«En aquellos tiempos pagué mil euros, a los que hay que añadir la restauración, aunque tengo que decir que menos la pintura y el tapizado, lo demás lo he hecho yo todo», sigue explicando este monachileño que desde hace 35 años se gana la vida como conductor de microbús, que no ha trabajado en talleres pero «de siempre me ha gustado mucho la mecánica. De niño, aquí en Monachil, arreglaba las bicicletas a mis amigos, luego pasé a arreglar las motillos y, por último, mis coches». También indica que sus padres tenían una tienda de comestibles y una furgoneta Mercedes para traer el género. Por eso, cuando su hermano se fue a la mili, aunque no tenía carné, él la condujo. Como es habitual en los aficionados a los vehículos clásicos suelen contar con varios, que en el caso de Pepe García son «ocho o nueve con su ITV en vigor», entre otras cosas porque tiene «un nieto al que le encantan y raro la semana que no salgo con alguno». Decepcionado de los Clubes, -ha pertenecido a varios- «pero no sé lo que pasa que terminan por romperse». Por eso ahora prefiere reunirse con un grupo de amigos y acordar a dónde van a ir para pasar el día. De lo que no tiene duda es de su ojito derecho, este Seat 850 Coupé, cuatro plazas, dos puertas, motor trasero, 56 CV de potencia, 850 cc, cuyo consumo no ha calculado pero que imagina rondará los 7 u 8 litros de gasolina a los 100 km.
Respecto a la creencia de que por llevar el motor detrás se calientan, él lo desmiente, pues no le ha ocurrido con los anteriores 850 que ha tenido. «Mi primer coche, con 18 años, fue un 850 Coupé, que jamás en la vida se me calentó. Yo bajaba a la playa de Almuñécar, por la carretera de la Cabra y nunca se calentó, lo mismo con otro 850 Especial que tuve después». También asegura que «este coche gusta a todo el mundo por la estética que tiene. Es un deportivo de aquellos tiempos que es muy bonito, y, aparte, que quedan muy pocos, y están muy buscados». Cuando le preguntamos de otros propietarios granadinos de esta marca y modelo responde «en Granada, que yo conozca, puede haber dos, uno que tiene Pepe Vega, en Albolote, y otro en Granada, en Neptuno, en Carrocerías Almagro que tiene otro de color verde». Hablando de colores, indica que el suyo tenía un color gris que no le gustaba y «el rojo al ser un deportivo pues le pega mucho más, aparte porque mi primer coche de esta marca y modelo era rojo».
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Con volante de madera y llantas de aluminio Entre las singularidades del Seat 850 Coupé de Pepe García está el volante deportivo que le regaló un amigo suyo, ya fallecido. También las llantas de aluminio y es que se le podría catalogar como un caprichoso de este tipo de volantes y llantas, pues así lo llevan todos sus coches, además de una pegatina con su nombre en una de las ventanillas. Los 80.000 kilómetros que marca afirma que son «reales» pues su primer propietario «andaba muy poco, era un médico de La Zubia, Braulio Tamayo Rubio, que pasaba consulta en Monachil, por lo que solo le hace cinco o seis kilómetros diarios». En su caso tampoco lo usa para largos desplazamientos y fue el coche con el que su hija se trasladó a la iglesia el día de su boda, al ser el que más le gustaba. Respecto a los recambios este rociero -lo decimos por la medalla que cuelga del retrovisor interior y el azulejo de su casa- nos aclara que «Seat no se complicaba mucho la vida en el tema de las piezas pues en muchos coches montaba las mismas piezas». Del tapizado indica que se lo hizo su buen amigo, Paco Buendía y que salvo el volante de madera «el resto es todo suyo», a excepción del reposa cabezas que no traía y que él le ha puesto, pues el asiento le resultaba demasiado bajo. El Seat 850 Coupé salió al mercado en 1967 en colores blanco, beige y azul claro o rojo al precio de 126.775 pesetas, por lo que se convirtió en el sueño de la juventud de la época a gran distancia de los Morris 1100 y el Renault 10. Próxima entrega: Luli Tamayo y su Toyota Cressida de 1982 |
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