Cuenta Rosario que su trayectoria literaria ha ido «muy unida» su trayectoria vital. «Yo escribo desde la necesidad. Si tengo algo que contar, escribo, y si no tengo nada que contar, no escribo. Soy una fija discontinua. La poesía fue la puerta que se me abrió para la Literatura, luego empecé con el relato, la narrativa, y en eso estoy ahora», explica esta madrileña que ejerce como orientadora en un instituto de Granada. También comenta que ‘Un romántico indocente’, su primera obra antes había sido un relato que «cada vez me pedía más por lo que me fui implicando hasta el punto que decidí hacer una novela».
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Así surge esta narración que cuenta la historia de Eduardo, un profesor de Literatura, soltero, que en el curso 2001-2002 se incorpora a un centro de educación de adultos de Carabanchel (Madrid), aunque se podría haber localizado en cualquier otro centro de España. Se decantó por este por aquello de ser su tierra natal en la que ha pasado la mayor parte de su vida, lo que ha hace que el personaje se desenvuelva en un ambiente muy urbano. Eso sí, aclara que, «el hecho de que sea un instituto de adultos donde conviven mujeres mayores, inmigrantes y jóvenes mayores de 18 años, y no un centro de Secundaria me brindaba la posibilidad de ser más libre a la hora de enfocar los conflictos de poder y el corporativismo de los profesores».
Personajes universales
Situaciones todas ellas que conoce muy bien al pertenecer al gremio de la enseñanza donde ha coincidido con docentes que no tienen vocación habiendo llegado a la enseñanza como un medio como otro de ganarse la vida. Al principio al protagonista no le gusta rendir cuentas, ejerce la docencia con pasotismo y le cuesta implicarse, pero sin querer, debido al enamoramiento que surge por Cristina, profesora de inglés y madre de un niño, su deseo de mejorar la institución harán que Eduardo aunque no entra en el Consejo Escolar se coloque en el ojo del huracán. Por otra parte, cuando la personalidad del director manipulador se junta con el poder provocarán «un cóctel molotov». Así mismo, estarán muy presentes los valores románticos trasladarlos a esta época y encarnados en este profesor y en la juventud, que harán que se agiten cuando deciden luchar por un ideal. Blanco reconoce que ha ido tomando situaciones de los centros por los que ha pasado, pues «para escribir tienes que conocer el medio». Respecto a que sean los profesores sus únicos lectores manifiesta que «para mi sería un fracaso que solo interesara a los docentes. Cuando uno escribe lo hace deseando que lo que presenta sea generalizable y que los personajes sean universales». También anuncia que ya tiene muy avanzado su nuevo libro de «relatos extraños» que saldrá en el próximo otoño.