendría que llevarse «el lote entero», es decir, el Ondine y los dos vehículos para piezas de repuesto.
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Tres versiones del «coche de las viudas» En España se fabricaron tres versiones: Dauphine, fabricado entre 1958 y 1964, Ondine, entre 1962 y 1965 con un mejor equipamiento y aspecto más cuidado y el Gordini, entre 1961 y 1967 con un motor más potente. En nuestro país estos modelos fueron conocidos como «coches de las viudas», debido a su tendencia a perder el control en las curvas cerradas por el desfavorable reparto de pesos, fama injusta según algunos que achacan estos accidentes al pésimo estado de las carreteras españolas de la época y a la inexperiencia de los conductores. En total, entre 1959 y 1967 se fabricaron en las naves de montaje-1 que FASA-Renault tenía en Valladolid , 41.812 Dauphine, 39.179 Ondine y 44.861 Gordini. Estos vehículos llevaban como logo la Corona y debajo el texto ESPAÑA F.A.S.A. Próxima entrega: Manuel ‘Regalo’ y su fabulosa colección de SEAT 600
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(En preparación)