En el trayecto José Juan Soria nos fue contando que su afición por los vehículos antiguos es anterior a la fundación del Club fundado pues ya se dedicaba a restaurar motos y coches antiguos. También que «un amigo le contó que en la finca El Pocico, en los Arroyos de Gor, había un camión abandonado», por lo que aprovechó uno de sus desplazamientos para ir a verlo y preguntar si estaba en venta, pero «la respuesta fue siempre la misma, esto no se vende». Así pasaron hasta «ocho o diez años que le llamaron para decirle que «el señorito quería hacer obra y quería venderlo. Entonces yo me dije que era el momento de llamar a mi amigo José María, transportista de toda la vida, pues su padre tenía un camión de estos y él lo andaba buscando como agua de mayo. Le pidió 150.000 pesetas, le pareció bien el precio, fue lo cargó y se lo trajo para restaurarlo dejándolo como el día que salió de fábrica a pesar de tener 87 años», explica con la satisfacción de haber ayudado a cumplir un sueño.
Y en efecto, allí estaba en la nave de José María, rodeado de otros vehículos, miniaturas y fotos antiguas ampliadas donde se podía ver a su padre a finales de los años 20 y en otra a su madre que les tiene en brazos a él y a su hermano. Tras pensar en un buen emplazamiento para la fotos y decidir que podría ser la plaza del Ingenio, de Viator, le echa unos litros de gasolina y arranca a la primera. Por el trayecto, vamos detrás del camión lo que nos permite comprobar cómo toda la gente se gira para contemplar esta joya rodante. Una vez llegado a nuestro destino, lo coloca delante de la arcada de la que fuera fábrica de azúcar Nuestra Señora de Montserrat, inaugurada en 1885, donde realizamos la sesión fotográfica y la entrevista a su propietario quien reconoce que fue «por mediación de José Juan Soria» lo que hizo posible que llegara hasta sus manos y que tras superar «una carrera de obstáculos» pues la restauración duró casi diez meses, teniendo que pedir todas las piezas a EE.UU, y requiriendo de todos los oficios carrocero, electricista, tornero,…. Esfuerzo y espera que han merecido la pena, pues lleva 20 años restaurado y allá donde va llama la atención de todos, niños y mayores que se acercan y que le hacen todo tipo de preguntas.
También nos cuenta que su especial sensibilidad por este tipo de vehículos nace por haber sido hijo de un transportista. «Mi padre en los años, 29-30 dejó la agricultura para empezar con la venta en una bicicleta, luego se hizo con un turismo al que colocó una caja en la que subía pescado a los pueblos de Fiñana, Ocaña, y algunos de Granada de los que retornaba con aceite, cerezas y otros productos, es decir, haciendo de cosario. Así hasta que tuvo un camión más grande y se da la circunstancia de que antes de nacer yo ya viajaba en el camión pues mi madre embarazada acompañaba a mi padre. Yo también he sido transportista y lo llevo muy dentro». Tras 30 años en activo en el sector del transporte, José María está iniciando en este momento su faceta de empresario.
Mi ‘Dulce María’, con todos los detalles A los incrédulos que dudan del pésimo estado del camión en el momento que lo adquirió les muestra varias fotos de cómo estaba en la finca de Gor donde lo compró y en las que se ve cargado con alpacas de paja y cuenta que en su época «lo mismo transportaba, piedras o cañas que estiércol y hasta parturientas que llevaba al médico». Imagen que contrasta con el buen estado actual gracias a la intervención «de personas que conocían este tipo de vehículos» y a su deseo de conservar todos los detalles desde la caja de herramientas con su gato mecánico, caja de parches o bombín. Y solicitando todas las piezas a Estados Unidos, piezas que le llegaron por barco y que en la aduana de Málaga dudaron en entregarle «pues creían que me iba a dedicar a venderlas por lo que me quería grabar con más impuestos». «Mi Dulce María» que así le ha puesto en la visera delantera en honor a su hija, también ha recuperado su piloto verde para que en las carreteras con muchas curvas y poca visibilidad sirva para ceder el paso al vehículo que va detrás y su botijo de agua exterior para beber agua fresca en las paradas. El motor de aproximadamente 3.700 cc tiene una potencia de 17 CV. Próxima entrega: Pepe García y su Seat 850 Coupé de 1968 |
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