Ramón Moya López es un pintor nacido en Quesada el 6 de abril de 1946 que no ha dejado de pintar desde los 12 años. Tras vivir en Madrid fijó su residencia en Granada, a finales de 1989, ciudad que califica de «encantadora y llena de arte», donde se le despertó de nuevo el gusanillo del arte. Cuenta en su haber con cerca de 40 exposiciones, entre individuales y colectivas en centros públicos, casas de cultura y ayuntamientos, siendo la última la que presenta en la Galería Artexpontáneo (General Narváez, 5) que dirige el también pintor, Juan Pedro Linares. ‘Colores cercanos’, compuesta por 25 óleos, se inauguraba el pasado martes, se podrá visitar de lunes a viernes, de 11 a 14 h, y por la tarde de 17,30 a 20,30 horas, hasta el 31 de octubre.
«La verdad es que en Granada es muy fácil conseguir todas las gamas de colores. Los cuadros aquí expuestos se basan en el color, indistintamente del lugar donde se hayan tomado», indica. También que le gusta mucho el color -de ahí el título de la exposición- con la que pretende «ofrecer un homenaje a Granada y a su tierra». En efecto, la sala se ha llenado de color de distintos rincones granadinos desde la Vega hasta la comarca de Baza, así como de paisajes muy cercanos a los lugares donde nació y vivió su infancia. «Soy pintor autodidacta y lo que más he trabado son los paisajes, que me encantan, cualquier rincón a cualquier hora del día», añade. Paisajes que tienen la particularidad de reflejar, sobre todo ambientes primaverales y otoñales, por la gran riqueza de color. Por eso se pregunta «qué pintor no ha pintado el otoño. Es difícil que un artista no haya pintado un cuadro otoñal».
Moya aclara pinta muy poco al natural pues «cuando salgo lo hago para hacer kilómetros, mirar y coger instantáneas y en mi estudio pinto tomando como referencia esas fotografías, siempre dándole el color que puede ser el más adecuado». Junto a esa variedad de paisajes, como no puede ser de otra forma, también están muy presentes los olivos o sus troncos que califica de «maravilla de la naturaleza» pues son una referencia en su pintura que también ha plasmado con otras técnicas, especialmente el grabado. «El olivo es el árbol más importante del mundo por su historia, sobre todo el tronco que para mi tiene vida, color y formas. Es difícil explicar con palabras y, por eso, prefiero hacerlo con mis pinceles». Así han surgido esta 25 obras pintadas algunas hace cuatro o cinco años como es el caso de las obras de Sierra Mágina y el paisaje de Béjar, junto a otras muy actuales pintadas este mismo año que agradece al director de la sala la oportunidad de mostrarlas al público.