Mientras damos una pequeña vuelta por el pueblo en este «práctico y divertido vehículo», su actual propietario acompañado de su hija Marina, nos va comentando algunas curiosidades y detalles del mismo. Lo primero que nos cuenta es que «este coche lo compró mi padre en una liga. Se lo compró a Manuel ‘El de la Paja’ con el que me encontré no hace mucho y me dijo que había sido el peor negocio que ha hecho en su vida». Al parecer Manolo se arrepintió casi en el momento de cerrar el trato por lo que intentó deshacerlo a lo que su padre se negó. Lo más curioso vendría después pues «cuando mi padre murió intentamos ponerlo a nuestro nombre y al solicitar una nota simple en Tráfico fue cuando descubrimos que todavía estaba a nombre de la primera propietaria y que los sucesivos propietarios no había actualizado los papeles. Conseguí hablar con su marido y le conté la historia de que el coche estaba en Granada por lo que se quedó muy sorprendido pues ellos lo habían vendido a principio de los 80. Como yo soy abogado le dije que estaba dispuesto a pagar los cuatro últimos recibos del impuesto de circulación, para lo que necesitaba me enviara una copia del DNI». Así lo hizo y a cambio el primer propietario le pidió le enviase una foto.
Mientras nos va contando estos detalles llegamos hasta la Cañada del Retamal pues le pedimos que nos buscase una localización donde pudiese verse el coche en primer plano y al fondo Cuevas de Campo, visto desde el Sur. Unas vez tomadas las fotos conitnua compartiendo curiosidades como que «arranca hasta sin llave», pues en una ocasión estando en una finca retirada del pueblo se quedaron con la llave en el bombín. Tema que resolvió su padre haciéndole un puente «y hasta hoy» que, como pudimos comprobar no fue problema pues arrancó a la primera. También nos da algunos detalles técnicos como que el motor con que cuenta es de un Dyane 6, al no encontrar uno de un 2CV que es el típico que llevaban estos vehículos. Respecto al uso explica que «solo lo usamos en verano para ir a la piscina y realizar pequeños trayectos dentro del pueblo» y de cómo «con dos depósitos de gasolina» tienen para todo el periodo estival pues es muy económico. Según explica es el único que hay en la comarca a excepción de otro que hubo en Pozo Alcón de color naranja. «Por la playa suele haber más pues es un coche eminentemente de playa, aunque también es buenísimo para el campo pues es muy alto». Otra anécdota es que les encanta a los niños por lo que en más de una ocasión ha tenido que dedicarse a pasearlos. También que la hija de un vecino cuando lo veía siempre decía «Mira, papá, un coche de la tienda de los 20 duros».
El mejor representante de los ‘Spiaggine’
Miguel Galán, en un amplio artículo que le dedica a este modelo en la web motorgiga.com, justifica el porqué el Citröen Mehari es «el mejor representante la filosofía ‘Spiaggine’ -coches prácticos, divertidos y enfocados al tiempo libre- y a su vez el más conocido» en cuyo lote incluye al Fiat 600 Savio Jungla, el Mini Moke, el Renault Rodeo o el protagonista de este artículo, el Citroën Mehari. Así mismo, destaca el hecho de estar fabricado con acrilonitrilo butadieno estireno (ABS), un material ideal por su ligereza, economía «y porque no se oxida». Y que su presentación en París fue todo un éxito pues durante el periodo del salón recibió más de 500 pedidos «y no recibió más porque a muchos clientes potenciales franceses no les gustaba mucho que este Citroën fuera de fabricación belga». Así mismo, señala que a nivel mecánico el Citroën Mehari era básicamente un 2CV o un Dyane con los que compartía motor, cambio, frenos, dirección y suspensión. Su peso total es de tan solo 475kg que al poder plegar el asiento trasero gracias a una simple bisagra le permitía cargar hasta 400 kg sobre una plataforma de carga de 1’2 m2.
Próxima entrega: La ‘Viajera’ (Chevrolet de 1924) de Pepe Moreno
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Comentarios
Una respuesta a «Vehículos singulares, 68: Ángel Ramón Pérez y su Citroën Mehari de 1971»
Vaya, muchas gracias por esta mención!!!