Poemario cuyo título, a decir del autor, se debe al «haber tenido la suerte de conocer», gracias a Trinidad Gan, la obra del poeta catalán Joan Margarit.«En junio de 2015 acabo de leer el libro ‘Papel ceniza’, de la poeta granadina y al leer la página 78 del libro, encuentro la cita «La soledat/no commemora res. És una geografía», que decide convertir en el título «tomando prestadas» las tres primeras y las tres últimas palabras. Un poemario que comenzó a escribir a principios de 2012, un año antes de que Margarit publicara su obra ‘Se pierde la señal’ que le permitió darse cuenta de que estaba «ante un poeta que podía darme soluciones a lo que en ese momento estaba escribiendo, y por eso decidí utillizar este título que no era el original».
En palabras de Gan, Jesús es «un hombre trazado por la sombra pero empeñado también en habitar el territorio luminoso que alza siempre la palabra cuando se comparte. Así construye, con poemas cargados de evocaciones y ritmo lírico, de intensa y muchas veces brutal sinceridad, con el ritmo en cascada de sus metáforas, con la sorpresa de los destellos surrealistas, una metapoética de la soledad».
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Lo que hace en este libro compuesto por cinco partes bien pensadas y dedicada a una serie de poetas, que conoce personalmente o a través de su lectura. La primera parte titulada ‘Apareciste de pronto para marcharte’, dedicada a Javier Egea y Ángel González, responde «al descubrimiento del orden en la vida de uno», la segunda ‘Honda tu presencia sin nombre’ que dedica a «dos poetas excepcionales» Trinidad Gan y Ángeles Mora en la que vuelve a en la búsqueda de la infancia. La tercera, que da título del libro y dedica a Luis García Montero y Álvaro Salvador, «cuya poesía me ha ayudado a descubrir la esencia de mi vida» y donde aparecen «poemas, no necesariamente tristes, como el paso de los años que han ido marcando mi vida». La cuarta, ‘Mi infancia es un lugar extranjero’ dedicada a Katy Parra y Antonio Praena, «que me han ayudado muchísimo, en el orden de los poemas», y la quinta, ‘Desde que sé que habitas’, que dedica a Antonio Colinas y Rafael Juárez. Por todo ello, entiende que su libro es «un homenaje a la poesía y a la amistad de estas poetas a las que quiero tanto».
Soledad
Jesús que escribe desde la adolescencia cuando comenzó «a descubrir la soledad como una manera de estar en el mundo» opina que tanto la poesía que se ha leído como la música que se ha escuchado son elementos de la esencia de la vida. En su caso escribe «por encontrar un orden en el pasado, en una manera de gestionar mi vida, el dolor, la felicidad la tristeza, la alegría, es decir, todo lo que depende de mi. Supongo que lo mismo por lo que mucha gente escribe». También lo hace para encontrar un lugar en el mundo y, sobre todo, «para que sea lo que no es, pues la poesía ofrece otra visión de las cosas». Imaginamos también que para ofrecer algo de sí mismo a todas las personas que aparecen en su larga dedicatoria y que han compartido sus naufragios: padre, madre, hermano, Pablo Cecilio Puertollano,«el hijo que me hubiera gustado tener» , y mis mentores poéticos, sin olvidar a la Orquesta Ciudad de Granada, pues «sin la música no sería quien soy». En total cerca de 80 poemas de un autor granadino al que se puede seguir diariamente en su blog (jesusamaya.blogspot.com) o en su página de Facebook en las que rinde homenaje a los poetas que son base de su vida: José Hierro, Antonio Machado, Pedro Salinas, García Lorca y Elena Martín Vivaldi.
Título: La soledad es una geografía Autor: Jesús Amaya Editorial: Esdrújula Pág: 89 Precio: 11 euros Presentación: Miércoles, 15 de junio, en el Cuarto Real de Santo Domingo. Junto a él estarán Trinidad Gan, Mariana Lozano y Víctor Miguel Gallardo Barragán (19,30h.) |